El sexo de las cajas
El debate sobre el futuro de las cajas sigue el manual de estilo de la pol¨ªtica gallega ante los debates importantes: hablar del sexo de los ¨¢ngeles de las cajas. Se empieza por decir que al ser un asunto delicado donde nos jugamos mucho, cuanto menos hablemos, mejor. Luego se pasa al no sabe o no contesta porque resulta peligroso tener opini¨®n propia -v¨¦ase el caso de Gayoso, encausado de "localismo" y "personalismo" por defenderla por escrito. Instalados en esa din¨¢mica, los argumentos y las evidencias son sustituidos por obviedades del tipo "lo importante es que Galicia salga m¨¢s fuerte", por asunciones heroicas al estilo de "el tama?o no importa, o s¨ª", "la unidad hace la fuerza" o "en la variedad est¨¢ el gusto" o intangibles neopatri¨®ticos como "galleguidad". Luego, al final, todo se arregla poni¨¦ndole el adjetivo gallego a lo que salga.
Resulta sorprendente la Xunta, empe?ada en animar a las cajas a decidir como bancos privados
Para andar dos entidades financieras por medio, resulta sorprendente lo inc¨®gnito de una discusi¨®n sin n¨²meros donde hasta parece de mal gusto echar una cuenta de lo que sea para compararla con otra. Planteado as¨ª, es una cuesti¨®n de fe, a qui¨¦n quiere usted m¨¢s como gallego, a pap¨¢ o a mam¨¢, al norte o al sur, a Viveiro o a Baiona. Esta paradoja se acent¨²a escuchando a toda la clase pol¨ªtica justificar su ambig¨¹edad tras el volumen de los an¨¢lisis que manejan y que, por lo visto, van pasando unos a otros con la cautela que los gallegos transferimos a los hijos el secreto del inigualable caldo familiar. Si alguna obligaci¨®n incluye de seguro el "protectorado p¨²blico" previsto por la Lei de Caixas (art. 5 c) es asegurar que este proceso se produzca en condiciones suficientes de transparencia e informaci¨®n veraz sobre los costes y beneficios de las diversas opciones, tanto para los clientes, como para el conjunto del pa¨ªs. Sin embargo, donde todos dicen discreci¨®n, en realidad est¨¢n diciendo opacidad.
A¨²n m¨¢s sorprendente resultan unas administraciones, especialmente la Xunta, pero no s¨®lo, empe?adas en funcionar como asesor¨ªas de unas entidades a quien animan a decidir como bancos privados, mientras les prometen inmunidad frente a la perniciosa pol¨ªtica. Puestas as¨ª las cosas, o sobran las cajas, o sobran las administraciones. Para maximizar el lucro ya est¨¢n los bancos. Para dar consejos ya est¨¢n las consultoras. Seg¨²n la ley gallega, una caja es una entidad financiera de car¨¢cter social, sin finalidad lucrativa, bajo protectorado p¨²blico y que consigna sus excedentes a fines sociales. A los representantes de las instituciones en sus consejos corresponde ejercer la tutela democr¨¢tica, asegurando sus fines sociales y "todas las acciones encaminadas a mejorar el nivel socioecon¨®mico de Galicia" (art. 5.e). La presencia de la pol¨ªtica no es el problema sino el alma de las cajas. Cuando se habla de "despolitizarlas", o se pretende convertirlas en bancos, o se busca sacarlas del control de las instituciones democr¨¢ticas para traspasarlas a una plutocracia que, tras valerse de la pol¨ªtica para conquistar su posici¨®n, descubre su alma emprendedora y la urgencia de "despolitizar" la gesti¨®n.
Fijar como objetivo que el centro de decisi¨®n de algo est¨¦ aqu¨ª o all¨¢ en la era de Internet y los mercados globales s¨®lo puede ser una simpleza solemnizada por una pol¨ªtica que se ocupa de lo f¨¢cil para evitar lo dif¨ªcil. Si lo que queremos es mangonear las cajas, el debate es efectivamente si hacerlo en persona o por e-mail. Si lo que se quiere es que cumplan m¨¢s y mejor como instrumentos estrat¨¦gicos de Galicia, la decisi¨®n a tomar es cu¨¢l debe ser el peso de las instituciones democr¨¢ticas en las mayor¨ªas que regir¨¢n sus destinos en un entorno ferozmente competitivo, donde hay que buscar socios y aliados. En un pa¨ªs perif¨¦rico, las instituciones fijan al territorio, no al rev¨¦s. Suele citarse como amenaza el precedente de otras empresas "desgalleguizadas". Como ni?o estudiante en Xove con incierta luz a 125 y como gallego censado en un pa¨ªs que a¨²n no ha completado la electrificaci¨®n de su geograf¨ªa, sigo sin saber qu¨¦ carallo era la galleguidad de cierta suministradora el¨¦ctrica y qu¨¦ aportaba exactamente.
antonlosada.blogspot.com
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