Dos utop¨ªas regresivas
Han pasado 20 a?os de aquellos d¨ªas m¨¢gicos que marcaron para siempre a una generaci¨®n, y le desvelaron definitivamente los excesos y cr¨ªmenes del estatismo burocr¨¢tico. Los simboliza la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Dos d¨¦cadas despu¨¦s se ha desplomado otra utop¨ªa regresiva, la del radicalismo de mercado, que ha conducido a la Gran Recesi¨®n. El icono de este fundamentalismo podr¨ªa ser la quiebra del banco de inversi¨®n Lehman Brothers, que ha sido descrita como "el d¨ªa en que pudo hundirse el capitalismo" ante el p¨¢nico que gener¨® en depositantes, ahorradores e inversores. La paradoja fue que en el ¨²nico momento en que el sistema aplic¨® su regla de oro -que cada palo aguante su vela- es cuando se estremece con m¨¢s virulencia. Como reconoci¨® compungido un te¨®rico, "hemos generado mucho riesgo moral para evitar un riesgo sist¨¦mico".
Esta crisis econ¨®mica y financiera manifiesta un triple fracaso: institucional, intelectual y moral
Entre una y otra fecha el mundo ha vivido el periodo m¨¢s largo de crecimiento econ¨®mico, m¨¢s de 14 a?os seguidos en la parte alta del ciclo, lo que mejor¨® las condiciones de vida de mucha gente. Pero como escribi¨® hace unos d¨ªas Gorbachov, uno de los h¨¦roes de aquello, el capitalismo occidental, privado de su viejo adversario e imagin¨¢ndose a s¨ª mismo como el indiscutible ganador hist¨®rico y la encarnaci¨®n del progreso global, abus¨® de su poder. Fue aqu¨¦l un crecimiento desequilibrado, sin equidad y salpicado de corrupci¨®n.
Como han subrayado Akerlof y Shiller en su Animal Spirits, durante este tiempo el concepto de equidad no sol¨ªa figurar en los an¨¢lisis econ¨®micos dominantes; la teor¨ªa econ¨®mica lo arrincon¨®, basta mirar los libros de texto de referencia. Aunque algunos lo mencionaban, normalmente lo relegaban al final de alg¨²n cap¨ªtulo e incluso del libro. La equidad acostumbraba a mencionarse en aquellas partes que los estudiantes sab¨ªan que se pod¨ªan saltar cuando les tocaba estudiar para un examen. Hablar de equidad con algunos economistas equival¨ªa a eructar en una cena de gala. En cuanto a la corrupci¨®n, cada una de las tres ¨²ltimas recesiones en Estados Unidos (la de julio de 1990 a mayo de 1991, la de marzo a noviembre de 2001, y la que comenz¨® en diciembre de 2007) estuvo relacionada con casos de corrupci¨®n. ?stos son tremendamente complejos y al tiempo meridianamente simples, pues se basan en el incumplimiento de los principios elementales de la contabilidad en cuanto a la cantidad de dinero que puede obtenerse de modo leg¨ªtimo. Son complicados porque quienes los perpetran buscan amparo en la oscuridad con que procuran rodear el incumplimiento de esos principios elementales.
Ahora que empieza a verse en algunos pa¨ªses el final del t¨²nel de la Gran Recesi¨®n es el momento de detenernos en el an¨¢lisis de las secuelas que deja: en el mejor de los casos recuperaci¨®n econ¨®mica sin empleo (como muestran los ¨²ltimos datos de EE UU), empobrecimiento de las clases medias, ni?os que vivir¨¢n peor que sus padres, endeudamiento p¨²blico y privado, desigualdad, l¨ªmites cada vez m¨¢s tangibles en el medio ambiente, ca¨ªda de los pol¨ªticos y de los economistas en el descr¨¦dito, etc¨¦tera.
Robert Skidelski, el bi¨®grafo de Keynes (que recuerda siempre que ¨¦ste se dispuso a salvar a un sistema capitalista que no admiraba particularmente pero que cre¨ªa la mejor garant¨ªa para la civilizaci¨®n), habla de esta crisis econ¨®mica como la de un triple fracaso. En primer lugar, fracaso institucional pues los bancos se transformaron en casinos y sucumbieron a la ideolog¨ªa de "los mercados eficientes" que no pod¨ªan equivocarse al fijar el precio de los activos y por lo tanto necesitaban de poca o ninguna regulaci¨®n. Segundo, el fracaso intelectual de la econom¨ªa dominante que no previ¨® lo que iba a suceder o que defendi¨® intencionadamente teor¨ªas equivocadas a sabiendas de que beneficiaban a los que la financiaban. Y tercero, un fracaso moral, por la adoraci¨®n al crecimiento econ¨®mico como un fin en s¨ª mismo m¨¢s que como un modo para alcanzar el bienestar para la mayor¨ªa y "la buena vida"; esta laguna moral es la que explica la aceptaci¨®n acr¨ªtica de la globalizaci¨®n y la santificaci¨®n de toda pr¨¢ctica que conduzca a la riqueza como prioridad sobre cualquier otra inquietud humana.
Estas reflexiones tambi¨¦n tienen que ver con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Como dijo Marx, "he sembrado dragones y he cosechado pulgas".
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