Todo lo que no entiendo sobre las cajas
Y me gustar¨ªa que me aclarasen, obviamente. No tanto porque no imagine el desenlace, que creo que podr¨ªamos ir titulando Lo que el viento se llev¨® (o, m¨¢s exactamente, Foise co vento), sino por curiosidad. La historia de este pa¨ªs, tanto la remota como la reciente, es especialmente pr¨®diga en ocasiones perdidas, y en esta ocasi¨®n concreta me gustar¨ªa saber el c¨®mo, el porqu¨¦ y, si no es mucho pedir, el quienes. Digo que es por curiosidad porque aqu¨ª no hay precedentes de que los poderes pol¨ªticos o econ¨®micos expliquen a la ciudadan¨ªa sus objetivos y argumentos, reserva tan poco democr¨¢tica como tremendamente ¨²til a la hora de echarle la culpa de lo que pase al destino o a todos, es decir, a nadie.
La misi¨®n de los pol¨ªticos no es la de gustar a todo el mundo, sino tomar decisiones
La primera cuesti¨®n que no tengo clara es la que se da por supuesta: la necesidad de las fusiones. Ignoro las razones que tiene el Banco de Espa?a para considerarlas urgentes y necesarias, y las que tiene el Gobierno, que supongo ser¨¢n las mismas, para destinar 9.000 millones de euros a un fondo espec¨ªfico para reordenar el sector bancario (FROB). Es decir, ?est¨¢ tan mal la cosa o es una excusa m¨¢s para que el Estado inyecte liquidez al sistema bancario con m¨¢s beneficios del mundo? Como supongo que ninguna instancia, estatal o financiera, reconocer¨¢ p¨²blicamente nunca ninguna de estas dos opciones, vamos a convenir que las fusiones "hacen falta", a secas y sin m¨¢s detalles. La segunda duda es qu¨¦ planes hay sobre el futuro de las cajas, si dejar que deriven a ser unos bancos m¨¢s, o en reafirmar y controlar los fines sociales que tienen. Como tampoco espero respuesta, propongo dar por supuesto que seguir¨¢n siendo lo que son ahora, sean lo que sean.
Si el primer supuesto -la necesidad de fusiones- no fuese cierto, cuantas m¨¢s oferta financiera haya, mejor para el usuario. Si no lo fuese el segundo -la funci¨®n social de las cajas- entonces los bancos, se llamen como se llamen, pueden hacer lo que quieran. Pero si los dos son ciertos, lo l¨®gica y obviamente beneficioso para Galicia ser¨ªa que Caixa Galicia y Caixanova se fusionasen. (Y si hay un tercer supuesto, el que s¨®lo una de las cajas precisa medidas, eso deber¨ªa tenerse en cuenta a la hora de dise?ar la operaci¨®n y a la de marcar el rumbo del resultado de la misma). Claro que aqu¨ª tampoco hay demasiados precedentes de que se hayan impuesto las soluciones l¨®gicas y beneficiosas para la mayor¨ªa, sino las que conven¨ªan al que interesaba atender.
Subterfugios para no hacer lo l¨®gico hay muchos, casi todos disfrazados de t¨¦cnicos, y en eso Fenosa es una fuente de luz, nunca mejor dicho. Est¨¢n el porque me peta, como las razones que ni siquiera se molest¨® en detallar el gobierno de Aznar para vetar que Uni¨®n Fenosa adquiriese Hidrocant¨¢brico, porque los motivos reales de la decisi¨®n eran el origen asturiano de los ministros Rato y ?lvarez Cascos. O el deixa que xa/ir indo: meses y a?os despu¨¦s de que se produjese la "fusi¨®n por absorci¨®n" (sic) de Fenosa por Uni¨®n El¨¦ctrica, todav¨ªa hab¨ªa declaraciones oficiales de que la operaci¨®n reforzaba la "galleguidad" de la empresa (la galleguidad deb¨ªa de consistir en lo emigrante), y quiz¨¢s tambi¨¦n quien las creyese. En lo que nos ocupa, las alternativas a lo obvio parecen apuntar a irlo haciendo sin que se note. Una v¨ªa es abogar por las fusiones expansivas, aunque el problema es que en sitios como Murcia no existe el nacionalismo como chivo expiatorio para justificar que hay que ser abiertos y cosmopolitas, y se aferran a lo suyo sin complejos. O sea que quiz¨¢s habr¨¢ que echar mano de las fusiones virtuales o SIP (Sistema Institucional de Protecci¨®n), que es un RIP (Requiescat in pacem) sin cuotas iniciales, pero a plazo fijo.
Lo de las cajas, igual que Lo que el viento se llev¨®, es una historia de pasiones en serie. A quiere a B, que quiere a C. Tambi¨¦n aqu¨ª hay muchos personajes que enredan y desarrollan tramas secundarias (locales, en este caso), pero el verdadero protagonista es el poder pol¨ªtico del que se ha dotado Galicia. La Xunta, vamos. Feij¨®o puede representar el papel que encarnaba Clark Gable, el Rhett Butler que persegu¨ªa sus objetivos con propuestas como aquella de "hago un elogio a su inteligencia pidi¨¦ndole que sea mi amante sin haberla seducido previamente", o impon¨ªa ejercicios de realismo como: "No estoy m¨¢s enamorado de ti que tu de m¨ª. Dios proteja al que realmente se enamore de ti. Bueno, ?c¨®mo quieres el anillo, querida?". O puede hacer el papel de Mammy que hac¨ªa Hattie McDaniel ("S¨ª, se?orita Escarlata"). La misi¨®n de los pol¨ªticos no es la de gustar a todo el mundo, como dec¨ªa y ejemplificaba al extremo Margaret Thatcher, ni limitarse a hacer declaraciones estupendas. Es tomar decisiones.
Pero eso es la teor¨ªa. La experiencia, en palabras del antrop¨®logo Marcial Gondar, es que aqu¨ª no nos preguntamos qu¨¦ vamos a hacer, sino qu¨¦ nos va a pasar. Vivamos como galegos. Descabezados y descapitalizados. Malo ser¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.