Un balance espectacular aun con luces y sombras
Guevara e Ibarra coinciden en el avance logrado, aunque discrepan sobre el grado de convivencia que se ha obtenido
Nadie duda de que el periodo hist¨®rico m¨¢s pr¨®spero para el Pa¨ªs Vasco ha coincidido con la aplicaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa, que hoy cumple su trig¨¦simo aniversario desde que aquel 25 de octubre de 1979 fuese refrendado en refer¨¦ndum por m¨¢s de un 90% de los votantes. ?Qu¨¦ supuso entonces y que suponen ahora esas tres d¨¦cadas para Euskadi? EL PA?S ha sentado a debatir para ello a Emilio Guevara y Pedro Ibarra.
Emilio Guevara. El Estatuto de Gernika es el mayor logro pol¨ªtico de la historia de este pueblo, porque nunca hasta ese momento Euskadi hab¨ªa existido como tal, como sujeto pol¨ªtico. Es cierto que existi¨® un Estatuto aprobado ya en plena guerra civil y un Gobierno vasco que fue m¨¢s testimonial, y que por la contienda no lleg¨® a dar de s¨ª, ni para siquiera constituir un Parlamento. Para m¨ª, el Estatuto de Gernika, en cierto modo, es una victoria del nacionalismo, fundamentalmente porque si a alguien le pod¨ªa interesar en ese momento ese Estatuto era a los que piensan que este pueblo tiene derecho a autogobernarse.
"Es el mayor logro pol¨ªtico de la historia de este pueblo, porque nunca hab¨ªa existido como sujeto pol¨ªtico"
"Es falso que se acept¨® bajo coacci¨®n. Es una excusa que Garaikoetxea y otros se han inventado a posteriori"
"Veo leg¨ªtimo que digan que el Estatuto est¨¢ muerto, pero que le dejen en paz mientras funcione"
Pedro Ibarra. Dentro de las funciones que tienen un Gobierno o un Estado, est¨¢ el lograr el bienestar, la seguridad y el tema de la construcci¨®n de la identidad. Desde el punto de vista del bienestar y tambi¨¦n de seguridad, creo que el Estatuto ha llevado a cabo esa funci¨®n m¨¢s que con dignidad. Por supuesto, siempre se puede decir que en materia laboral o econ¨®mica se hubiese podido lograr algo m¨¢s, pero el saldo es positivo. Luego est¨¢ la otra funci¨®n de un Gobierno sobre la soluci¨®n de la construcci¨®n de una cierta identidad compartida que no supone una eliminaci¨®n del pluralismo de otras identidades. Es la idea de construir un sistema de reconocimiento compartido. Compartir una serie de valores, de rasgos, una especie de obra superpuesta que aglutine a toda la comunidad para construir la cohesi¨®n social y una convivencia adecuadas. Creo que aqu¨ª es donde no ha funcionado.
Pregunta. Volvamos un momento a tiempos pasados, y recordemos que el dirigente del PNV Julio J¨¢uregui afirm¨® que al lograr el Estatuto se hab¨ªa alcanzado el techo. A?os m¨¢s tarde, otros dirigentes nacionalistas pensaron que era una carta otorgada tras un proceso coactivo.
E. G. Decir eso, y que adem¨¢s fue aceptado m¨¢s o menos a la fuerza, es una excusa que el nacionalismo, b¨¢sicamente el PNV, alega a partir del Pacto de Lizarra. Justifica as¨ª un cambio total y dr¨¢stico de su pol¨ªtica. El Estatuto no es carta otorgada, y lo que pasa es que deriva de una Constituci¨®n y supone una constitucionalizaci¨®n de los derechos de autogobierno, de las competencias, y del propio Concierto Econ¨®mico. En cuanto a que se acept¨® bajo coacci¨®n y miedo, esto es rigurosamente falso. Yo participe en esa negociaci¨®n. Eso es una excusa que el se?or Garaikoetxea y otros se han inventado a posteriori, o el propio se?or Arzalluz, que recordemos era muy proclive a firmar y votar el texto constitucional, y se opuso a la propuesta de Paco Letamendia sobre el derecho a la autodeterminaci¨®n. En este pa¨ªs escasea la memoria. Puedo garantizar que en aquel momento jam¨¢s nos planteamos el texto, la negociaci¨®n, los art¨ªculos bajo un miedo m¨¢s o menos insuperable, o bajo la coacci¨®n.
P. I. Quisiera dar otra vuelta al tema anterior. En teor¨ªa, el Estatuto tiene que construir una identidad que est¨¦ un poco por encima. Es decir, que sea compartida por todos y que esa identidad, al mismo tiempo, -y ah¨ª est¨¢ el gran reto-, se corresponda pol¨ªticamente con el mismo Estatuto. Es decir, t¨² afirmas una identidad digamos nacional, pero no todas las identidades nacionales son iguales en intensidad, en profundidad, en exigencia. No, yo no puedo afirmar mi identidad nacional, pero mi identidad nacional, la v¨¢lida, est¨¢ reconocida, y se ejerce a trav¨¦s de este instrumento que es el marco de autogobierno, que es el Estatuto. Esa conjunci¨®n es la que no ha funcionado. Se mantienen las dos identidades.
P. ?Pero despu¨¦s de treinta a?os qu¨¦ balance se puede hacer?
E. G. El balance es espectacular. Nunca hemos tenido tantas competencias, desde el euskera a la educaci¨®n, desde la sanidad hasta la polic¨ªa. Que hay algunas competencias por transferir, pues s¨ª. Pero depende de c¨®mo se computan, porque si a m¨ª me hablan de 36 competencias como se desglosaban en el Parlamento, yo podr¨ªa hablar de m¨¢s de 800 conseguidas. El incumplimiento se ha centrado b¨¢sicamente en la materia de empleo y de seguridad social, y otras que por el juego pol¨ªtico no ha querido recibir el Gobierno vasco en unas condiciones determinadas. No es una cuesti¨®n meramente matem¨¢tica. Una norma de este car¨¢cter tiene despu¨¦s, a veces, interpretaciones distintas. Pero hablar de incumplimiento, cuando b¨¢sicamente lo m¨¢s esencial y en una proporci¨®n abrumadora se ha cumplido, me parece que es una excusa para intentar justificar ya otra pol¨ªtica y estrategia.
P. I. En la primera parte coincido con Emilio. Luego est¨¢ la parte de los incumplimientos y creo que en esto ha sido m¨¢s una pr¨¢ctica bilateral a la hora de interpretar, a la hora de decir que s¨ª ha sido un instrumento jur¨ªdico, que se constituye a partir de cierto desequilibrio en la ejecuci¨®n y en su interpretaci¨®n. Aqu¨ª no hay dos comunidades soberanas como pueden existir en un sistema federal cl¨¢sico. Hay un cierto desequilibrio que supone que a la hora de interpretar, ceder, aguantar, siempre hay una posici¨®n m¨¢s dominante de una de las partes. Y eso ha generado esa especie de cr¨ªtica, de desapego, de resistencia.
P. Se llega a un momento en que tras decir que se incumple y no ya sirve el Estatuto, se afirma, incluso, que ha muerto.
P. I. El tema de los incumplimientos no es fundamental. Hay un momento en que se dice que el ciclo ha cambiado y entonces se intenta ir m¨¢s all¨¢, y plantearse un nuevo marco de autogobierno a trav¨¦s de un pacto como es el plan Ibarretxe. Y es as¨ª.
E. G. En primer lugar, como lenguaje de mitin, de titular de peri¨®dico, decir que el Estatuto est¨¢ muerto, igual queda bien. Pero una norma jur¨ªdica nunca muere mientras no se deroga, o se sustituye por otra. Hay fuerzas pol¨ªticas que creen que en este momento ha llegado el tiempo de plantear un proceso de independencia, o como m¨ªnimo un proceso que reconozca el cauce de procedimiento para el momento en que se desee acceder a la independencia. Esto lo veo leg¨ªtimo en democracia. Ahora, lo que me resisto a creer es que para hacer ese planteamiento se quiera justificarlo hablando de una falta de eficacia, de incumplimiento, de una agon¨ªa de esa norma jur¨ªdica. Me parece bien que lo planteen como legitimo, pero que no se metan con el Estatuto. Que lo dejen en paz mientras funcione, y que adem¨¢s les viene muy bien.
P. I. En todo esto hay una parte de ret¨®rica. Es decir, que cuando lo planteen se lo creen. Dicen que esto no funciona, que hay que ir a una cosa superior y distinta, pero tampoco habr¨ªa que exagerar la argumentaci¨®n de que no funciona. Es cierto que se incumple, porque siempre dependemos de una relaci¨®n bilateral y hoy no da m¨¢s de s¨ª, pero existen razones y ganas para poner en marcha un nuevo autogobierno con un pacto para la independencia, o lo que sea. Creo que eso no se contradice. No es tanto una excusa para luego plantear una estrategia oculta, creo que es un argumento m¨¢s. Es verdad lo ¨²ltimo que ha dicho Emilio, de lo que era este pa¨ªs en 1975 y lo que cambi¨® en 15 a?os. Un cambio b¨¢rbaro. Ahora, ?eso es suficiente? Hay gente que no lo cree y eso impide elaborar una autocr¨ªtica. Ni te deslegitima si haces cierta cr¨ªtica. Adem¨¢s, desde el punto de vista de la construcci¨®n de la convivencia, eso no est¨¢ tan claro. Eso era la funci¨®n del Estatuto, y en parte no lo ha creado, y as¨ª seguimos con pol¨ªticas confrontadas.
P. ?Es hora de reformar el Estatuto? ?C¨®mo?
E. G. En 2009 la sociedad vasca tal como es, y no como a unos les gustar¨ªa que fuera, necesita seguir de momento por la misma senda. No s¨¦ por cuanto tiempo, no soy adivino, pero creo que ser¨¢ por mucho tiempo. Todav¨ªa estamos en la fase en que lo m¨¢s inteligente y lo m¨¢s correcto ser¨ªa reformar, mejorar y profundizar en el autogobierno actualizando el Estatuto.
P. I. Parece que estamos en un mundo en el cual el tema de los conceptos, sobre todo desde el punto de vista de poder territorial, o sea naci¨®n, soberan¨ªa, federalismo, etc¨¦tera, han perdido rigidez en ese aspecto. ?Qui¨¦n manda aqu¨ª, all¨¢? Por eso no ser¨ªa grave y facilitar¨ªa muchos las cosas establecer unos nuevos conceptos. La definici¨®n simb¨®lica tiene su fuerza y tiene su valor, y eso puede solucionar algunos problemas existentes.
Emilio Guevara
Emilio Guevara (Vitoria, 1941) es abogado. Fue el primer diputado general de ?lava tras la vuelta de la democracia y negociador del Estatuto y el Concierto por el PNV. En 2002 fue expulsado de este partido por cuestionar la deriva soberanista plasmada en el Pacto de Lizarra. Despu¨¦s encabez¨® la lista del PSE como independiente a las Juntas alavesas y logr¨® un esca?o en el Parlamento vasco por esta formaci¨®n que ocup¨® de 2005 a 2006. Tras dejar la pol¨ªtica ha vuelto a su actividad profesional como letrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.