"El error de Su¨¢rez fue la forma de legalizar el PCE"
A su muerte no dej¨® memorias, aunque s¨ª un gran recuerdo y algunos testimonios muy valiosos. Su viuda todav¨ªa est¨¢ leyendo telegramas y cartas de condolencia. "Ayer abr¨ª el de Zapatero, precioso texto...", explicaba el pasado jueves. Sabino Fern¨¢ndez Campo (1918 - 2009) fue un hombre clave en el control del intento de golpe de estado del 23-F. En privado hab¨ªa dado detalles de aquel dram¨¢tico d¨ªa que se filtraron y desembocaron en papel escrito. Pero poco antes de morir lo hizo ante una c¨¢mara de televisi¨®n. Acept¨® grabar una larga entrevista para un documental sobre la figura de Adolfo Su¨¢rez que aparecer¨¢ en pocas semanas. ?sta es la transcripci¨®n de una parte de la conversaci¨®n mantenida con el periodista Manuel Campo Vidal. Fue como un peque?o testamento de gran valor a falta de memorias.
"Creo que no se hubiera llegado al 23-F sin ese malestar militar"
"Mart¨ªn Villa habl¨® con alguien que le dijo que todo estaba solucionado"
"El fallo estuvo en hacerlo por sorpresa, porque prometi¨® no autorizarlo"
"Le dije a Tejero: 'No vuelvas a usar el nombre del Rey, no est¨¢s autorizado"
"El discurso de don Juan Carlos se dio cuando se pudo, no esperando a nada"
"El agradecimiento a Su¨¢rez ten¨ªa que ser enorme... yo le admiro mucho"
"El hombre ha tenido tan mala suerte familiar y luego esta enfermedad..."
Pregunta. ?Estaba Su¨¢rez informado antes de dimitir de que hab¨ªa movimientos militares? Recordemos que un mes despu¨¦s se produjo el 23-F, el intento de golpe de estado. ?Intent¨® con su dimisi¨®n frenar ese golpe?
Respuesta. El caso es que meditando sobre lo que pas¨®, al repasar su discurso de dimisi¨®n, hay un p¨¢rrafo muy significativo que dice que su presencia en el Gobierno no quiere que signifique una interrupci¨®n, un lapsus, en el desenvolvimiento democr¨¢tico de Espa?a y que debe apartarse para impedirlo. Es decir, que ah¨ª se puede interpretar que ¨¦l sab¨ªa algo de eso. Verdaderamente el malestar era exagerado porque se consideraba que hubo un desprecio -debo de decirlo, yo era militar tambi¨¦n- cuando se legaliz¨® por sorpresa el Partido Comunista.
P. ?l se hab¨ªa reunido con los militares en septiembre del a?o 76, ocho meses antes de la legalizaci¨®n del PCE para explicarles la reforma. ?C¨®mo discurri¨® aquella reuni¨®n?
R. A Alfonso Osorio, que era ministro de la Presidencia, y a Andr¨¦s Reguera, que era el ministro m¨ªo, de Informaci¨®n y Turismo, yo les suger¨ª: "?Qu¨¦ tal si Adolfo re¨²ne a los altos jefes militares y les explica su plan, para hacerles ver que es necesario cambiar, con toda prudencia? Y que les pida su ayuda para mantener la tranquilidad y el orden". Les pareci¨® muy bien conociendo a Adolfo, que ten¨ªa una gran habilidad para hablar con la gente y convencerla de lo que fuera, porque era muy h¨¢bil en eso, muy simp¨¢tico, muy agradable. Adolfo tuvo esa reuni¨®n con los tres ministros militares que hab¨ªa entonces y con los capitanes generales y almirantes de departamento mar¨ªtimo. Acudieron con cierta reserva, con cierto recelo, "?qu¨¦ nos va a decir este muchacho, qu¨¦ nos va a contar? Si ¨¦l viene del Movimiento y ahora est¨¢ destroz¨¢ndolo todo". Hab¨ªa una prevenci¨®n l¨®gica en personas que llevaban tiempo viviendo un sistema y una situaci¨®n. Pero sali¨® todo estupendamente: les convenci¨®, les pidi¨® el favor de que le ayudaran, salieron diciendo que hab¨ªa que ayudarle... el entusiasmo fue enorme. Salieron dando vivas a Su¨¢rez y a su familia. Eso bien se supo.
P. Pero no contaban con la legalizaci¨®n del PCE m¨¢s adelante...
R. Creo que el error estuvo, no en el reconocimiento del Partido Comunista, sino en la forma de hacerlo por sorpresa. En aquella reuni¨®n taxativamente dijo: "Se van a reconocer los partidos pol¨ªticos pero de ninguna manera se va a reconocer al Partido Comunista". Entonces, salieron todos encantados porque la guerra hab¨ªa sido contra el comunismo y dem¨¢s. Hubo unanimidad.
P. ?D¨®nde estaba usted en aquel momento tan delicado, la Semana Santa de 1977, cuando se legaliz¨® el PCE?
R. Yo estaba todav¨ªa en Informaci¨®n y Turismo. Me llama el ministro Reguera, que estaba fuera de Madrid, y me env¨ªa a una reuni¨®n con Rodolfo Mart¨ªn Villa. All¨ª me dijo: "Desde la Direcci¨®n General de Prensa, preparar la forma de decir que ma?ana sale el reconocimiento del Partido Comunista". Para m¨ª fue una sorpresa y dije: "?Pero se ha dicho a los militares que no se cumple aquella promesa?". ?l se qued¨® un poco parado. Me dijo que esperara; se march¨® a hablar con alguien y al volver afirm¨®: "Est¨¢ todo arreglado, no te preocupes". Pero no estaba arreglado. No s¨¦ qu¨¦ pas¨®, el caso es que alguien aconsej¨® que, o se hac¨ªa de esa manera, por sorpresa, o pod¨ªa haber dificultades.
P. Pero esas dificultades se hubieran producido...
R. No las hubiera habido. Eso respondo, porque yo habl¨¦ con muchos de ellos o con casi todos porque los conoc¨ªa por haber estado en el ministerio muchos a?os. La desilusi¨®n fue enorme. M¨¢s que ofensa, lo consideraron desprecio. Es decir, reunir a todas las cabezas m¨¢s importantes de las fuerzas de Tierra, Mar y Aire, hacerles una promesa seria y luego que se enteren por la prensa de que no se ha cumplido, lo consideraron un desprecio, una tomadura de pelo por lo menos. Y de ah¨ª vinieron muchas cosas, no s¨¦ hasta d¨®nde, pero yo creo que muchas.
P. Pero, ?realmente ellos hubieran aceptado en otras circunstancias la legalizaci¨®n del Partido Comunista?
R. Si los vuelve a llamar, conociendo a Adolfo, a pesar de haber hecho esa promesa, y les dice: "Tengo que hacer una rectificaci¨®n. Lo he meditado mucho y lo de reconocer al Partido Comunista va a ser indispensable para que la democracia sea plena y para conocer las posibilidades electorales de ese partido. Mantener ese grupo en la clandestinidad ser¨ªa mucho peor. Mejor tenerlos controlados, con unos estatutos...". Los convence. Estoy completamente seguro. Fue una pena. Le aconsejaron, no s¨¦ exactamente qui¨¦n, que, o se hace por sorpresa o no se hace, porque se van a oponer. Pero la sorpresa se consider¨® eso, un desprecio. Ah¨ª comienza un malestar que se fue arrastrando. Los que estaban conformes con esa transformaci¨®n empezaron a no estarlo tanto y creo que se fue transmitiendo ese malestar que pudo dar lugar, entre otros motivos, a un acontecimiento tan extra?o y tan penoso como el golpe del 23 de febrero. Creo que no se hubiera llegado al 23-F sin ese malestar militar al que se un¨ªan muchas otras cosas.
P. ?Qu¨¦ otras cosas? El terrorismo...
R. S¨ª y la sorpresa de un cambio radical para unos se?ores que estaban acostumbrados a un sistema y de repente se abren las puertas a una democracia que se hab¨ªa considerado siempre peligrosa. Pero los hubiera convencido, porque Adolfo ten¨ªa unas condiciones para eso extraordinarias. Para eso y para muchas otras cosas. Yo lo admiro mucho y siento much¨ªsimo la situaci¨®n en la que ahora est¨¢ porque es verdaderamente penosa. Pregunto al hijo, pero... Incluso un d¨ªa hab¨ªamos preparado que yo fuera a almorzar con Adolfo y luego me dijo que no, porque no iba a saber qui¨¦n era yo, y que lo ¨ªbamos a pasar mal todos. Le tengo un cari?o enorme, admiraci¨®n y agradecimiento. Pero creo que ah¨ª estuvo mal aconsejado. Mal aconsejado porque cuando yo me entrevist¨¦ con Rodolfo Mart¨ªn Villa, ¨¦l fue a hablar con alguien que le dijo que estaba todo solucionado. Y se equivoc¨®.
P. ?Y no sabe con qui¨¦n habl¨® Martin Villa?
R. No. Yo me imagino que con un militar porque, claro, en aquel tema la opini¨®n de un militar era muy importante. No lo s¨¦ y no se pueden hacer especulaciones porque a m¨ª no me lo dijo Rodolfo Mart¨ªn Villa.
P. ?Qu¨¦ suerte que estaba usted en la Zarzuela la noche la tarde del 23-F!
R. No, suerte no. Se hizo... vamos, el Rey es el que lo hizo todo. El Rey fue el que llam¨® a todos los capitanes generales. Algunos acataron inmediatamente las ¨®rdenes. El capit¨¢n general de Valencia, Milans del Bosch, tambi¨¦n retir¨® los carros que hab¨ªa sacado a la calle. En fin, el Rey lo hizo todo, pero hubo que hacerlo.
P. De aquella noche del 23-F viene aquella frase que se le atribuye a usted desde Zarzuela: "El general Armada ni est¨¢, ni se le espera". ?Fue exactamente as¨ª?
R. No es que yo buscara una frase hist¨®rica para grabarla en letras de bronce. Era la verdad. A m¨ª, la conversaci¨®n con el general Juste, de la Acorazada Brunete, me hab¨ªa hecho pensar que la presencia de Armada en Zarzuela era una cosa convenida entre ellos. Es decir, cuando eso se produzca, cuando Armada est¨¦ ah¨ª, es que las cosas est¨¢n en forma. Por eso la insistencia de Armada en ir a Zarzuela, pero yo ya empec¨¦ a aconsejar al Rey para hacer lo imposible para que Armada no subiera a Zarzuela. Porque no hay que olvidar que la organizaci¨®n de los golpistas fue bastante mala, por cierto, porque hasta las cosas malas hay que hacerlas bien.
P. ?Qu¨¦ otras cosas hicieron mal?
R. Pues el mismo Tejero entr¨® diciendo en el Congreso "en nombre del Rey". Llam¨¦ a Tejero y le dije: "?Qu¨¦ haces ah¨ª?". "Yo no recibo ¨®rdenes m¨¢s que del capit¨¢n general de Valencia". Digo: "S¨ª, pero has entrado diciendo 'en nombre del Rey'. No vuelvas a utilizar ese nombre porque no est¨¢s autorizado". Se qued¨® un poco sorprendido. Luego yo creo que s¨ª hab¨ªa un af¨¢n de implicar, de hacer creer que se hac¨ªa con consentimiento, o por lo menos con conocimiento, del Rey.
P. Dice Javier Cercas en el libro Anatom¨ªa de un instante que el Elefante Blanco era el general Armada.
R. Pues es probable. Ah¨ª claro, ser¨ªa muy largo detenerse en todo esto, pero hab¨ªa un plan primitivo que no ten¨ªa nada que ver con lo que sucedi¨®. El general Armada, que segu¨ªa teniendo mucha relaci¨®n con Zarzuela y con el Rey, un d¨ªa mand¨® -me lo mand¨® a m¨ª para que se lo hiciera llegar al Rey- un plan que dec¨ªa que estaba hecho por un constitucionalista importante espa?ol, donde se hablaba de que, dada la situaci¨®n dif¨ªcil en que se encontraba Adolfo y el Gobierno, lo que convendr¨ªa era hacer un gobierno de concentraci¨®n. Daba incluso las normas. Ser¨ªa un gobierno con personas de todos los partidos, de todos, porque el propio Felipe iba a ser vicepresidente, pero luego el presidente era una persona neutral, no pol¨ªtica. Pod¨ªa ser, dec¨ªa, un general, un catedr¨¢tico, un historiador. Realmente estaba previsto para el propio Armada.
P. Y ese proyecto, ?ten¨ªa alguna viabilidad?
R. Eso no ten¨ªa forma porque, ?qu¨¦ es lo que se pretend¨ªa? ?Que el Rey se presentara en el Congreso a decir que no cambiara el Gobierno? Eso era imposible. El hacerlo por las buenas... yo no encuentro forma de hacerlo. Y, adem¨¢s, lo que se jugaba el Rey... porque si el Rey hace una propuesta de ese tipo y no le hacen caso, pues queda completamente sin autoridad. No, eso no se hizo pero se mezcl¨® con el asalto al Congreso por parte de Tejero. Y lo que iba a ser una propuesta pac¨ªfica, que no pod¨ªa hacer m¨¢s que el Rey y que por lo tanto era muy arriesgada, se convirti¨® en un golpe que ya deriv¨® en la necesidad de salvar a los diputados que estaban en el Congreso. Y le puedo asegurar, firmemente, que se dio el discurso en cuanto se pudo, no esperando a nada. Quiero decir que desde el primer momento ya estaba decidida la postura del Rey, como es l¨®gico.
P. Sabe bien que aquel retraso del discurso de don Juan Carlos dio pie a algunos a pensar que el Rey, antes de hablar, quer¨ªa ver como acababa todo aquello...
R. Yo puedo asegurar rotundamente que desde el primer momento se hab¨ªa hecho ya el discurso, porque yo lo hice con el Rey. Cuando llam¨¦ para que mandaran una c¨¢mara -ahora hay c¨¢maras, pero entonces ten¨ªa que venir de televisi¨®n- habl¨¦ con Fernando Castedo, el director general [de RTVE], y not¨¦ que no se expresaba bien. Yo le dije: "Mira, el Rey quiere lanzar un mensaje y ya lo tenemos hecho y tienes que mandar una c¨¢mara". "S¨ª, claro, pero es que...". En fin, empez¨® a demostrar que hab¨ªa dificultades. Ya deduje: "Pero, ?es que tienes a alguien ah¨ª?" Y dijo: "S¨ª". Claro, hab¨ªa una compa?¨ªa, un regimiento de Transmisiones que hab¨ªa ocupado Prado del Rey. En vista de eso, el jefe de la Casa, don Nicol¨¢s Cotoner, el Marqu¨¦s de Mond¨¦jar, que era amigo del coronel al que pertenec¨ªa esa unidad, le llam¨® y le dijo: "Retira eso". Eso llev¨® tiempo. Despu¨¦s sali¨® la c¨¢mara y tard¨® en llegar. Luego el Rey se fue a vestir de capit¨¢n general porque con todo ese apuro estaba con ch¨¢ndal. Hubo que devolver la cinta con todas las dificultades, que no sab¨ªamos si la Zarzuela estaba rodeada. Es decir: no hay ning¨²n inter¨¦s y ninguna intenci¨®n deliberada en que no se diera hasta la hora que se dio. Fue en cuanto se pudo dar. Luego se ha dicho que es que el Rey no daba el mensaje esperando c¨®mo discurr¨ªan los acontecimientos en el Congreso con Armada... no. La verdad es que materialmente no se pudo hacer antes. El Rey reaccion¨® de una manera muy clara y muy rotunda y habl¨® con todos los capitanes generales, aparte de dar el discurso en cuanto pudo.
P. General: muchas personas se sorprenden de que militares como usted o Manuel Guti¨¦rrez Mellado, o antes D¨ªez-Alegr¨ªa, que ven¨ªan de la dictadura, tuvieran tan claro que hab¨ªa que llegar a la democracia. ?Qui¨¦n les eleg¨ªa a ustedes para puestos clave?
R. Eso no lo s¨¦ pero bueno, yo creo que, en definitiva, el Rey. Si yo fui a la Casa Real fue por el Rey. Pero antes de eso, pues no lo s¨¦. De todas maneras, el general D¨ªez-Alegr¨ªa... le admiro mucho. Le admir¨¦ y creo que hizo una gran labor. No todo el mundo lo cre¨ªa.
P. ?Qui¨¦n fue el mentor de Sabino Fern¨¢ndez Campo?
R. Pues la verdad es que nadie. La situaci¨®n. En fin, no s¨¦. El ambiente, el instinto que aquello no pod¨ªa seguir, que hab¨ªa que cambiar, que hab¨ªa que ir con prudencia a una transformaci¨®n pol¨ªtica.
P. Antonio Garrigues Walker nos dice en este documental sobre Adolfo Su¨¢rez: "Espa?a es que no sabe dar bien las gracias. Las da tarde y mal".
R. Es posible, porque el agradecimiento a Su¨¢rez ten¨ªa que ser enorme. Enorme. Para m¨ª hubo ese fallo, pero claro, ahora es muy f¨¢cil analizar lo que son los fallos. Pero entonces est¨¢bamos metidos en plena vor¨¢gine y no era f¨¢cil discriminar lo que iba a tener malas consecuencias o las tendr¨ªa buenas. En general, Su¨¢rez lo hizo todo magn¨ªficamente y con una gran habilidad y ten¨ªa una gran simpat¨ªa y un gran af¨¢n de servir a Espa?a. As¨ª que yo le admiro mucho y siento horrores la situaci¨®n en que se encuentra. El hombre ha tenido tan mala suerte familiar y despu¨¦s, esta enfermedad que es tan penosa... Yo lo siento tanto... porque quiero mucho a Adolfo, le admiro much¨ªsimo, tuve con ¨¦l mucha relaci¨®n. Fundamentalmente esa confianza que tuvo en exponerme a m¨ª antes que iba a dimitir y las razones por las que dimit¨ªa.

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