La debilidad de Camps fortalece a barones pr¨®ximos a Aguirre

Una de las batallas de la guerra interna del PP que mantienen en Madrid los partidarios y detractores de Mariano Rajoy se libra en Valencia, uno de los feudos del l¨ªder popular. Y una de sus v¨ªctimas m¨¢s significativas ha sido Ricardo Costa, que ayer, antes de ser suspendido de militancia, hizo unas declaraciones en las que se reivindicaba como secretario general del PP valenciano.

A su llegada a las Cortes, Costa dijo que "como militante y como secretario general" lamentaba que la direcci¨®n nacional del PP no le hubiera llamado a declarar. Fue la gota que colm¨® el vaso de la paciencia de G¨¦nova, que decidi¨® de inmediato suspenderlo de militancia, con lo que a la vez dejaba en evidencia a Camps. Costa, consciente o inconscientemente, no s¨®lo debilit¨® y volvi¨® a dejar en evidencia al presidente valenciano, sino que reforz¨® el poder de los barones provinciales, dos de los cuales, al menos, est¨¢n cerca de Esperanza Aguirre.

El resultado no puede ser m¨¢s desastroso para el presidente valenciano, que queda a la intemperie ante la direcci¨®n nacional y en una situaci¨®n de extrema debilidad frente a los tres barones provinciales del PP: Carlos Fabra (Castell¨®n), Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll (Alicante) y Alfonso Rus (Valencia).

Camps aparenta una posici¨®n de fuerza que est¨¢ lejos de la realidad. Incluso se ha permitido el lujo de no tener en cuenta la petici¨®n de los tres presidentes provinciales que, pese a sus intereses dispares, han sido capaces de ponerse de acuerdo para exigir a Camps una reuni¨®n de urgencia para hablar sobre c¨®mo reconducir la grave crisis institucional y de partido en la que est¨¢n inmersos los populares valencianos.

Fabra, Ripoll y Rus tienen pactada una hoja de ruta que incluye la convocatoria de un Comit¨¦ Ejecutivo Regional del PP para elegir secretario general; la designaci¨®n de un nuevo portavoz parlamentario y la necesidad de hacer una crisis de gobierno para sacar al Ejecutivo de Camps de la par¨¢lisis en la que est¨¢ inmerso desde hace casi un a?o.

El presidente valenciano, que en un principio pareci¨® dispuesto a recibirlos esta misma semana, ha empezado a darles largas. La alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, pese a su evidente distanciamiento de Camps, le ech¨® un capote: "El presidente marca los tiempos". En realidad, ha sido G¨¦nova quien le ha marcado el paso a un presidente renuente a hacer caso a las directrices que el equipo de Mariano Rajoy le empez¨® a dar ya el 9 de octubre.

Las afinidades pol¨ªticas de los barones territoriales en el seno del PP no son id¨¦nticas. Es claro que Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de Alicante, est¨¢ alineado con Eduardo Zaplana y, por extensi¨®n, con Esperanza Aguirre. Carlos Fabra, con aparentes contradicciones en su discurso respecto de Costa e incluso de Camps, tambi¨¦n est¨¢ conectado con la presidenta madrile?a a trav¨¦s de su yerno, Juan Jos¨¦ G¨¹emes, consejero de Sanidad en el Gobierno madrile?o. Y Alfonso Rus, l¨ªder provincial del PP de Valencia, mantiene una posici¨®n m¨¢s indefinida; pero todos coinciden en que jugar¨¢ a caballo ganador.

La suspensi¨®n cautelar de militancia de Ricardo Costa acent¨²a, adem¨¢s, la fragmentaci¨®n del grupo parlamentario del PP en las Cortes valencianas. Costa, de momento, permanecer¨¢ en el Grupo Popular a la espera de que se resuelva el expediente en G¨¦nova.

Algunos de sus compa?eros de bancada, en su primera reaparici¨®n tras el pol¨¦mico Comit¨¦ Ejecutivo Regional del PP, lo saludaron efusivamente. Otros lo evitaron.

Costa pide a G¨¦nova que le cite y, si no, que ratifique su gesti¨®n