Devorar la vida con glotoner¨ªa
Cuando se han le¨ªdo 40 o 50 p¨¢ginas de Confesiones de una vieja dama indigna es inevitable la sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu: temas como los or¨ªgenes de Lumen, los ¨¦xitos que significaron Quino y Umberto Eco, el primer encuentro con Ana Mar¨ªa Matute o con Miguel Delibes, Carlos Barral y tantos otros ya aparec¨ªan en su primer volumen de memorias, Confesiones de una editora poco mentirosa (RqR, 2005). La propia Esther Tusquets explica que le pidieron que ampliara ese primer libro. Lo ha hecho y de qu¨¦ manera. Ha a?adido toda la sal y pimienta que olvid¨® en el anterior y, lo que es mejor, nos permite conocer a la mujer, a la escritora y a la editora.
Esther ha repetido en diversas ocasiones que es m¨¢s f¨¢cil encontrarla en sus novelas y cuentos que en unas memorias. Por eso la edici¨®n de sus cuentos completos, Carta a la madre y cuentos completos, a cargo de Fernando Valls, es una feliz coincidencia para comprender mejor a esta mujer apasionada y heterodoxa. El espl¨¦ndido pr¨®logo de Valls es un regalo para los lectores interesados. Contribuye a una visi¨®n global de la obra y de su autora.
Confesiones de una vieja dama idigna
Esther Tusquets
Bruguera. Barcelona,2009
368 p¨¢ginas. 19.50 euros
Carta a la madre y cuentos completos
Esther Tusquets
Edici¨®n de Fernando Valls.
Menoscuarto. Palencia, 2009
456 p¨¢ginas, 22 euros
Confesiones de una vieja dama indigna sigue la l¨ªnea de Hab¨ªamos ganado la guerra, su segundo libro de memorias, y mantiene, como sucede en buena parte de su obra, el malestar de su autora respecto al entorno burgu¨¦s en que naci¨®. Dice ahora como entonces: "Me aceptaran o no en sus filas, yo pertenec¨ªa al bando que hab¨ªa perdido la guerra". Pensaba la autora que hab¨ªa escrito un libro provocativo, que iba a molestar a su familia y a provocar la ira de la burgues¨ªa barcelonesa. Aparentemente nada de eso sucedi¨®, pero, como an¨¦cdota, en un premio literario un miembro del jurado lo rechaz¨® de plano porque Esther ten¨ªa un pasado falangista.
Tanto en las memorias como en los cuentos completos as¨ª como en buena parte de sus novelas aparece de manera recurrente una visi¨®n cr¨ªtica de la burgues¨ªa barcelonesa. Fernando Valls lo explica muy bien: "Como Juan Mars¨¦, la autora se muestra cr¨ªtica con los suyos, sin mostrarse complaciente con los desfavorecidos y perdedores". No es la ¨²nica vez que compara a Tusquets con Mars¨¦.
En Confesiones de una vieja dama indigna ocupa un lugar indiscutible la figura de la madre, tan seductora, de la que aprendi¨® lo que a¨²n hoy son sus aficiones preferidas: los animales, los libros, el teatro, el cine, el mar, pero por la que no se sinti¨® querida. Crece la figura del padre, Mag¨ªn Mestres. Est¨¢ desde el principio hasta el final en Lumen. Cuando la pelea con Beatriz de Moura, que hab¨ªa entrado en Lumen de la mano de ?scar Tusquets, Esther propuso dividir la editorial, fue Mag¨ªn quien lo evit¨®, facilitando los medios econ¨®micos para que ?scar y Beatriz montaran Tusquets Editores. El d¨ªa en que Mag¨ªn muri¨® empez¨® el principio del fin de Lumen, que acab¨® vendida a una multinacional. El enfrentamiento de Esther Tusquets y Rosa Reg¨¤s, aficionada a piratear libros, seg¨²n la autora, es otra de las historias que Esther se hab¨ªa dejado en el tintero.
En otros casos, como el de Carmen Balcells, reduce el espacio que le dedica pero afila la pluma. Le hizo grandes favores, pero tambi¨¦n jugarretas inaceptables. Es arbitraria y le cuesta entender su c¨®digo ¨¦tico, escribe Esther. La autora tiene una habilidad especial para trazar retratos, algunos muy breves pero todos significativos: Ana Mar¨ªa Matute, Nora Catelli, Miguel Delibes, Carlos Barral, Ana Mar¨ªa y Terenci Moix, Carme Riera, Gabriel Ferrater, Jaime Salinas, Quino, Carmen Mart¨ªn Gaite y tantos otros.
Quiz¨¢ las mejores p¨¢ginas del libro sean las dedicadas a la reflexi¨®n sobre el amor, c¨®mo surge, c¨®mo se acaba, pues siempre tiene fecha de caducidad. Esther, que ha "devorado la vida con glotoner¨ªa, ¨¢vida de todo lo que pudiera ofrecerle", habla con maravillosa naturalidad, desparpajo incluso, de los hombres y de alguna mujer de su vida. El fot¨®grafo Oriol Maspons, con quien, a sus 24 a?os, logr¨® por fin perder la virginidad; su primer marido, Jordi Argente, con boda por la iglesia y lista de regalos en la tienda m¨¢s gauchedivinesca de Barcelona. La autora asegura que se mantuvo en las lindes de la divina izquierda, pero de su libro se desprende que las atraves¨® en numerosas ocasiones. Su visi¨®n es cr¨ªtica. Esteban Busquets, el padre de sus hijos, con quien vivi¨® siete a?os; el poeta llamado antes Pedro y ahora Pere, un ser obsesivo, que le dedic¨® versos que aparecen en el libro; el poeta y editor Jos¨¦ Batll¨®, que llev¨® su colecci¨®n de poes¨ªa El Bardo a Lumen, "cari?oso y autodestructivo".
Carta a la madre y cuentos completos incluye los siete cuentos de Siete miradas en un mismo paisaje; los ocho de La ni?a lun¨¢tica y otros cinco sueltos, entre los que, sorprendentemente, aparece Ep¨ªlogo triste, un art¨ªculo sobre los Maragall, narrado en tercera persona, en el que explica de forma un tanto ambigua los problemas que ella y la historiadora Mercedes Vilanova tuvieron con los Maragall a ra¨ªz de la biograf¨ªa que escribieron del ex presidente catal¨¢n. M¨¢s expl¨ªcita es en Confesiones de una vieja dama indigna, en la que acusa de censura moral al entorno de Pasqual Maragall.
La lectura de estos cuentos, en especial de Siete miradas en un mismo paisaje, la m¨¢s autobiogr¨¢fica de sus ficciones, y de Confesiones de una vieja dama indigna dan cuenta de la enorme coherencia de la escritora, de su visi¨®n cr¨ªtica de la burgues¨ªa catalana, del mundo y de muchos apriorismos establecidos, contra los que se rebela. Acabada la lectura, queda la convicci¨®n de la sinceridad de Esther, de la naturalidad con que explica las cosas y, sobre todo, de lo bien que lo cuenta.
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