Un mar en La Mancha

Cuando a mis cinco a?os en el colegio me explicaron qu¨¦ era el mar yo estaba segura de que hablaban de las Tablas de Daimiel. Una inmensidad de agua que se extend¨ªa hasta el horizonte, ¨¦sas son las Tablas que yo ve¨ªa desde la huerta de mi abuelo y que ahora a¨²n recuerdo. Una inmensidad de agua y el ruido de millares de aves diferentes vivas y alegres cubriendo de sombra mucho m¨¢s que nuestras cabezas.

Todos los que alguna vez hemos disfrutado de ese espacio temimos que alg¨²n d¨ªa las Tablas ya no fueran tablas. Para cuando las miren mis nietos, ?volver¨¢n a ser mar? Tengo serias dudas y, sin embargo, con dolerme mucho, no es lo que m¨¢s preocupa.

Hoy me asusta pensar que la Tierra, ese planeta que estamos devorando a veces creo que con sa?a, acabe como esa inmensidad de agua que yo recuerdo, siendo s¨®lo una imagen en la memoria. S¨®lo que, de ser as¨ª, ?qu¨¦ humanidad podr¨¢ recordarla?

El deterioro, y me temo que desaparici¨®n, de las Tablas de Daimiel no hemos sabido evitarlo. ?Sabremos evitar el de nuestro planeta Tierra.