Batalla por la ¨²ltima zona agr¨ªcola de L'Hospitalet
El Consistorio planea construir en La Marina oficinas y un hotel
La ciudad de L'Hospitalet de Llobregat est¨¢ ocupada por bloques de cemento: los hay m¨¢s antiguos e industriales, como los que se enjambran en el barrio de Bellvitge, y los hay m¨¢s modernos y admirados, como los que se erigen en la nueva joya de la ciudad, la plaza de Europa. ?Todo L'Hospitalet es cemento? No. Una irreductible zona agr¨ªcola resiste al invasor, reticente a la evoluci¨®n de la ciudad.
Las tierras, conocidas como Can Trabal y La Marina, se encuentran al lado del hospital de Bellvitge, escondidas por el nudo viario en el que se unen la A-2, la C-31, la C-32, la Ronda Litoral y la Ronda de Dalt: una extensi¨®n de terrenos, superior a las 50 hect¨¢reas en las que se reparten tres mas¨ªas, Can Trabal, Ca l'Esquerrer y Cal Masover Nou. La supervivencia del ¨²ltimo reducto rural de la ciudad no ha sido f¨¢cil, y la amenaza se cierne sobre los ¨²ltimos cultivos -pocos- que aprovechan esta maltrecha tierra.
Siete empresas esperan la recalificaci¨®n del suelo
El Ayuntamiento de L'Hospitalet planea convertir la mitad de la Marina en bloques de edificios. Vecinos y ecologistas llevan a?o y medio peleando para que no se acabe con la tradici¨®n agr¨ªcola de L'Hospitalet, y piden que Can Trabal se reforme para convertirlo en un espacio natural dedicado a la memoria rural de la ciudad.
"Es una pena", lamenta cabizbajo Juan, un vecino de Bellvitge que se pasea cada ma?ana por entre las tierras. "Dentro de poco, esto ser¨¢ como el resto de la ciudad, s¨®lo bloques", inquiere mientras se adentra por las plantaciones, la mayor¨ªa vac¨ªas. S¨®lo un pay¨¦s tiene propiedades y cinco jornaleros a sueldo; resignado, prefiere no hablar y esperar a que alguien le compre las tierras por un buen pellizco: "Esto ya no da frutos. Tengo algunas plantaciones, pero la tierra est¨¢ muerta", ilustra reticente. El resto de terreno se lo reparten siete empresas que esperan con ganas la reordenaci¨®n del suelo. Las compa?¨ªas propietarias prefieren dar voz al Ayuntamiento, que es el que dise?a el proyecto.
La Marina est¨¢ catalogada por el Plan General Metropolitano, de inicios de la democracia, como zona verde. El actual ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, alcalde de la localidad entre 1994 y 2008, ya plane¨® un futuro para Can Trabal: a principios de 1997, la alcald¨ªa que dirig¨ªa redact¨® un documento en el que se compromet¨ªa a acicalar todos los terrenos y reformar una de las mas¨ªas para convertirla en un centro de estudio del pasado rural de L'Hospitalet, idea que nunca se materializ¨®.
La actual alcaldesa, N¨²ria Mar¨ªn, present¨® hace poco m¨¢s de un a?o un futuro diferente para Can Trabal: convertir 20 de sus hect¨¢reas en un parque, las m¨¢s cercanas al r¨ªo Llobregat, y recalificar la otra mitad en suelo urbano para construir siete edificios de oficinas -incluidos dentro del proyecto sanitario BiolPolH-, un hotel, y un gran concesionario, todo gracias al dinero de las empresas propietarias de los terrenos. Los nuevos planes para La Marina chocaron de frente con una gran oposici¨®n de vecinos, partidos pol¨ªticos y entidades ecologistas, erigidas en la Plataforma para la Conservaci¨®n Agr¨ªcola de L'Hospitalet de Llobregat.
"Aqu¨ª lo que quieren hacer es un pelotazo urban¨ªstico en toda regla", protesta Francisco Gago, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Bellvitge. Los terrenos, comprados como agr¨ªcolas, aumentar¨ªan sus r¨¦ditos tras una recalificaci¨®n. Toni Nogu¨¦s, gerente de la Agencia de Desarrollo Urban¨ªstico (ADU) del Ayuntamiento, admite: "hay empresas que s¨®lo comprar¨¢n si el proyecto tira adelante. Es totalmente l¨ªcito".
La plataforma ya se ha puesto manos a la obra para poner tantos palos a las ruedas como sea posible: a las sucesivas manifestaciones y recogidas de firmas, Els Verds-Esquerra Ecologista abri¨® la v¨ªa judicial: denunci¨® ante la fiscal¨ªa auton¨®mica a la inmobiliaria Hakerson International, propietaria de la mas¨ªa de Cal Masover Nou, en estado semiruinoso, por no conservar el patrimonio hist¨®rico.
La denuncia persigue un objetivo m¨¢s medi¨¢tico que judicial: entre los accionistas principales de la empresa figuran el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, y empresarios de su entorno m¨¢s pr¨®ximo. "Queremos que el Ayuntamiento de L'Hospitalet reaccione y obligue a la inmobiliaria a cuidar el patrimonio como es debido", reclama Toni Garc¨ªa, portavoz de Els Verds-Esquerra Ecologista.
Al rechazo por motivos inmobiliarios se une el perjuicio medioambiental que la reforma supondr¨ªa: "La Marina es un enclave b¨¢sico para salvaguardar el acu¨ªfero, una reserva estrat¨¦gica de agua del Delta del Llobregat", explica Ricard Guti¨¦rrez, uno de los impulsores de la plataforma.
Bi¨®logo, y director durante 15 a?os de las reservas naturales del delta del Llobregat, Guti¨¦rrez puntualiza: "La Marina concentra el 80% de la flora y la fauna de L'Hospitalet. Si sigue adelante el proyecto, las especies pueden desaparecer del municipio".
El Consistorio cree, por el contrario, que la recuperaci¨®n de la mitad de Can Trabal "dignificar¨¢ el acceso al r¨ªo Llobregat desde L'Hospitalet y generar¨¢ una actividad econ¨®mica con el nuevo uso del suelo", en palabras de Toni Nogu¨¦s.
El Departamento de Medio Ambiente emiti¨® un dictamen cercano a las posturas de la plataforma: exige al Ayuntamiento respetar la flora y la fauna presentes en La Marina, algo que no inquieta al Consistorio: "Si no se cumplen las exigencias del Departamento de Medio Ambiente, el proyecto no tirar¨¢ adelante", asegura la alcaldesa, N¨²ria Mar¨ªn.
La reforma est¨¢, por ahora, en estudio. "Esperan a que arrecie la crisis econ¨®mica para iniciar la construcci¨®n, sin tener en cuenta a los vecinos", denuncia Meritxell Borr¨¤s, portavoz municipal de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Mientras la que la plataforma va sumando fuerzas y acciones, el Consistorio se escuda en que el proyecto todav¨ªa no es oficial, aunque ya lo va perfilando. En el parque resultante habr¨¢ huertos urbanos tutelados, talleres de cocina saludable, un museo de la tradici¨®n agr¨ªcola de la ciudad y espacios para el ocio y el deporte.
El Ayuntamiento no tiene prisa por poner en marcha el plan. Mientras que unos y otros discuten en el terreno pol¨ªtico, los m¨¢s resignados son los payeses. Pedro, que cultiva un peque?o huerto desde hace m¨¢s de 10 a?os, se ve con las manos atadas: "Al final tendremos que hacer lo que diga el Ayuntamiento".
La tierra m¨¢s f¨¦rtil de Europa
M. R.
La hilera de bloques y construcciones que es ahora L'Hospitalet de Llobregat, la gran ciudad en la que conviven m¨¢s de 260.000 personas actualmente, era impensable hace s¨®lo un siglo. "L'Hospitalet era un peque?o pueblo que, en 1910, s¨®lo ten¨ªa 6.000 habitantes", explica Manuel Dom¨ªnguez, historiador del Centro de Estudios de la localidad. Una gran extensi¨®n agr¨ªcola, de m¨¢s de 1.800 hect¨¢reas, se extend¨ªa desde el centro hasta el mar, aprovechando el riego que proporcionaba el canal de la Infanta, instaurado en 1819. La Primera Guerra Mundial trajo el desarrollo industrial, aunque la agricultura continuaba ocupando a un tercio de la poblaci¨®n: pese a que la localidad ya no ten¨ªa mar -en la d¨¦cada de 1920 Barcelona se hizo con 900 hect¨¢reas de L'Hospitalet para construir la Zona Franca-, los terrenos de La Marina posibilitaban grandes cosechas de hortalizas. "Hasta los a?os cuarenta, la ciudad produc¨ªa para el consumo de Barcelona y exportaba a Francia y Alemania. Los escritos de la ¨¦poca hablan de "la tierra m¨¢s f¨¦rtil de Europa". Pese a que, quiz¨¢, es un poco exagerado, da a entender la dimensi¨®n que ten¨ªa La Marina", ilustra Dom¨ªnguez.
Los ancianos de L'Hospitalet todav¨ªa recuerdan las comitivas de carros llenos de hortalizas que paseaban por el centro de la ciudad. La autarqu¨ªa y el crecimiento demogr¨¢fico espa?ol frenaron el auge agr¨ªcola, y en la ¨¦poca de los sesenta vino el declive definitivo: en 20 a?os, La Marina pas¨® a ser una de las tierras m¨¢s f¨¦rtiles de Europa a un reducto residual que qued¨® como recuerdo de la antigua potencia. El historiador Dom¨ªnguez reclama que la zona se conserve para el cultivo: "Can Trabal debe mantenerse y respetarse. Como patrimonio, tiene una riqueza important¨ªsima. Sin intereses econ¨®micos por el medio, ser¨ªa evidente la necesidad de mantenerlo como un recuerdo de la ciudad que un d¨ªa fue L'Hospitalet".
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