As¨ª se gobierna un pueblo vertical

Algunos oficinistas de la Torre Picasso guardan estos d¨ªas un par de zapatillas bajo la mesa. En una fecha pr¨®xima, pero secreta, habr¨¢ un simulacro y tendr¨¢n que evacuar el edificio. Los de la planta m¨¢s alta tardar¨¢n un cuarto de hora en bajar las escaleras; de ah¨ª las zapatillas. A los bomberos les llevar¨¢ s¨®lo cinco minutos subirlas.

Si no eres bombero y subes en el ascensor, se te taponan un poco los o¨ªdos, porque tarda 50 segundos en llegar al piso 42, el ¨²ltimo habitado -los dos siguientes contienen maquinaria- donde est¨¢n las oficinas de FCC, la empresa propietaria. Desde all¨ª, unas escaleritas llegan a la azotea. A 157 metros de altura Madrid parece una urbanizaci¨®n rodeada de campo. El helipuerto de la Picasso -que nadie recuerda que haya sido usado nunca- fue, durante a?os, el punto m¨¢s alto de la ciudad, hasta que llegaron las torres del Real Madrid. A pesar del r¨¦cord, desde que se inaugur¨®, en 1989, s¨®lo ha habido un suicida: Eduardo Noriega al final de la pel¨ªcula Abre los ojos.

El arquitecto que dise?¨® el inmueble, de 42 plantas, ten¨ªa miedo a las alturas

Curiosidad arquitect¨®nica uno: Minoru Yamasaki, el norteamericano que proyect¨® esta atalaya (aunque muri¨® antes de verla acabada) ten¨ªa miedo a las alturas. Su soluci¨®n: dise?ar ventanas muy estrechas que no diesen tanto v¨¦rtigo a los inquilinos.

Debajo de la gigantesca H de la azotea trabajan 4.500 personas. "Esto es como un pueblo", dice Guillermo Alcaide, director general de Per Gestora. El apellido le viene al pelo, porque, siguiendo su met¨¢fora, ¨¦l ser¨ªa el alcalde de este municipio vertical. Gestionar el rascacielos ocupa a 37 personas, de azafatas a ebanistas, m¨¢s un ej¨¦rcito de limpiadoras, guardas de seguridad y mensajeros subcontratados. Su trabajo consiste en que la torre sea una m¨¢quina perfecta. Por ejemplo: cuando se funde cualquiera de los 20.000 puntos de luz, hay que cambiar la bombilla "en tiempo real".

Los inquilinos huelen a dinero. Deloitte, Accenture, Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, Google y su m¨ªtica oficina con futbol¨ªn, sill¨®n de masaje y m¨¢quina de coca-cola gratis... Hasta 34 empresas ocupan al 100% del edificio. ?Qu¨¦ crisis?: 79.000 metros cuadrados alquilables, a 35 euros por metro y mes. "Nuestro ¨¦xito es haber apostado por mantenernos siempre en el top, a la vanguardia tecnol¨®gica", dice Alcaide orgulloso. A pesar de que este a?o la torre cumple 20, est¨¢ en estado de revista. Incluso las tripas del inmueble, las que nunca ver¨¢n los exclusivos oficinistas, est¨¢n impecables. En una ultramoderna sala del s¨®tano se encuentra el "centro de control", cerebro del edificio inteligente (que en realidad no lo ser¨ªa si no hubiese dos personas manej¨¢ndolo 24 horas al d¨ªa). Es como la cabina del tipo que mov¨ªa a Mazinger Z. Aprietan un bot¨®n, y 30 pisos m¨¢s arriba se bloquea una puerta. Otro, y se apagan las luces de un pasillo. El operario busca cu¨¢ndo se abri¨® por ¨²ltima vez la escotilla de la azotea, teclea hora y minuto y, ?magia!, aparece, en una de las 32 pantallas, la imagen de la periodista pase¨¢ndose por el cielo de Madrid. "Hay 350 c¨¢maras, se podr¨ªa hacer una pel¨ªcula de toda la visita", dice Alcaide. A su lado, su jefe de seguridad (al que llama en broma su "brazo armado") asiente. Tienen un estricto protocolo para todo. Las visitas han de ser confirmadas dos veces para conseguir una tarjeta que s¨®lo da acceso a la oficina donde las esperan, los turistas que intentan sacar fotos de la fachada son rega?ados por los guardas, los mensajeros, que se han de lavar previamente las manos por la gripe A, no pueden llevar gorra ni gafas de sol, dos grupos electr¨®genos aut¨®nomos saltar¨¢n en caso de apag¨®n para que nadie se atasque en un ascensor, o peor, pierda una conexi¨®n millonaria con la Bolsa de Tokio. Seg¨²n los encargados, las amenazas principales son "el fuego y lo otro".

Curiosidad arquitect¨®nica dos: Yamasaki fue tambi¨¦n el arquitecto de las Torres Gemelas, y en 1999 ETA plane¨® un ataque frustrado contra la Torre Picasso. De "lo otro" no se habla mucho. Del protocolo en caso de incendio, s¨ª. Entre los empleados hay incluso un "equipo de primera intervenci¨®n", t¨¦cnicos entrenados como bomberos, con un flamante uniforme profesional. Muy pronto se lo volver¨¢n a calzar para el simulacro anual. Alcaide no sabe la fecha secreta (as¨ª es m¨¢s divertido), pero tiene dos cosas claras: no tardar¨¢n m¨¢s que la ¨²ltima vez en evacuar el edificio (17 minutos) y su equipo, como la orquesta del Titanic, no abandonar¨¢ el barco.