Plat¨®n en la discoteca

Asimilar -como hace Chema Cobo- la Caverna de Plat¨®n a la esfera de una discoteca no es una broma iconoclasta. La tal esfera quiebra la luz, impidiendo la visi¨®n, y fomenta expectativas ilusorias. Por eso fortalece la reclusi¨®n de los prisioneros que, anclados en sus sue?os, no querr¨¢n abandonar la cueva. Pero hay algo m¨¢s: los diminutos espejos de la esfera quiz¨¢ indiquen la informaci¨®n que hoy se nos da: global, s¨ª, pero fragmentada. M¨¢s que im¨¢genes de una presunta realidad, pueden ser s¨®lo propuestas de distintos centros de poder, econ¨®micos, religiosos, pol¨ªticos o medi¨¢ticos.

Porque ?qu¨¦ es al fin una imagen? A primera vista, s¨®lo un icono, es decir, algo que guarda semejanza con la realidad. A veces tan simple como el azul con que el ni?o replica el agua o el cielo, el icono generalmente encierra una selecci¨®n de rasgos de la pretendida realidad. Pierde entonces su inocencia. Construido de acuerdo con una idea que normalmente se oculta, pasa a ser ideolog¨ªa. Mantiene su inmediatez pero por eso mismo enga?a.

Por esto ensaya Cobo im¨¢genes Out of frame, fuera del cuadro: no buscan representar la realidad sino estimular el pensamiento. As¨ª, las dos piezas que abren la muestra: ?ltimas Noticias evoca al prestidigitador que saca de la chistera la novedad m¨¢s convincente; ?ltima cena (un vaciado de la de Leonardo) remite, m¨¢s que al espacio del museo, a su recorrido que promete al espectador identificarse con su cultura. A esos iconos culturales -art¨ªsticos o medi¨¢ticos- que nutren la creencia en un mundo firme, Cobo opone figuras inciertas, unas enigm¨¢ticas y otras enga?osas.

Entre las ¨²ltimas destacan los Humbugs, falsos rostros que convierten a B¨¦la Lugosi en Cristo en Transilvania y a Eva Braun, amante de Hitler, en devota monja. Son im¨¢genes encontradas en los recodos de la red que, llevadas al lienzo, se?alan que la transparencia m¨¢s inmediata puede encerrar el m¨¢s completo enga?o. Quiz¨¢ nos ense?en a dudar de identidades fuertes y a atender a aquellas que parecen estar en trance de disoluci¨®n, como ocurre en el cuadro titulado Melting: la polisemia del t¨¦rmino ingl¨¦s remite tanto al desvanecimiento del espacio como al de sus ocupantes prendidos quiz¨¢ en una fugaz relaci¨®n amorosa.

Las m¨¢s significativas de las figuras enigm¨¢ticas son los Espejos (Mirror, Hidden Corner, Full Mirror) que aluden a la tradici¨®n art¨ªstica y al mismo tiempo la niegan. Son, en efecto, espejos mudos: no reflejan a Afrodita, al rey ni al pintor, y al estar vac¨ªos, invitan a pensar qu¨¦ vemos al ver y al vernos. M¨¢s vigor sin embargo tienen las Horas: cinco hermosas mujeres cuya sensualidad fortalece la sutileza de sus rasgos y que, al mantener los ojos cerrados, se prestan a la mirada ¨¢vida, c¨®moda al no sentir en ella los ojos del otro. Este af¨¢n del voyeur quiz¨¢ sea ya una respuesta a la pregunta que lanzan los espejos.

Con estas obras Cobo prosigue su personal investigaci¨®n sobre la imagen. No le preocupan, como al pop, las nuevas mitolog¨ªas ni como a ciertos conceptuales, el alcance del significado. Se centra m¨¢s bien en la pragm¨¢tica de la imagen: qu¨¦ se puede llegar a hacer con ella, al elaborarla o al recibirla, qu¨¦ potencial de dominaci¨®n encierra, c¨®mo es posible quebrantarlo. Por eso la obra est¨¢ en la sala y no en la pared, fuera del cuadro.