Un gran hombre de Estado
Franco falleci¨® en la cama el 20 de noviembre de 1975. Se pone en marcha en ese momento lo que hemos aceptado en llamar transici¨®n. Hoy hay a¨²n muchos espa?oles que critican este proceso, afirmando que pudo hacerse mucho mejor. Yo soy de los que opinan que se hizo razonablemente bien. Una de las claves de aquel proceso fue que muchos espa?oles franquistas, por convicci¨®n o por necesidad, colaboraron desde dentro a desmontar el r¨¦gimen que naci¨® en la victoria de la Guerra Civil.
Ponernos ahora a establecer una clasificaci¨®n de qui¨¦nes m¨¢s destacaron en aquella tarea ser¨ªa intento in¨²til, pero afirmar que Sabino Fern¨¢ndez Campo fue uno de los primeros no creo que est¨¦ muy lejos de la realidad. Si yo fuese dise?ador de altares laicos ¨¦l ocupar¨ªa uno de los lugares de honor. Admito que mi opini¨®n no es muy objetiva, ya que siento por ¨¦l admiraci¨®n por lo que fue, un gran hombre de Estado.
Los espa?oles de alguna edad le recordar¨¢n como uno de los grandes protagonistas del 23-F. Y lo fue, pero ser¨ªa injusto recordarlo s¨®lo por aquellas 17 horas y media, ya que su extraordinaria inteligencia ha dejado huella en otros momentos de la historia de Espa?a.
Siendo muy joven se alist¨® en el bando sublevado, el llamado nacional, en la Guerra Civil. Con el grado de alf¨¦rez provisional particip¨® en algunas de las batallas m¨¢s duras y sangrientas y guardo en mi memoria, y en mi grabadora, los testimonios de quienes combatieron a sus ¨®rdenes, agradecidos a quien no les arriesg¨® nunca sus vidas, a aquel joven oficial que no alardeaba de valor ni comet¨ªa imprudencias. Recuerdo cuando me contaba el horror de la guerra, de la matanza in¨²til, de los asesinatos en fr¨ªo. Experiencias que le llevaron, al finalizar la guerra, a no querer hacer carrera en la milicia tradicional. Tampoco quiso ingresar en el Cuerpo Jur¨ªdico, conocedor del escaso rigor con el que se actuaba en los Consejos de Guerra. Eligi¨® servir en el Ej¨¦rcito, pero en uno de los Cuerpos m¨¢s t¨¦cnicos, el de Intervenci¨®n, donde pudo ejercer su pasi¨®n por el derecho y la econom¨ªa.
Fue secretario particular del ministro del Ej¨¦rcito de Tierra muchos a?os, donde conoci¨® a quienes tiempo despu¨¦s ocupar¨ªan los m¨¢s altos cargos, sabiendo tratar a cada uno de la forma m¨¢s adecuada en la grave crisis del 23-F. En aquella fecha era el secretario general de la Casa de S. M. el Rey, puesto en el que hab¨ªa relevado a Alfonso Armada, pero antes ocup¨® el puesto de subsecretario del Ministerio de Presidencia. Mientras otros prefirieron esperar a verlas venir, ¨¦l no dud¨® en aceptar un puesto de responsabilidad, y m¨¢s en aquellos momentos de incertidumbre, en el primer Gobierno de la monarqu¨ªa, bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro y con Alfonso Osorio como ministro. Quienes llevan al d¨ªa la contabilidad de las acciones que se han ido aprobando para reponer, si ello es posible, a los republicanos derrotados en sus derechos, saben que fue Sabino Fern¨¢ndez Campo quien como subsecretario de Presidencia propuso los primeros reconocimientos e indemnizaciones. Ya con Adolfo Su¨¢rez, Sabino fue nombrado subsecretario del Ministerio de Informaci¨®n y Turismo, puesto en el que vivir¨ªa una de las fechas m¨¢s trascendentes de la transici¨®n, el 9 de abril de 1977, la legalizaci¨®n del Partido Comunista.
En la Casa de S. M. el Rey pas¨® m¨¢s de 15 a?os, de ellos casi tres como jefe, y los anteriores como secretario general. Ser¨ªa un intento in¨²til pretender resumir en unas l¨ªneas todo lo que se hizo en esos a?os en la Jefatura del Estado. La elaboraci¨®n de la Constituci¨®n, su desarrollo normativo, la presencia de los Reyes en todos los rincones del pa¨ªs y en muchos de allende nuestras fronteras, la construcci¨®n de un verdadero aparato administrativo en torno a don Juan Carlos. Muchos a?os de confidencias, de asesoramientos, de preocupaciones, de servicio.
Si tuviese que definir a Sabino Fern¨¢ndez Campo en unas pocas palabras dir¨ªa que ha sido un extraordinario hombre de Estado y que por encima de otras consideraciones ha sabido poner el cumplimiento del deber por encima de otros valores.
El recuerdo del general Franco hace que muchos espa?oles abominen de lo militar. Personas como el general Fern¨¢ndez Campo deber¨ªan hacerles cambiar de opini¨®n. En el mundo castrense tambi¨¦n hay magn¨ªficos servidores p¨²blicos.
Javier Fern¨¢ndez L¨®pez es delegado del Gobierno en Arag¨®n y autor de Sabino Fern¨¢ndez Campo, un hombre de Estado. Barcelona 2000.
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