Una tarde de econom¨ªa

Los males del presupuesto que defendi¨® ayer Salgado son conocidos. Menos inversi¨®n en I+D+i e infraestructuras, m¨¢s gasto corriente y unos c¨¢lculos de ingresos muy optimistas. Tras los irritantes bandazos y mensajes demag¨®gicos del Gobierno durante su preparaci¨®n, la vicepresidenta se esforz¨® ayer, sin mucha fortuna, en revestirlos de coherencia. Su argumentaci¨®n flaqueaba en lo relativo al cambio de modelo y a la retirada de est¨ªmulos fiscales.

Rajoy, mientras, mostr¨® que no le vendr¨ªan mal un par de tardes con Rato aprendiendo econom¨ªa. Desde decir que la hosteler¨ªa es un sector exportador a proclamar una relaci¨®n causa-efecto entre el acierto en las previsiones del Gobierno y la evoluci¨®n de la recaudaci¨®n, el l¨ªder del PP patin¨® varias veces en lo conceptual y abus¨® de las cifras hasta casi enredarse. S¨ª estuvo inspirado en la segunda r¨¦plica ante las facilidades que le dio Salgado. Por ejemplo, al decir que para Rajoy no hab¨ªa habido crisis econ¨®mica (olvidando la palabra internacional). O al acusar al l¨ªder del PP de resultar "previsible", lo que puso en bandeja a Rajoy lamentarse de que el presidente sea todo lo contrario: imprevisible.

La ret¨®rica tal vez le dio una ajustada victoria a los puntos, pero Rajoy, como le afe¨® la vicepresidenta, no puso encima de la mesa ni una sola idea o propuesta. Su cr¨ªtica demoledora de la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno empieza a perder eficacia cuando suena a mil veces escuchada, as¨ª que quiz¨¢ era momento de algo m¨¢s que dar, como ¨²nica receta, la confianza. No s¨®lo es que lo diga el l¨ªder pol¨ªtico que, seg¨²n las encuestas, menos confianza genera. Sino que, adem¨¢s, como sosten¨ªa Arist¨®teles, los discursos inspiran menos confianza que las acciones. Y el tono duro, implacable, de Rajoy frente al Gobierno, contrasta con la incapacidad o falta de car¨¢cter para gestionar los problemas de su propio partido.