70 a?os en la historia de la ciencia europea
Este a?o se conmemoran los 70 a?os de la fundaci¨®n del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), la mayor instituci¨®n cient¨ªfica francesa y en muchos aspectos de Europa.
El aniversario se conmemora en el momento en el que el Gobierno franc¨¦s est¨¢ procediendo a una reestructuraci¨®n de la instituci¨®n que muchos consideran un desmantelamiento. En este proceso se ha producido un conflicto de fuerte carga ideol¨®gica. Tambi¨¦n se conmemoran los 70 a?os de la fundaci¨®n del CSIC en Espa?a en un momento de reflexi¨®n sobre la solidez del esfuerzo cient¨ªfico y tecnol¨®gico que hemos estado haciendo en Espa?a.
La fecha de nacimiento del CNRS no es gratuita. Su fundaci¨®n se hace pocas semanas despu¨¦s del inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero se hab¨ªa gestado en los tiempos del Frente Popular bajo el impulso del Premio Nobel de F¨ªsica Jean Perrin. Sus primeros a?os estuvieron envueltos en la historia convulsa de la ocupaci¨®n alemana por lo que el gran impulso se dio una vez acabada la guerra y sobre todo con la llegada del general De Gaulle al poder en 1958.
En Francia y Espa?a se echa en falta una reflexi¨®n sobre el modelo que se quiere implantar
En esta ¨¦poca se desarrollan en Francia grandes proyectos de investigaci¨®n que han sido decisivos para la ciencia y la industria europeas. No se entiende la industria nuclear europea, el cohete Ariane o el Airbus sin las instituciones de investigaci¨®n creadas en aquel tiempo, de la misma forma que el desarrollo de la agricultura francesa no se entiende sin el INRA. En este contexto el CNRS es la instituci¨®n que se encarga de la ciencia b¨¢sica.
El CNRS es hoy una compleja estructura en la que trabajan 36.000 personas y con un presupuesto de 3.400 millones de euros. Su funcionamiento ha estado basado en unidades de diferente talla (1.200 en 2009), a menudo situadas en universidades, con un presupuesto repartido entre unidades y una evaluaci¨®n por comisiones internas elegidas a partes iguales por la direcci¨®n del CNRS y por los trabajadores donde los sindicatos tienen mucho peso y cuyo papel se reforz¨® tras el Mayo del 68.
Es este tipo de estructura contra la que el Gobierno de Sarkozy ha dirigido su reforma. Se ha establecido una agencia a la que los investigadores tienen que presentar sus proyectos, otra agencia que eval¨²a las unidades, la gesti¨®n de ¨¦stas va a estar ligada cada vez m¨¢s a las universidades y se han creado institutos que dividen el CNRS en grandes ¨¢reas. La biolog¨ªa, por ejemplo, va a estar aliada al INSERM, la instituci¨®n francesa de investigaci¨®n m¨¦dica.
En la actualidad, la discusi¨®n se centra en primas para aumentar el sueldo al 20% de los investigadores que se considere hayan hecho un trabajo de excelencia. Se ha producido una fuerte reacci¨®n en contra de estas reformas por parte de quienes piensan que lo que se quiere es destruir una instituci¨®n por motivos ideol¨®gicos y poner la investigaci¨®n francesa en manos de prioridades de tipo industrial.
En una carta dirigida a la ministra de Universidades un investigador del CNRS, posible merecedor de la prima, expresa su rechazo a la misma con el argumento de que la recompensa de una investigaci¨®n debe ser exclusivamente moral y pide buenos salarios para todos.
Para los investigadores espa?oles estas discusiones pueden sonar como algo arcaico. Desde que se cre¨® en los a?os ochenta el Plan Nacional, los investigadores tienen que dirigirse a convocatorias competitivas para financiar su actividad. Los laboratorios no suelen evaluarse y hasta un 40% del sueldo de un investigador puede consistir en complementos de productividad.
La reforma que en Francia consideran neoliberal se realiz¨® en Espa?a esencialmente por Gobiernos socialistas, pero que se dirig¨ªan hacia instituciones de origen franquista. De hecho, este mes se celebra el 70? aniversario del decreto fundacional del CSIC que incorpor¨® las propiedades de la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios con un discurso de corte falangista y conservador.
Pero la discusi¨®n actual es sobre el modelo de instituci¨®n que se quiere implantar. Es posible que la estructura del CNRS fuera cara, r¨ªgida y burocr¨¢tica y que estuviera poco adaptada a la flexibilidad que la ciencia requiere actualmente. Sin embargo, posee un sistema de reflexi¨®n continuada que implicaba a su personal y una estructura fuerte que pesaba en Europa.
En Espa?a carecemos, con excepciones de reciente creaci¨®n, de centros con una misi¨®n clara. En las Universidades y el CSIC los grupos compiten por su financiaci¨®n en estructuras que se convierten en hoteles de grupos sin pol¨ªtica conjunta, la introducci¨®n de criterios de productividad en el salario puede crear conflictos de intereses en los cient¨ªficos y se carece de una pol¨ªtica que defender de cara al exterior. En Francia, y en Espa?a, se echa en falta una reflexi¨®n, alejada en lo posible de disputas ideol¨®gicas y de inercias administrativas, sobre el modelo que se quiere implantar para crear estructuras de investigaci¨®n eficaces, ligadas a las necesidades del entorno y que se adapten a la ciencia din¨¢mica y globalizada en que vivimos.
Pere Puigdomenech es profesor en el Departament de Gen¨¨tica Molecular, CRAG, Centre de Recerca en Agrigenomica, CSIC-IRTA-UAB.
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