Un cuento que nunca cambia
Los fallos y las desatenciones defensivas siguen condenando al Atl¨¦tico
Hay cosas que nunca cambian. Por mucho que el t¨¦cnico de turno (Quique en este caso) se empe?e en destilar entusiasmo con eso de que empieza a ver la luz al final del t¨²nel. Por mucho que los jugadores lo alaben en p¨²blico por sus capacidades comunicativas, por el di¨¢logo, por organizar sesiones de trabajo m¨¢s duras y m¨¢s ordenadas. Pues parece que con el Atl¨¦tico no vale ni con eso. De ah¨ª que hay cosas que nunca cambian. Como los goles tempraneros en el Vicente Calder¨®n. Como las desatenciones defensivas y los fallos, m¨¢s propios de un debutante que de un jugador de Primera, de Cleber Santana.
Evidentemente Quique, que en el intento hasta se ha quedado af¨®nico de tanto gritar y de tanto dar indicaciones, no puede cambiar en tan s¨®lo tres partidos una din¨¢mica que en el equipo rojiblanco parece end¨¦mica. Si Van Nistelrooy hace dos a?os y Ra¨²l la campa?a pasada marcaron a los 34 segundos, este a?o fue Kak¨¢ (eso s¨ª, con cuatro minutos de retraso) en acallar las gradas del Calder¨®n y sorprender a Asenjo. No hay forma de que el Atl¨¦tico salga enchufado y evite que el partido se complique de mala manera en los primeros minutos.
Un objeto lanzado desde la grada impact¨® en la cara del t¨¦cnico chileno
A Asenjo no le ayudaron ni los defensas ni Cleber Santana. Hay detalles que dicen mucho del estado en el que se encuentra un equipo. No es casualidad que los rojiblancos sean los m¨¢s goleados de Primera y Segunda. Cleber fall¨® en los dos primeros goles, perdiendo una pelota primero ante Xabi y luego ante Benzema. Ni Perea, ni Pablo acudieron al rescate. Si hay algo que un central nunca puede dejar de hacer es achicar el campo. Pues resulta que los centrales del Atl¨¦tico hacen o¨ªdos sordos. Lo demuestra, entre otras cosas, el gol de Marcelo y la desatenci¨®n en varias jugadas de ataque del Madrid.
En el segundo tanto de los de Pellegrini, Benzema estaba dentro del ¨¢rea con el bal¨®n al pie (tras una perdida, otra m¨¢s, de Cleber) y en vez de achicar, Perea y Pablo recularon. El franc¨¦s ten¨ªa campo abierto para servir el pase de gol a Marcelo. El equipo rojiblanco segu¨ªa v¨ªctima de la desorganizaci¨®n, por mucho que Quique intente atrasar la l¨ªnea defensiva. En un lanzamiento de falta de Xabi hab¨ªa seis jugadores del Atl¨¦tico en la barrera y ni uno fij¨¢ndose en que Sergio Ramos y Marcelo estaban solos en la frontal del ¨¢rea. La misma pel¨ªcula en otra jugada y en otro lanzamiento (de Marcelo) desde los tres cuartos de campo con tres hombres del Madrid en el primer palo y Perea de espaldas mirando al cielo. Cuando no mir¨® arriba, intent¨® regatear a Higua¨ªn dentro del ¨¢rea. La peor noticia para el Atl¨¦tico (adem¨¢s de ver c¨®mo alguien del p¨²blico le tiraba una piedra a la cara a Manuel Pellegrini) es que hasta Forl¨¢n, salvo en el gol, parece haberse dejado contagiar.
Eso s¨ª, los m¨¢s optimistas se pueden conformar con el rendimiento de Reyes, que se ha transformado, y con el entusiasmo de Quique que al menos, con su trabajo an¨ªmico, ha conseguido que el equipo no pierda la capacidad de reacci¨®n.
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