Las ventajas del cuerpo de casa
La crisis abierta dentro del Partido Popular a cuenta de la designaci¨®n del presidente de Caja Madrid es un incidente de recorrido en la particular cruzada librada por Esperanza Aguirre para sustituir en 2012 a Mariano Rajoy como candidato popular. El zarzuelero episodio de su confrontaci¨®n con Manuel Cobo muestra el perfil del sedicente liberalismo de la presidenta madrile?a; su petici¨®n de que el Comit¨¦ de Conflictos regional del PP corte la cabeza al vicealcalde madrile?o por sus declaraciones a EL PA?S se halla en las ant¨ªpodas de la admirable defensa de la libertad de expresi¨®n de Stuart Mill y resulta digna de la Reina de Corazones de Lewis Carroll.
Se dir¨ªa que la l¨®gica de los partidos, motor del funcionamiento de los modernos Estados democr¨¢ticos, enloquece de manera trapacera cuando sus decisiones recaen sobre la designaci¨®n de los miembros de ¨®rganos e instituciones. Las Cajas de Ahorro -controladas y tuteladas por las Comunidades Aut¨®nomas- constituyen un excelente ejemplo de esa desviada conducta de los partidos a la hora de cubrir cargos de ese tipo: la fidelidad a los partidos y la obediencia a sus ¨®rdenes predominan como virtud sobre cualquier otro criterio.
La candidatura de Ignacio Gonz¨¢lez para Caja Madrid muestra la osad¨ªa de Esperanza Aguirre
Pero el seguimiento por los elegidos de las instrucciones de sus padrinos choca frontalmente con los requisitos de independencia, capacidad y m¨¦rito exigidos para el desempe?o de sus cargos. La mayor amenaza de los sistemas democr¨¢ticos no acampa fuera de sus murallas, sino que procede del secuestro de los ¨®rganos y entes p¨²blicos aut¨®nomos perpetrado por los v¨ªnculos de vasallaje que les subordinan a unos partidos fuertemente centralizados y jerarquizados.
La crisis econ¨®mica actualiza las denuncias de utilizaci¨®n de las Cajas por los partidos tanto para su financiaci¨®n como para provecho de sus amigos, patrocinadores y clientes. La reciente intervenci¨®n de la Caja de Castilla-La Mancha y las noticias o rumores sobre fusiones entre cajas en dificultades han dado vuelo a los viejos recelos sobre la culpabilidad de las formaciones pol¨ªticas por los cr¨¦ditos fallidos y las inversiones fraudulentas. En ese camino de irresponsabilidad partidista, Esperanza Aguirre ha batido todas las marcas ol¨ªmpicas de audacia y desparpajo mediante la propuesta de que el presidente de Caja Madrid sea Ignacio Gonz¨¢lez, vicepresidente de la Comunidad madrile?a y su hombre de confianza.
Caja Madrid es la cuarta entidad financiera espa?ola por su volumen de activos: con siete millones de cuentas, tiene 2.200 oficinas y 15.000 empleados. La experiencia financiera de Gonz¨¢lez para gobernar ese imperio es un secreto mejor guardado que los arcanos del C¨®digo Da Vinci: s¨®lo sabemos que le gusta llevar en el bolsillo -como a los tratantes de ganado- gruesos fajos de billetes para pagar cash dos billetes de ida y vuelta Madrid-Johannesburgo en primera. Funcionario del Cuerpo T¨¦cnico Superior del Ayuntamiento de Madrid, ingres¨® en la ¨®rbita de Aguirre cuando ¨¦sta era concejala de Medio Ambiente y la sigui¨® -como subsecretario- cuando fue nombrada en 1996 ministra de Educaci¨®n.
Mientras Aguirre ocup¨® la presidencia del Senado, Gonz¨¢lez ascendi¨® a secretario de Estado, primero en Administraciones P¨²blicas y luego en Interior. Al ganar su madrina las elecciones a la presidencia de la Comunidad madrile?a, se reincorpor¨® a su s¨¦quito. El curr¨ªculum oficial de Gonz¨¢lez destaca que es un "profundo conocedor" de la Administraci¨®n P¨²blica, un "lector empedernido" y un "aficionado al deporte y a la m¨²sica", pero no dice ni una palabra sobre su experiencia o sabidur¨ªa financieras.
No es de extra?ar que Aguirre est¨¦ emperrada en contar con los servicios de ese fiel empleado del cuerpo de casa para que siga ejecutando al frente de Caja Madrid las ¨®rdenes sobre empleos, enchufes, patrocinios y operaciones en favor de las personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas de su entorno que ya le ven¨ªa dando como vicepresidente de la Comunidad. En manos de esta feroz intervencionista, m¨¢gicamente transmutada en inveros¨ªmil liberal por su corte de aduladores, Caja Madrid ser¨ªa un ca?¨®n Berta enfilado contra la sede nacional del Partido Popular. Pero lo m¨¢s sorprendente de esta triste historia de osad¨ªa, descaro y nepotismo son las oscuras connivencias mantenidas con Esperanza Aguirre e Ignacio Gonz¨¢lez por Tom¨¢s G¨®mez y el PSOE madrile?o con el objetivo de ayudarles en su plan de abordar como piratas Caja Madrid.
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