2.000 portugueses trabajan hasta 17 horas al d¨ªa en obras p¨²blicas
La autoridad laboral admite la situaci¨®n pero asegura que no puede impedirla
La crisis inmobiliaria los ha desplazado a las obras p¨²blicas, pero el resultado es el mismo. M¨¢s de 2.000 operarios portugueses, seg¨²n c¨¢lculos de empresas del sector, trabajan en las grandes infraestructuras en construcci¨®n en Galicia durante jornadas que no suelen bajar de las 11 horas al d¨ªa, llegan a 17 con asiduidad y en casos extremos alcanzan las 20 horas diarias. Los sindicatos y la autoridad laboral conocen la situaci¨®n. Los primeros aseguran que llevan a?os denunci¨¢ndola, mientras que la Inspecci¨®n del ministerio admite que es incapaz de ponerle fin.
A diferencia de lo que ocurr¨ªa en el sector inmobiliario, que provocaba desplazamientos diarios de trabajadores portugueses, principalmente a las provincias del sur, las caracter¨ªsticas de las obras de infraestructuras han provocado cambios en el sistema, con estancias en Galicia semanales. Pero el resultado es parecido: jornadas que llegan a duplicar el convenio de la construcci¨®n, sin control alguno y a seis euros la hora. Las bajas en las ofertas de las contratas y la presi¨®n pol¨ªtica para acortar los plazos de ejecuci¨®n han agravado el problema.
Empresas lusas ejercen como ETT, pese a la prohibici¨®n que rige en el sector
"He visto a gente dormirse al cami¨®n tras trabajar 20 horas seguidas"
AVE y autov¨ªas como la A-8 son los principales focos del problema, que no afecta ¨²nicamente a trabajadores de Portugal, aunque ¨¦stos representen el 90% del total. Siempre seg¨²n fuentes del sector, y de acuerdo con certificaciones a las que ha tenido acceso a este peri¨®dico, las jornadas se prolongan sistem¨¢ticamente, a pesar de que el convenio del sector s¨®lo autoriza ocho horas al d¨ªa y un m¨¢ximo de una hora extra por jornada. Las empresas recogen las horas trabajadas por cada operario en partes que se disfrazan en la n¨®mina como complementos.
No son las adjudicatarias de las obras, por lo general empresas de gran tama?o asociadas como Uni¨®n Temporal de Empresas (UTE), las que contratan a estos operarios, ni siquiera indirectamente. Las UTE subcontratan a empresas constructoras, pero ni ¨¦stas ni las grandes compa?¨ªas del sector tienen personal en n¨®mina, m¨¢s all¨¢ de delegados y t¨¦cnicos. Las subcontratas recurren a empresas para que les suministren personal. En Galicia, un grupo de no m¨¢s de siete compa?¨ªas portuguesas nutre de operarios a pr¨¢cticamente todas las constructoras. Aunque la contrataci¨®n a trav¨¦s de empresas de trabajo temporal (ETT) est¨¢ prohibida en el sector, estas firmas se limitan a suministrar personal, de forma que la responsabilidad se diluye.
La ley de contrataci¨®n hace a las UTE responsables solidarias de eventuales ilegalidades en la contrataci¨®n. "Pero en la pr¨¢ctica, Inspecci¨®n nunca las vincula", lamenta Manuel Golpe, secretario de la Federaci¨®n de la Construcci¨®n de UGT-Galicia. "Es una ley que no cumple nadie, a pesar de nuestras continuas denuncias", lamenta. Los sindicatos acusan de "dejadez" de las autoridades laborales. ?stas aseguran que su margen de maniobra es m¨ªnimo si no hay denuncias de los propios operarios.La existencia de m¨¢s de 2.000 jornaleros no se le escapa ni a sindicatos ni a autoridades laborales, pero nadie parece encontrar el modo de ponerle fin a la situaci¨®n. Fuentes del sector aseguran que el descontrol del cumplimento de los horarios contrasta con los avances en materia de seguridad. "Se vigilan las condiciones de seguridad, y las empresas est¨¢n obligadas a contar con agentes propios, pero jam¨¢s ha venido un inspector a pedirme el parte en el que apunto las horas", reconoce un coordinador de grupo, que pide permanecer en el anonimato. "Yo he visto a gente trabajar hasta quedarse dormida al volante del cami¨®n despu¨¦s de estar 20 horas", confiesa.
Buena parte de los extranjeros que trabajan a destajo se concentran en las obras del AVE, principalmente en el Eje Atl¨¢ntico, el que se encuentra en una fase m¨¢s activa de ejecuci¨®n. En invierno, la situaci¨®n se modera por la reducci¨®n de horas de sol, pero en casos puntuales como t¨²neles y puentes, llega a l¨ªmites "insostenibles", seg¨²n las mismas fuentes.
La Conseller¨ªa de Traballo se desentiende por completo de un control que atribuye en exclusiva a la Inspecci¨®n de Trabajo, que depende del Ministerio de Trabajo e Inmigraci¨®n. En la direcci¨®n territorial de Galicia se confiesan impotentes para acotar el problema. "Es muy dif¨ªcil ponerle fin si no lo denuncian los propios trabajadores", asegura la jefa territorial de A Coru?a, Teresa D¨ªaz. Pero la f¨®rmula es que a menos empleo, m¨¢s precariedad y menos denuncias. "Los propios portugueses est¨¢n ocultando sus excesos de jornada", denuncia D¨ªaz.
En los ¨²ltimos a?os, durante el boom de la construcci¨®n, las autoridades parecieron tomar conciencia del problema. En abril del a?o pasado, representantes de la Xunta y de Portugal se reunieron en Ourense para coordinar la actividad inspectora, ante los reiterados accidentes que se suced¨ªan. Pero las decisiones que all¨ª se tomaron hac¨ªan hincapi¨¦ en la siniestralidad en la carretera, ya que los trabajadores cruzaban todos los d¨ªas la frontera para ir a trabajar. Ya no es el caso. En las obras publicas, los operarios permanecen de lunes a viernes en la zona de trabajo, y aprovechan para hacer el m¨¢ximo de horas posible antes de regresar a casa los fines de semana.
La delegaci¨®n gallega de la Inspecci¨®n de Trabajo y Seguridad Social cuenta en Galicia con unos 60 inspectores. "No es tanto un problema de personal como de dificultades para efectuar el trabajo", asegura la jefa territorial de A Coru?a. Cuando se aplica un plan de actuaci¨®n, los frutos son m¨¢s bien escasos. "Por ejemplo, en las obras del puerto exterior de Punta Langosteira, en A Coru?a", apunta. "Por lo general, si los trabajadores no denuncian y los sindicatos no se implican, es dif¨ªcil la constataci¨®n". Con los datos logrados por los inspectores, a?ade, "los jueces suelen anular los expedientes". Y contin¨²a: "En este mundo nadie se moja, y a los inspectores nos faltan pruebas para que nuestro trabajo tenga consecuencias".
Los sindicatos discrepan abiertamente de este discurso. "Cada vez hay m¨¢s inspectores, lo que hace falta es que salgan de su despacho y pisen la calle", denuncia Manuel Golpe, de UGT. "Hay casos sangrantes, como empresas que piden al operario que firme una carta en blanco en la que pide la baja voluntaria, por si acaso. Ante una situaci¨®n as¨ª hay que actuar", relata.
Los representantes de los trabajadores aseguran que en la Inspecci¨®n "el desencanto cunde poco a poco", al comprobar las escasas consecuencias de su tarea. Descarta Manuel Golpe cualquier responsabilidad sindical como la apuntada por la jefa de A Coru?a. "Nosotros auspiciamos la ley de subcontrataci¨®n, pero si no se aplica no es nuestra responsabilidad", explica Golpe, que denuncia la "dejadez absoluta" de las autoridades.
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