La derrota de Zelaya
El golpe de Estado del pasado 28 de junio en Honduras con el que el Ej¨¦rcito derrocaba al presidente Manuel Zelaya, ha acabado por prevalecer. El acuerdo que pone fin al encierro voluntario del presidente leg¨ªtimo en la embajada brasile?a en Tegucigalpa preserva apenas una hoja de parra para que Zelaya salve la cara. Si el Congreso as¨ª lo aprueba, tras o¨ªr el dictamen del Tribunal Supremo -ambos organismos nada zelayistas-, el mandatario ser¨¢ restablecido en su cargo, pero en modo alguno en el poder.
El d¨ªa 5 deber¨¢ haber gobierno de reconciliaci¨®n nacional, y el 29 de noviembre, elecciones presidenciales, como estaba previsto, cuyos dos candidatos principales son miembros de la clase pol¨ªtica tradicional y por ello opuestos al de Zelaya que hab¨ªa desarrollado un chavismo social con anhelos inconstitucionales de reelecci¨®n. Zelaya se pliega para recuperar formalmente la presidencia, pero como el Congreso no se reunir¨¢ hasta despu¨¦s de las elecciones, su reposici¨®n s¨®lo ser¨ªa en diciembre, y permanecer¨ªa en el cargo hasta el 29 de enero, fecha en la que dar¨¢ el relevo a su sucesor.
Y si Zelaya ha sido derrotado y Micheletti ha ganado, otro triunfador es el presidente Obama. El competente encargado de asuntos latinoamericanos, Thomas Shannon, ha presidido esta fase de las negociaciones barriendo las ¨²ltimas objeciones de Micheletti, pero sirviendo tambi¨¦n a los intereses de su pa¨ªs: el golpe ha sido condenado en fondo y forma; Manuel Zelaya ya puede ser repuesto; y, en especial, el fantasma del chavismo deja de cernerse sobre Honduras. Es un ¨¦xito modesto, pero bienvenido para una pol¨ªtica exterior que no anda sobrada de ellos.
Si los que ganan son los golpistas, la diplomacia norteamericana, la liturgia democr¨¢tica e, incluso, Brasil, cuya embajada llevaba un mes sitiada, el que seguro pierde es el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez, porque el zelayismo ya no ser¨¢ su cabeza de puente en Tegucigalpa.
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