El Valencia, mortal a la contra

Harto de ser un equipo diminuto fuera de la Romareda, donde s¨®lo ha pescado un punto, el Zaragoza sali¨® dispuesto a todo en Mestalla. Plant¨® la l¨ªnea defensiva en centro del campo, presion¨® arriba, le arrebat¨® el bal¨®n a los locales y se prepar¨® para reflejar en el marcador lo que era, a ojos vista, una superioridad muy evidente. La valent¨ªa de Marcelino, sin embargo, se le volvi¨® pronto en contra. Un error en la entrega atr¨¢s de Abel Aguilar cay¨® en pies del mayor depredador de la Liga, que dej¨® pasar la pelota por si acaso se encontrara en fuera de juego, surgi¨® por la izquierda Mata, que encar¨® a L¨®pez Vallejo y marc¨® con su facilidad habitual. Una acci¨®n muy protestada por el Zaragoza, creyendo que Villa, estando fuera de juego, hab¨ªa intervenido en la jugada. La posici¨®n de Villa era legal y Marcelino, por sus protestas, ser¨ªa m¨¢s tarde expulsado en el descanso.

La competencia entre Villa, Mata, Silva y Pablo se multiplica cada jornada

El tanto encajado, el 19? en lo que va de curso, sembr¨® de dudas al Zaragoza, que sigui¨® presionando pero ya sin la fe de los primeros minutos. Tuvo la sensaci¨®n de que hab¨ªa ca¨ªdo en la trampa. La trampa de cuatro cazadores de goles (Pablo, Silva, Mata y Villa) que aparecen por todas partes y de las maneras m¨¢s imprevisibles, moviendo las posiciones y el bal¨®n a velocidad de v¨¦rtigo. A la fiesta se ha unido de una manera muy contundente Pablo Hern¨¢ndez, que present¨® sus credenciales al final del pasado ejercicio sin la autoridad del actual curso. Al talento para desbordar, pasar y marcar le une un monumental trabajo f¨ªsico muy apreciado por el lateral de la zona, ayer Miguel por la ausencia de Bruno, y, c¨®mo no, por el entrenador, Unai Emery, tan entregado ya a Pablo que ayer s¨®lo le concedi¨® a Joaqu¨ªn un par de minutos de la basura. Un mal trago para el orgullo del extremo gaditano. Para alguien con tanto apego por el escenario como Joaqu¨ªn, haber pasado a un segundo plano de manera indefinida debe ser duro. Le quedan los restos de la Europa League y de la Copa, donde s¨ª est¨¢ absorbiendo el poco brillo que dan estos torneos.

Entre Pablo y Villa fabricaron los dos goles siguientes, dos tantos parecidos por la electricidad con la que movieron la pelota, de un lado a otro, hasta que primero Pablo le dio el pase en bandeja desde el lateral a Villa y despu¨¦s sucedi¨® a la inversa. El Guaje se planta ya con ocho goles en la cima de la tabla de goleadores. Y Pablo, con cuatro asistencias y cuatro dianas, se sube al carro de las fabulosas estad¨ªsticas que ya pilot¨® en la pasada campa?a Mata, que va por el mismo camino. De tal manera que la competencia entre los cuatro atacantes se multiplica cada jornada y ninguno quiere quedarse rezagado.

Serio atr¨¢s, como lo ha estado en los ¨²ltimos encuentros, desde que se juntaron Albelda por delante y David Navarro y Dealbert por detr¨¢s, el Valencia se dio por satisfecho con la brecha que hab¨ªa abierto sin demasiado esfuerzo. Con poco juego en el centro del campo, donde Ever Banega ha perdido varias d¨¦cimas de participaci¨®n. El argentino sufre un baj¨®n f¨ªsico que le empuj¨® ayer a pedir el cambio por molestias musculares. Banega hizo poco, pero bueno, consolidado ya de titular mientras Baraja, tantos a?os due?o de esa posici¨®n, lo contempl¨® desde el banquillo.

El Zaragoza crey¨® adentrarse en el partido con el tanto de Abel Aguilar, su cuarto gol en la Liga, pero result¨® anecd¨®tico. El Valencia ense?¨® los dientes de inmediato y puso a prueba a L¨®pez Vallejo en un peque?o asedio del que sali¨® ileso el guardameta navarro. El conjunto de Emery ha puesto sellado con hormig¨®n su defensa y, desde esa confortable atalaya, se dispone a disfrutar de la calidad imparable de sus delanteros.