Los fil¨®logos en su limbo
Todo el mundo lo sabe, unas palabras son sustituidas por otras: nuevos conceptos u objetos, desgaste, necesidad de disimular el referente, modas... Pero hay palabras cuya sustituci¨®n supone un enigma. La curiosidad acompa?a a los enigmas y a la curiosidad el af¨¢n de resolverlos.
En un plazo muy corto, Letras como ant¨®nimo de Ciencias desapareci¨® en un proceso de adaptaci¨®n de la terminolog¨ªa a la realidad y sensibilidad actual. La distribuci¨®n en grupos de por s¨ª complicada qued¨® como sigue (seg¨²n RD 1393/2007, de 29 de octubre de 2007): Ciencias (en su aplicaci¨®n pr¨¢ctica Ciencias Experimentales), Ciencias de la Salud, Ciencias Jur¨ªdicas y Sociales, Artes y Humanidades, Rama T¨¦cnica. Dejando al margen ciertas presencias sorprendentes en alguno de los grupos, como por ejemplo: Ciencias de la Actividad F¨ªsica y Deportes dentro de Ciencias Sociales, y de F¨ªsica Te¨®rica y Matem¨¢ticas en el grupo de Ciencias Experimentales, lo que se manifiesta con toda claridad es que la precisi¨®n "ciencias" acompa?a a todos los grupos, salvo a la Rama T¨¦cnica y a Artes y Humanidades. No s¨®lo eso, las Humanidades, al parecer desligadas por completo de su entorno, se ven privadas tambi¨¦n de cualquier adjetivaci¨®n o determinaci¨®n que las relacione con la sociedad. Es m¨¢s, bajo el encabezamiento Humanidades, se encuentra una especialidad llamada a su vez Humanidades. No parece extra?o, por tanto, que la sociedad no llegue a comprender qu¨¦ funci¨®n atribuye el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia a las Humanidades, puesto que a quienes se agrupan bajo tal denominaci¨®n les resulta dif¨ªcil comprenderlo.
carmen codo?er El estudio de los textos y de la lengua no se considera cient¨ªfico ni ¨²til
Nuestro laboratorio: las bibliotecas que no sirven s¨®lo para preparar ex¨¢menes
Nada es casual. Constantemente estamos oyendo que el Estado debe proporcionar a la sociedad lo que la sociedad exige. Y aqu¨ª estamos de nuevo con el problema de las definiciones. Si Humanidades ha sustituido a Letras contribuyendo a la confusi¨®n ya previa entre Letras y Ciencias, "sociedad" ha sustituido a "pueblo". La ¨²ltima frase en la que la sociedad es utilizada como t¨®pico la acabo de leer en boca de un alto cargo universitario: "?Qu¨¦ queremos? ?La investigaci¨®n que desea el investigador o la que demanda la sociedad?". La contestaci¨®n a la pregunta ret¨®rica es obvia: la que demanda la sociedad. Ahora bien, la sociedad demanda lo que conoce, y si no se informa a la sociedad de las ventajas sociales que aporta esa parte de la investigaci¨®n desvinculada, seg¨²n se dice, del llamado "bienestar social", es muy dif¨ªcil que la sociedad lo demande. De modo que el an¨¢lisis del proceso nos lleva a una conclusi¨®n: es el Estado, a trav¨¦s del Gobierno, quien decide lo que es ¨²til o in¨²til.?se es el n¨²cleo de la cuesti¨®n: la ciencia es ¨²til; las Huma
nidades no son ciencia, ergo, las Humanidades son in¨²tiles. Este es un silogismo simple que cumple todos los requisitos exigibles para ser v¨¢lido y ¨¦ste es el mensaje que se est¨¢ lanzando d¨ªa tras d¨ªa a la "sociedad". La existencia de las Humanidades se justifica exclusivamente en funci¨®n de su valor como transmisora de cultura. No s¨¦ exactamente qu¨¦ entienden por cultura quienes tienen en sus manos la educaci¨®n de un pa¨ªs. Algo se puede deducir del ¨¦nfasis puesto sobre ciertas cuestiones: saber un idioma extranjero (preferentemente ingl¨¦s) y entender bien un texto. Lo primero puede hacerse en una Escuela de Idiomas, lo segundo debe lograrse en el Bachillerato. ?Qu¨¦ nos queda, entonces, a las Humanidades? El destino es claro: la docencia. Curiosamente, entre la valoraci¨®n que se da a las Humanidades y la que se otorga a los docentes existe una correlaci¨®n perfecta. Aqu¨ª no hay paradojas. Si las Humanidades son in¨²tiles, es evidente que la valoraci¨®n de los docentes no puede ser muy alta. De hecho, no lo es.
Pero de nuevo las paradojas sobrevienen: en aparente contradicci¨®n con todo lo anterior, en los Proyectos I+D que apoyan la investigaci¨®n est¨¢n insertas las Humanidades. A muchos grupos de investigaci¨®n de Humanidades se les conceden anualmente esos Proyectos. ?Se ha planteado la sociedad qu¨¦ hacemos con la ayuda que se nos concede? ?Se han planteado los medios de comunicaci¨®n por qu¨¦ se nos considera investigadores, a pesar de los esfuerzos continuados por mostrar que no lo somos? ?Hacen algo por informarse en qu¨¦ consiste la investigaci¨®n que llevamos a cabo? Si no somos "cient¨ªficos", ?por qu¨¦ se nos considera investigadores? Si es una paradoja, ?por qu¨¦ no averiguar qu¨¦ yace en el fondo de ella?
La Filolog¨ªa, por limitarme a aquello que conozco bien, no debe confundirse con la "est¨¦tica". Hablar de est¨¦tica es hablar de los creadores de literatura, no de los fil¨®logos dedicados a estudiar y analizar las creaciones literarias entre otras muchas cosas. Porque la Filolog¨ªa no se limita al an¨¢lisis de los textos literarios. Tarea de los fil¨®logos es analizar los textos, todo tipo de textos. Funci¨®n de la Filolog¨ªa es tambi¨¦n el estudio de textos t¨¦cnicos, de diccionarios, enciclopedias, glosarios. Tambi¨¦n es competencia del fil¨®logo estudiar la evoluci¨®n de las lenguas a lo largo de la historia y ahondar en los modos de transmisi¨®n del texto estudiado, en la recepci¨®n de los mismos; y para realizar adecuadamente ese an¨¢lisis el fil¨®logo aplica una metodolog¨ªa, dura y rigurosa, porque el objeto sobre el que trabaja es en cada caso un unicum. No pretendemos alcanzar la verdad, pero s¨ª una comprensi¨®n lo m¨¢s pr¨®xima posible del mundo creado y del mundo en que ha sido o fue creado el texto.
No s¨¦ el grado de "utilidad" que se atribuye a la Filolog¨ªa porque imagino que el concepto de utilidad manejado habitualmente no tiene apartados para ella. Sin embargo, aun dejando al margen su valor para recuperar un pasado y vincularlo con el presente, la capacidad de an¨¢lisis que exige, la necesidad de desarrollar competencias m¨²ltiples y de contactar con realidades diversas ser¨ªa motivo suficiente para contar con nosotros como algo m¨¢s que un adorno cultural.
Nuestro laboratorio son las bibliotecas que no sirven s¨®lo para preparar ex¨¢menes, sino que est¨¢n al servicio de quienes trabajan con los textos. Pero nunca he visto en ning¨²n medio de comunicaci¨®n que al hablar de la investigaci¨®n en Espa?a se nos cite; eso s¨ª, como la reproducci¨®n del cuadro estad¨ªstico es obligatorio, all¨ª aparecemos, pero ninguna menci¨®n posterior, nunca una fotograf¨ªa de una biblioteca con usuarios. Todas las bibliotecas son iguales y todos los usuarios iguales. Como no llevamos batas blancas y no estamos rodeados de aparatos y probetas m¨²ltiples, como el libro es algo que maneja todo el mundo, como el estar ante un libro con ordenador no es significativo, dej¨¦moslo. Me pregunto una vez m¨¢s: ?por qu¨¦ no se intenta explicar que la formaci¨®n que proporciona la Filolog¨ªa consiste en dotar de rigor al estudio de esa parte de la producci¨®n humana m¨¢s dif¨ªcil de someter a normas? ?Por qu¨¦ relegarnos a un limbo expresamente creado para nosotros?
Carmen Codo?er es catedr¨¢tica em¨¦rita de Filolog¨ªa Latina. Universidad de Salamanca.
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