Mahmud Abbas anuncia que no se presentar¨¢ a las elecciones palestinas
El l¨ªder de la OLP, decepcionado con Obama, lleva 20 a?os de negociaci¨®n sin frutos
Con tono elocuente, arremetiendo contra Israel y Ham¨¢s como enemigos de la negociaci¨®n, y en un mensaje le¨ªdo y televisado cuyo principal destinatario s¨®lo puede ser Barack Obama, el presidente palestino, Mahmud Abbas, anunci¨® anoche: "He dicho a mis hermanos de la OLP que no quiero presentarme a las elecciones" presidenciales y legislativas del 24 de enero. No obstante, sus palabras fueron tan medidas que no puede descartarse que reconsidere su decisi¨®n.
Aunque advirti¨® que su amenaza "no es una posici¨®n negociadora ni una maniobra", lo ¨²nico cierto es que su alocuci¨®n supone un severo toque de atenci¨®n a la comunidad internacional procedente de un l¨ªder impotente que ha negociado, sin cosechar fruto alguno, durante dos d¨¦cadas hasta la extenuaci¨®n.
Es temerario aventurar que la decisi¨®n supone el fin de su carrera
Presidente de la Autoridad Palestina desde enero de 2005, sucesor del fallecido Yasir Arafat, fundador de Al Fatah, arquitecto de los Acuerdos de Oslo firmados en 1993, y decidido partidario del di¨¢logo para abordar el eterno conflicto con Israel, no es la primera vez que Abbas, de 74 a?os, amaga con la retirada de la vida pol¨ªtica.
Pero esta vez -sin olvidar los asuntos m¨¢s espinosos: fronteras de 1967, fin a la ocupaci¨®n, Jerusal¨¦n Este, refugiados, prisioneros, seguridad y agua- a?adi¨® solemnidad a su desaf¨ªo. Con todo, aventurar que su decisi¨®n es un punto final a su carrera pol¨ªtica es temerario. Porque, ?qu¨¦ significado tiene su renuncia a competir en unas elecciones que la mayor¨ªa de analistas, diplom¨¢ticos y dirigentes pol¨ªticos palestinos creen inviables mientras perdure la divisi¨®n entre Gaza, gobernada por Ham¨¢s, y Cisjordania?
A ello hay que sumar la enorme presi¨®n pol¨ªtica que afrontar¨¢ en las pr¨®ximas semanas. Los llamamientos desde las capitales ¨¢rabes -especialmente Amm¨¢n y El Cairo- para que Abu Mazen permanezca en el cargo comenzaron antes de su discurso. No puede descartarse que en el teatro pol¨ªtico palestino la amenaza de Abbas resulte s¨®lo un serio aviso al ¨²nico pa¨ªs que puede retorcer el brazo al Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu para forzar la reanudaci¨®n del proceso de paz: Estados Unidos. Una semana atr¨¢s, cuando Abbas sugiri¨® su retirada, Obama le telefone¨® para conminarle a echar el freno.
Defraudado y hastiado por los procesos de paz que la inmensa mayor¨ªa de los palestinos considera dos d¨¦cadas de tomadura de pelo; desacreditado ante sus compatriotas por sus repetidos fracasos a la hora de frenar la ocupaci¨®n y por demorar en Naciones Unidas el informe que acusa a Israel de perpetrar cr¨ªmenes de guerra en Gaza; detestado por sus rivales islamistas, que le consideran un presidente ileg¨ªtimo desde que su mandato finalizara en enero pasado, a Abbas, que gobierna desde entonces a base de decretos, le resta una ¨²nica carta que jugar: Obama.
Arranc¨® con br¨ªos el inquilino de la Casa Blanca y despert¨® expectativas inusitadas desde el inicio de su mandato. Ni un solo ladrillo m¨¢s deber¨ªa colocarse en las colonias jud¨ªas, insistieron los enviados de Washington a Oriente Pr¨®ximo. M¨¢s de 3.000 viviendas se construyen a d¨ªa de hoy. Abbas acus¨® a EE UU de "favorecer a Israel".
De poco han servido a Abbas la moderaci¨®n y el pragmatismo en la respuesta a las pol¨ªticas de los Gobiernos israel¨ªes en Cisjordania, al sistem¨¢tico expolio de tierras palestinas para impulsar la expansi¨®n de las colonias. Escaso cr¨¦dito le ha granjeado, a ojos del Gobierno israel¨ª, la decidida represi¨®n contra Ham¨¢s en Cisjordania, un asunto en el que insisten los dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina. Mientras tratan de cumplir las exigencias de la Hoja de Ruta -una lucha sin cuartel contra la violencia y el terrorismo-, el Gobierno de Netanyahu, y antes el de Ehud Olmert, y antes el de Ariel Sharon, y as¨ª hasta 1967, no han hecho sino profundizar la colonizaci¨®n. Cuando se suscribieron los Acuerdos de Oslo, 100.000 colonos poblaban Cisjordania. Hoy son 300.000, y 200.000 m¨¢s en Jerusal¨¦n Este.
Ahora se abre un panorama pol¨ªtico cargado de interrogantes. ?Acordar¨¢ Al Fatah un candidato sin que vuelen las navajas? Dif¨ªcil. ?Se celebrar¨¢n las elecciones teniendo en cuenta que Ham¨¢s ha advertido que sin pacto de reconciliaci¨®n palestino no habr¨¢ comicios en Gaza? Complicado. Y finalmente, ?Qu¨¦ ser¨¢ del nonato proceso de paz?
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