R¨ªos y Solano (y sus piojos) han vuelto
'?aque' se vuelve a representar 30 a?os despu¨¦s con el reparto original
El lunes a las ocho de la tarde, en la sala Beckett, que est¨¢ de 20? aniversario, uno de esos hermosos milagros que a veces ofrecen la vida y el teatro, ?aque o de piojos y actores, la c¨¦lebre obra de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra sobre los dos pulgosos c¨®micos de la lengua del XVII R¨ªos y Solano, se representar¨¢ en su montaje original de hace casi 30 a?os y con los dos int¨¦rpretes que lo pasearon por todo el mundo convirti¨¦ndolo en un cl¨¢sico de la escena, Manel Dueso y Luis Miguel Climent. El espect¨¢culo, en el que la pareja de c¨®micos, sosias cervantinos de Vladimir y Estrag¨®n, presentan fragmentos de autos, entremeses y comedias, sin parar de reflexionar sobre su ef¨ªmera vida de criaturas teatrales, se podr¨¢ ver tambi¨¦n durante la semana.
Anoche, en el descanso de un ensayo, Sanchis Sinisterra recordaba con nostalgia brechtiana, contenida pero nostalgia, el estreno aquel lejano 29 de octubre de 1980 de la obra que ¨¦l mismo dirig¨ªa. "Fue en el festival de Sitges; luego estuvo rodando por pueblos y lugares de toda Espa?a, por Francia, Italia, Latinoam¨¦rica; los actores aseguran que han hecho setecientas y pico representaciones, 15 a?os ininterrumpidos, la ¨²ltima la antol¨®gica de El Teatro Fronterizo. Volver a hacerla es experimentar, los tres, lo que ha sido profesional y existencialmente el paso del tiempo". El autor y director que destaca la entrega "hasta la combusti¨®n" de los actores que requiere la obra, resalta la nueva "densidad" de este ?aque que suma lo que ha vivido el tr¨ªo en el tiempo que ha pasado. Para insertar algunos cambios, se?ala, han tenido que luchar contra la "huella del inconsciente", que les llevaba siempre al mismo camino del principio.
De la trascendencia que ha tenido el espect¨¢culo en la historia de la escena, Sanchis reflexiona que es "un poco misteriosa". Y contin¨²a: "Tiene que ver, creo, aparte de con su desnudez y austeridad, con lo que tiene de cuerpo a cuerpo de los actores con los espectadores. El tema de la obra, a diferencia de lo que pens¨¢bamos, no es tanto el Siglo de Oro, sino ese extra?o nexo que se establece con el p¨²blico, que se siente componente esencial, convocado e integrado en la ceremonia teatral. Siempre percibo esa entrega del p¨²blico, siempre se siente apelado. A veces incluso m¨¢s all¨¢ de nuestras intenciones, como cuando en una funci¨®n en Guanajuato, M¨¦xico, alguien me dijo: 'Ah¨ª est¨¢ todo Heidegger". Para Manel Dueso, volver a ?aque ha sido "convulso". Valora la madurez y el mayor bagaje teatral y vital que aportan ahora a la obra, y dice que ve al actor que fue, "no ya como un hermano peque?o sino como un nieto".
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