Un parque de dos pa¨ªses
Las sierras de Ger¨¦s y Xur¨¦s, reserva de la biosfera, unen Portugal y Espa?a
El programa Hombre y Biosfera de la Unesco ha designado en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica la segunda Reserva de la Biosfera transfronteriza. Tras la declaraci¨®n en el a?o 2006 de la Reserva Intercontinental del Mediterr¨¢neo que inclu¨ªa varios parques y reservas andaluzas y marroqu¨ªes, ahora la lista de territorios custodiados por la Unesco incluye tambi¨¦n las sierras fronterizas de Ger¨¦s y Xur¨¦s entre el norte de Portugal y el sur de Ourense.
Con una superficie de 259.496 hect¨¢reas, la nueva reserva arropar¨¢ las tierras de 11 municipios, 6 en Galicia y 5 en Portugal, englobando la totalidad del parque natural de la Baixa Limia y Serra do Xur¨¦s, en la zona espa?ola, y el parque nacional de Peneda-Ger¨¦s, en la portuguesa.
La orograf¨ªa fragosa de las monta?as ha propiciado el aislamiento de todos los municipios de la regi¨®n, pero es en la parte portuguesa donde el olvido ha conservado mejor un mundo rural dif¨ªcil de hallar en casi ning¨²n otro sitio de la Pen¨ªnsula. El r¨ªo Limia o Lima, dependiendo del lado de la frontera, es la gran vena acuosa de la comarca y en cuyo entorno se estructuran todas las cuerdas monta?osas. Las crecidas que proporcionan al cauce las mareas procedentes de su desembocadura en Viana do Castelo dan al r¨ªo la imagen fant¨¢stica de un estero selv¨¢tico arropado por una impenetrable vegetaci¨®n que convierte los paseos en piragua en una aventura.
Ponte da Barca es considerada la capital del parque nacional de Peneda-Ger¨¦s y el mejor punto de inicio para recorrer el lado portugu¨¦s de la nueva reserva. Una tierra de vino verde para un pueblo tranquilo de algo m¨¢s de 2.000 habitantes donde se ha concentrado la vida comercial de la comarca, en especial los mi¨¦rcoles, con el mercado de la ribera del Lima. El viejo puente de diez arcos da acceso hacia Arcos de Valdevez, el otro pueblo grande del contorno.
'Vinho' verde y 'espigueiros'
Pero el peque?o mundo rural perdido de estos montes hay que buscarlo r¨ªo arriba por la carretera que zigzaguea entre los bosques. La aldea de Entre Ambos os R¨ªos marca la franja de protecci¨®n del parque nacional. Aqu¨ª se encuentra una de las zonas de acampada gestionadas por el parque, desde donde se pueden alquilar piraguas para remontar el r¨ªo una veintena de kil¨®metros por uno de los tramos fluviales mejor conservados de Portugal hasta la frontera espa?ola en Lindoso. Garzas reales, cormoranes, martines pescadores, orop¨¦ndolas, lavanderas y mirlos acu¨¢ticos comparten las orillas del copioso caudal con las abundantes nutrias, que aunque muy dif¨ªciles de ver s¨ª se adivinan por los restos de su pesca.
En busca del norte hacia las sierras de Peneda la primera joya que aparece es el pueblito de Soajo, famoso por sus espigueiros, una treintena de h¨®rreos de piedra agrupados en un cerrete a las afueras del pueblo. La plaza empedrada y su pelourinho (picota) centran la vida de su casco viejo, entre callejuelas, casas de granito, acequias y huertas. Entre robledales y alguna mata de casta?os serpentea la carretera por la sierra con la amenaza de enormes bolos gran¨ªticos en equilibrio a punto de rodar hacia la calzada. El paraje de las Pe?as Calvas y la garganta del r¨ªo Peneda sorprenden a los viajeros antes de llegar a las aldeas de Tibo, Roucas y Gavieira.
Vacas cuernilargas
Un poco m¨¢s al norte aparece en la ruta el mayor cenobio de estas monta?as, el santuario de Nuestra Se?ora de Peneda, con su espectacular escalinata de 300 pelda?os, una importante muestra de la arquitectura religiosa neocl¨¢sica portuguesa. En la punta norte del parque abundan las invernadeiras y brandas salpicadas de chozos de piedra, destino de la peque?a trashumancia de vacas cuernilargas barrosas y cachenas durante el est¨ªo. Aqu¨ª se arracima otro grupo de aldeas de gran inter¨¦s etnogr¨¢fico, como Lamas de Mouro, que cuenta con un centro de interpretaci¨®n del parque, y Castro Laboreiro, donde los restos de su castillo medieval vigilan uno de los pasos del Camino de Santiago portugu¨¦s. En la zona se hallan tambi¨¦n restos de castros celtas y varios d¨®lmenes de la Edad de Piedra.
De vuelta a las riberas del Lima aparece Lindoso rodeado de vi?edos y maizales, sin duda uno de los pueblos m¨¢s peculiares de la comarca. Su castillo del siglo XIII restaurado y los sesenta espigueiros que lo rodean se han convertido en la estampa m¨¢s tur¨ªstica de la sierra Amarela, pero la aldea tiene muchas m¨¢s delicias escondidas si se recorren sus callejuelas a la sombra de tupidas vides emparradas. M¨¢s al sur y ya en el municipio de Terras de Bouro se localiza Vila do Ger¨¦s, tambi¨¦n conocida como Caldas de Ger¨¦s por sus fuentes termales. Desde aqu¨ª se accede a la Portela do Home, donde se encuentran algunos restos de la calzada romana entre Braga y Astorga. Tambi¨¦n se pueden realizar algunas excursiones senderistas por las zonas protegidas de la Mata de Albergaria, como la del r¨ªo Homen, que llega hasta una impresionante cascada, o las de Trilho da Preguica y Trilho da Calced¨®nia, que se adentran por zonas boscosas de alto valor. Al otro lado del macizo de Ger¨¦s sobrevive una de las aldeas m¨¢s remotas de Portugal, Pitoes das J¨²nias, al cuidado de las ruinas del viejo monasterio rom¨¢nico de Santa Mar¨ªa das J¨²nias (siglo XIII), edificado a orillas del r¨ªo Campesino a pocos metros de un fabuloso salto de agua.
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