Malaisia, planeta animal
De las plantaciones de t¨¦ a la isla de Borneo y sus orangutanes, cinco experiencias emocionantes
Malaisia es mucho m¨¢s que sus Torres Petronas, esos dos rascacielos gemelos de la capital, Kuala Lumpur. Un pa¨ªs situado en el coraz¨®n del sureste asi¨¢tico -con unos 27 millones de habitantes- en el que se puede subir al pico m¨¢s alto de la regi¨®n o bucear en uno de los arrecifes con mayor diversidad del planeta. Un destino at¨ªpico para los espa?oles del que desvelamos cinco de sus rincones m¨¢s interesantes.
01 Un mar verde
Esto que nos rodea es t¨¦. Cientos de arbustos de t¨¦. T¨¦ en hojas de un verde intenso, m¨¢s vivo hacia la punta. Un laberinto como de nube verde sobre las colinas. Huele al sudor de las plantas. Se oye a los trabajadores a media tarde, con sus tijeras de podar caseras. Croc, croc, rebanan los brotes tiernos, que caen sobre un cubo de pl¨¢stico adherido al acero de la tijera. Croc, croc, con un movimiento circular se echan las hojas m¨¢s verdes a la grupa, dentro de la cesta de bamb¨² colgada a la espalda. En Cameron Highlands, la regi¨®n m¨¢s elevada de la pen¨ªnsula malaya, el ambiente es seco, la temperatura baja a 12? C por la noche. Tierra f¨¦rtil. El lugar lo eligi¨® un brit¨¢nico con sed de negocios, J. A. Russell, en 1929. Sembr¨® t¨¦ aqu¨ª, llam¨® Boh a su compa?¨ªa y hoy es la primera productora y exportadora del pa¨ªs, con 1.200 hect¨¢reas en la zona. La visita a las colinas del t¨¦ recuerda a una ruta entre vi?edos. Hay caminos que se abren paso entre los arbustos. Uno puede perderse por el paisaje; luego visitar la f¨¢brica de Boh -aunque hay otras-, donde se explica el proceso de secado, prensado y oxigenado de la infusi¨®n, y acabar tomando una taza en la terraza de la f¨¢brica, que vierte sobre las plantaciones. Es el principal atractivo de esta regi¨®n monta?osa, una rareza en Malaisia. Cameron Highlands suele contar con gran n¨²mero de turistas asi¨¢ticos que huyen del calor y la humedad. Algunos se acercan para sanar sus pulmones. Otros vienen simplemente a jugar al golf, deporte nacional junto al badmington, o a cazar las enormes y coloridas mariposas Raja Brooke y escarabajos rinoceronte en el interior de la jungla.
02 Brillan las luci¨¦rnagas
Transmite un breve zumbido a la palma de la mano. Un pulso el¨¦ctrico. La luz brota entonces de los anillos luminosos de su panza. Echa a volar, medir¨¢ apenas medio cent¨ªmetro. Queda suspendida sobre el r¨ªo Selangor. Vuelve con su vuelo perezoso a las ramas de la orilla. Lame el jugo de las hojas. Y se acopla al brillo intermitente y sincr¨®nico de su especie. Hay miles de luci¨¦rnagas. La embarcaci¨®n rudimentaria, un bote sin motor, bordea la ribera donde crece el berembang, un ¨¢rbol de zona h¨²meda, de bosque manglar. All¨ª se re¨²nen estos cole¨®pteros en busca de alimento. La noche es silenciosa. Titilan las ramas cada tres segundos. Ciudades de luci¨¦rnagas brillando al un¨ªsono. Casi puede o¨ªrse el chispazo de su abdomen. Da la sensaci¨®n de que uno est¨¢ observando constelaciones en la distancia. Este espect¨¢culo de la naturaleza se puede admirar en Kampung Kuantan, un peque?o pueblo a poco m¨¢s de una hora en coche de Kuala Lumpur, la capital de Malaisia. Para aprovechar a fondo el desplazamiento, una buena idea es acercarse a Kuala Selangor, la ciudad m¨¢s pr¨®xima, a ¨²ltima hora de la tarde, y entrar en el parque Bukit Malawati para ver el sol cayendo sobre el estrecho de Malaca, desde el faro que domina un promontorio. De pronto, all¨ª, se oye un revuelo en lo alto. De los ¨¢rboles baja una veintena de monos. Los lugare?os los llaman "educados", porque educadamente solicitan comida a los humanos. Son langures plateados, un primate d¨®cil e inofensivo. Te toman de la pernera y tiran de la mano. Las jud¨ªas crudas les vuelven locos, las miran con ojos hiperactivos. Uno los puede guiar con ellas hasta el hombro. El mono come tranquilo, subido sobre uno. Mientras, el sol desaparece. En alg¨²n lugar hacia el oeste se encuentra Indonesia.
03 ?C¨®mo miran!
Eos se ha sentado a observar a los humanos desde lo alto. Come hojas de bamb¨² con ojos atentos, de persona. Los pezones le cuelgan sobre la tripa peluda. Tiene 12 a?os, la cabellera lacia, est¨¢ embarazada. Alarga el brazo y la pierna, desplaza su cuerpo a lo largo del tronco de bamb¨², venci¨¦ndolo hacia el tejado. Un macho la persigue; ella quiere huir, pero la alcanza. Eos se aparta. El macho le sujeta el rostro. La besa. Los orangutanes coinciden con el hombre en un 96,4% de su c¨®digo gen¨¦tico. La mayor diferencia es el tama?o del cerebro. Este gran simio vive amenazado por el avance del hombre hacia su h¨¢bitat. Se calcula que quedan unos 20.000 entre las islas de Borneo (Malaisia e Indonesia) y Sumatra (Indonesia), los ¨²nicos lugares del mundo en los que se encuentran en estado salvaje. El centro de recuperaci¨®n Sepilok, en el Estado de Sabah (Borneo), permite acercarse al mam¨ªfero solitario. Vive en nidos, entre las ramas de la jungla. Un macho alfa puede llegar a medir metro y medio y pesar 100 kilos, y golpear con la fuerza de cuatro hombres. En Sepilok acogen orangutanes de corta edad que han quedado hu¨¦rfanos. Hasta los cuatro a?os son criaturas dependientes para alimentarse y protegerse. Poco a poco, a medida que crecen, los acostumbran a la selva. Cuando se vuelven autosuficientes, los dejan de nuevo libres en la jungla que rodea al centro, con una superficie de 43 kil¨®metros cuadrados. No hay verjas, Sepilok no es un zoo. All¨ª vive una comunidad de unos 60 orangutanes. Y la adaptaci¨®n es lenta. Por eso los veterinarios del centro ofrecen comida a los simios dos veces al d¨ªa desde una plataforma rodeada de lianas. S¨®lo se acercan los que no han conseguido alimentarse por s¨ª mismos. Tres o cuatro orangutanes engullendo bananas en dos movimientos. Si uno tiene suerte, en un paseo por la jungla los podr¨¢ ver frente a frente en libertad. O encontr¨¢rselos de pronto, enredados en el bamb¨², junto a las oficinas del centro, observando a los humanos con sus ojos marrones.
04 El pico de granito
Se intuye como una sombra, al otro lado de la nube. Aquello de all¨¢ arriba es la cima. Pero la niebla lo envuelve todo. Llueve como si jam¨¢s hubiera llovido. Apenas se ven los tonos plateados del pico m¨¢s alto del sureste asi¨¢tico, el Kinabalu, una cumbre de granito que se eleva 4.095 metros sobre el nivel del mar. El camino serpentea por la falda del monte, con un desnivel medio del 24%. Los escalones facilitan la traves¨ªa, pero son casi nueve kil¨®metros hasta hacer cumbre. El hombre que m¨¢s r¨¢pido la ha alcanzado es precisamente un espa?ol, Agust¨ª Roc Amador, con un tiempo de 2 horas 44 minutos. Pero la mayor parte de los alpinistas suele partir la excursi¨®n en dos jornadas. Se comienza en la puerta de Timpohon, a 1.866 metros. Al otro lado de la puerta, siguiendo el camino, hay seis kil¨®metros en pendiente hasta Laban Rata, una zona de refugios donde uno puede pasar la noche y acostumbrarse a la baja presi¨®n y la escasez de ox¨ªgeno. A 3.300 metros de altura, el alojamiento es muy limitado. Si uno quiere hacer noche, es necesario reservar con bastante antelaci¨®n. Aunque sea para dormir poco. Al d¨ªa siguiente, el campamento suele ponerse en pie en torno a las dos de la madrugada. Se desayuna arroz y noodles, para tomar fuerzas. La idea es llegar a tiempo para el amanecer, hay unas dos horas m¨¢s de subida. Si el tiempo acompa?a, y los fuertes vientos no lo impiden, se aborda el tramo final de subida a oscuras, siguiendo una cuerda por entre la roca escarpada, obligatoriamente acompa?ado por un gu¨ªa oficial del parque. Desde la estrecha cima gran¨ªtica, en los d¨ªas m¨¢s despejados, dicen que se llega a ver Filipinas, al otro lado del oc¨¦ano de nubes.
05 Buscando a Nemo
El muro de coral se pierde en el abismo, en vertical, hacia lo profundo. Donde el arrecife cambia de inclinaci¨®n hay una ca¨ªda de 600 metros hasta el suelo oce¨¢nico. All¨ª se detiene la lancha. Para motores. Dentro del agua, una nube de barracudas hace filigranas entre los rayos dorados del sol, removiendo las part¨ªculas suspendidas. El pez payaso, el de la pel¨ªcula Buscando a Nemo, agita su peque?o cuerpo anaranjado entre las molduras de coral. Un banco de peces murci¨¦lago, de amarillo y negro, se mueve como si fuera un enjambre de abejas. Cruza un tibur¨®n punta blanca de arrecife, pasea con aire se?orial su metro y medio de longitud. Una gigantesca tortuga verde, que puede llegar a pesar 200 kilos en edad adulta, se acerca con un ligero impulso de sus patas. Su cola tendr¨¢ el grosor de un brazo humano. Sale a la superficie. Respira, se sumerge. Esto es la isla de Sipadan, situada en el mar de C¨¦lebes, a una hora en lancha de la costa sureste de Borneo. La isla en s¨ª es diminuta, pero su arrecife se extiende medio kil¨®metro a su alrededor, y luego est¨¢ la ca¨ªda, el muro de coral, uno de los mejores lugares de buceo del mundo. Sipadan esconde cerca de 3.000 especies marinas y all¨ª el coral traza figuras imposibles. Pero acceder a la isla y a su fondo es complicado. S¨®lo se conceden 120 permisos al d¨ªa, por lo que es necesario pedir un hueco con tiempo. Para hacer noche en los alrededores, uno de los mejores lugares es la isla de Mabul, donde uno puede dormir en palafitos de madera, sobre el mar. Hay resorts lujosos, de 300 euros la noche, y refugios animados y m¨¢s baratos, como Uncle Chang. All¨ª, en cuanto se deja ver el t¨ªo Chang, con su coleta larga y su panza, comienzan a aparecer guitarras. Alguien se sienta a la bater¨ªa. Suena la m¨²sica.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Qatar Airways (www.qatarairways.com), a Kuala Lumpur desde Madrid, con una escala, a partir de 509 euros.
? KLM (www.klm.es), a Kuala Lumpur, ida y vuelta desde Madrid, con una escala, a partir de 886 euros.
? Alitalia (www.alitalia.es), ida y vuelta desde Madrid, con una escala, desde 977 euros.
? Malaysia Airlines (www.malaysiaairlines.com) vuela a Kuala Lumpur desde Par¨ªs, Londres, Roma, Francfort, Amsterdam y Estocolmo.
Informaci¨®n y datos b¨¢sicos
? Turismo de Malaisia (www.tourism.gov.my).
? Moneda: ringgit (un euro equivale aproximadamente a cinco ringgits).
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