Un algoritmo espa?ol triunfa en California
La patente USA 7.519.506 es made in Spain. Han pasado siete a?os desde que la empresa AIA realizara su primera solicitud en el registro estadounidense. Bajo el nombre Aplicaciones en Inform¨¢tica Avanzada SA, una familia barcelonesa ten¨ªa una f¨®rmula matem¨¢tica para prever y solucionar en tiempo r¨¦cord colapsos de la red el¨¦ctrica como los que sufri¨® California durante el verano de 2000.
Las grandes el¨¦ctricas norteamericanas no pod¨ªan creer que una pareja de cient¨ªficos espa?oles, Toni Tr¨ªas y Regina Llopis, tuvieran la soluci¨®n para lo que nadie era capaz de resolver en su pa¨ªs: un sistema para monitorizar y administrar redes de transmisi¨®n y distribuci¨®n el¨¦ctrica.
"La soluci¨®n salt¨® subiendo en bici al Tibidabo", recuerda Llopis. "Mi marido, cuando tiene alg¨²n problema, acostumbra a realizar un esfuerzo f¨ªsico. Se va a la monta?a del Tibidabo a oxigenar el cerebro. Le suele funcionar, y aquella vez tambi¨¦n". Tr¨ªas aplic¨® sus conocimientos en f¨ªsica cu¨¢ntica para encontrar el algoritmo m¨¢gico, que empez¨® a aplicarse con ¨¦xito en todas las empresas el¨¦ctricas espa?olas, posteriormente en Estados Unidos y M¨¦xico y ahora en Rusia.
En noviembre de 2002 AIA realiz¨® la preinscripci¨®n en la oficina de patentes de EE UU. "La raz¨®n para no patentar es su alto coste", dice Llopis. Entre registro, gastos legales y mantenimiento, la patente le ha costado 41.500 d¨®lares (unos 27.600 euros); "pero las razones para patentar son m¨¢s fuertes: aumenta el valor de la empresa y protege el algoritmo de los que infringen la explotaci¨®n exclusiva".
AIA se plante¨® desde el comienzo el dilema de copyright o secreto comercial. Durante unos a?os funcion¨® como secreto comercial, pero s¨®lo con la patente se gana credibilidad. "Sin ella, la respuesta en el mercado norteamericano es: demasiado bueno para ser verdad".
Hasta septiembre de 2006 el examinador no se meti¨® en faena. Buena noticia: la solicitud no hab¨ªa sido rechazada. Y comenz¨® el periodo de intercambio de correos, alegaciones, demostraciones de que no hab¨ªa nada parecido, y entrevistas. Otros tres a?os m¨¢s de tr¨¢mites y esperas, que acabaron este marzo con el registro oficial del algoritmo de Tr¨ªas.
Llopis no duda sobre el valor de patentar. "Fomentan la creatividad. Es una forma de reconocer que has conseguido algo ¨²nico, con valor, que no exist¨ªa antes".
Desde que tienen la patente, a AIA les ha resultado m¨¢s f¨¢cil encontrar inversores, incluso entre sociedades de capital riesgo. La empresa tiene algo tangible en exclusiva y a lo que sacarle partido antes de que expire dentro de 20 a?os. De promedio, a los 7,5 a?os las patentes se subastan o se venden.
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