Eur¨ªpides en languedoc
Hermosa esta versi¨®n de Medea, d¨®nde la protagonista mata a sus hijos no s¨®lo por venganza, sino para deshacerse de todo lo que tenga que ver con Jas¨®n: si vivieran, al recordarlos se acordar¨ªa de su padre. Max Rouquette, su autor, es un poeta franc¨¦s que escribi¨® en occitano, su lengua materna, una obra ampl¨ªsima, l¨ªrica y arrebatada. No quer¨ªa que, ante el paso arrollador del franc¨¦s, el idioma de su infancia acabara y¨¦ndose por el sumidero de la historia. ?l tradujo el Romancero gitano y el Llanto por Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas. Parte de su teatro se estren¨® en la lengua de oc, pero no esta Medea, que ha subido a las tablas en franc¨¦s en una versi¨®n para marionetas de tama?o humano y en ¨¦sta que dirige Jean-Louis Martinelli con int¨¦rpretes de Burkina Fasso.
MEDEA
Autor: Max Rouquette. Int¨¦rpretes: Odile Sankara, Mariam Kone, Moussa Sanou, Hamadou Sawadogo y Bakary Konate, entre otros. Escenograf¨ªa: Gilles Taschet. M¨²sica: Ray Lema. Direcci¨®n: Jean-Louis Martinelli. Madrid. Teatros del Canal. Hasta el 8 de noviembre.
En la puesta en escena de Martinelli, sencilla, casi elemental, ambientada en un suburbio paup¨¦rrimo, la interpretaci¨®n tonante de Odile Sankara, con su melena leonina, hace de Medea la pariente cuerda de esas mendigas enfebrecidas a las que nadie osa mirar de frente, por miedo a que su maldici¨®n lo fulmine. El otro eje de esta funci¨®n son los dulces cantos del coro femenino, en lengua bambara, contrapunto de su despecho furioso. El rey Creonte y Jas¨®n, con traje chaqueta, evocan a una ¨¦lite africana educada de espaldas a sus tradiciones.
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