Victoria rutinaria

Pasada la tormenta de la Copa, el Bernab¨¦u se reencontr¨® con la extra?a monoton¨ªa de la Liga. Frente al Racing, el p¨²blico sigui¨® sin ver a ese equipo deslumbrante con el que so?¨® este verano. La escasa entidad del visitante hizo poco por activar los est¨ªmulos. El Madrid se encontr¨® tan c¨®modo cediendo el bal¨®n como tomando la iniciativa. El resultado fue tan tranquilizador para Pellegrini como aburrido para los espectadores. La gente murmur¨®. Los hinchas se marcharon a sus casas pensando que el viaje al Camp Nou, en el peor de los casos, animar¨¢ el programa.

Uno de los problemas principales que deben resolver los equipos que visitan el Bernab¨¦u es d¨®nde situar sus l¨ªneas para hacer m¨¢s da?o al Madrid. No se sabe si el Racing sali¨® a instalarse alrededor de su ¨¢rea con una intenci¨®n t¨¢ctica, o se apalanc¨® all¨ª sencillamente porque no pudo dar m¨¢s de tres pases seguidos. Lo cierto es que empez¨® el partido y frente a To?o se formaron dos l¨ªneas bien pegadas. Esto genera en el Madrid m¨¢s dificultades de las previstas. Sus jugadores desequilibrantes rompen m¨¢s por velocidad que por destreza. Hay m¨¢s galgos que regateadores. Frente a defensas cerradas, Kak¨¢, Higua¨ªn, Marcelo, o el propio Benzema, no destacan. Necesitan tocar y moverse mucho para provocar desajustes en los marcajes rivales, y estos movimientos, y estos toques, s¨®lo pueden ser eficaces cuando los jugadores llevan un tiempo ejercit¨¢ndolos en competici¨®n. No es el caso del Madrid, al que le falta un poco de coordinaci¨®n y, tal vez, un enganche. Esa fue la sensaci¨®n que dieron sus atacantes en el arranque del partido.

Frente a defensas cerradas, Kak¨¢, Higua¨ªn, Marcelo o Benzema no destacan

El gol tuvo un efecto narc¨®tico frente a un adversario que no supo apretar

Kak¨¢ pareci¨® sorprendido ante la presencia de Granero. El canterano, que regres¨® a la titularidad en la Liga despu¨¦s de un mes, procur¨® abarcar mucho terreno. Se plant¨® en el sitio de Lass, junto a Xabi, y desde all¨ª se movi¨® entre l¨ªneas, por detr¨¢s de los puntas. Sus maniobras desorientaron a Kak¨¢, que tard¨® un rato en encontrar su sitio. Lo hizo cuando empez¨® a caer a las bandas. Hasta que Kak¨¢ no se subi¨® al tren del partido, el Madrid no encontr¨® el camino. Domin¨® al Racing, sin embargo, que durante media hora exhibi¨® sus penurias. Durante la ¨²ltima d¨¦cada, el Racing vivi¨® al amparo de Munitis. El jugador del barrio marinero ha sido el s¨ªmbolo del equipo. Por presencia de ¨¢nimo y por presencia f¨ªsica. En los ¨²ltimos meses, a Munitis le va quedando menos de lo ¨²ltimo. El hombre sufre el desgaste de los a?os. Ya no puede ser tan generoso en los esfuerzos y el equipo no sabe c¨®mo responder a eso.

El Racing est¨¢ en crisis simplemente porque su capit¨¢n envejece. Algo de eso le ha pasado al Madrid en los ¨²ltimos tiempos. Con Ra¨²l decididamente en la reserva, el equipo est¨¢ buscando un nuevo patr¨®n de juego. No hay pretemporadas para cumplir con este rito. Debe hacerlo ahora. Las noches como la de ayer invitan a la investigaci¨®n y el ensayo. Si cada partido supone un desaf¨ªo, el que propuso el Racing no fue precisamente insalvable. El repliegue inicial, forzado o voluntario, entreg¨® la manija del partido a Xabi Alonso. El vasco se bast¨® ¨¦l solo para llevar el peso de la organizaci¨®n de su equipo. El Madrid jug¨® como Xabi quiso, al menos en 70 metros de campo. El hombre propuso v¨ªas por la izquierda, por el medio y por la derecha, pero muchas veces sus compa?eros no lo siguieron. Incluso tuvo la ocasi¨®n de enviar un bal¨®n a la red, pero su tiro, peg¨¢ndole con el exterior, se fue al palo. El de Xabi fue un dominio un poco frustrante, pero pl¨¢cido. Cuando recuper¨® el bal¨®n, el Racing s¨®lo amenaz¨® con pases en profundidad a Tchit¨¦. La velocidad del punta fue tres veces contrarrestada por Pepe, muy aplicado en todos los cierres. El Racing no lleg¨® a tirar a puerta ni forz¨® un solo c¨®rner.

Con la contribuci¨®n silenciosa de Arbeloa, que le brinc¨® su apoyo en el lateral derecho, Kak¨¢ se anim¨® a desbordar por fuera. Fue despu¨¦s de un centro suyo cuando el Racing recibi¨® el gol. To?o se puso nervioso, rechaz¨® mal, Garay cabece¨® el rebote y, con un toque, empuj¨¢ndola, Higua¨ªn convirti¨®. A lo Ra¨²l.

El gol tuvo un efecto narc¨®tico en el Madrid, que aprovech¨® la ventaja para reorganizarse y tranquilizarse. Se tranquiliz¨® en exceso. Dio diez pasos atr¨¢s, y se acomod¨®, entregado a la contemplaci¨®n del adversario. A la velocidad de los atacantes madridistas les conviene el contragolpe y a esto se dedicaron. Result¨® desagradable para el p¨²blico que el Racing no aprovechase un poco m¨¢s las ventajas que le ofrec¨ªa el equipo local. Munitis y sus chicos no tuvieron ni una sola idea capaz de inquietar a Pepe y Garay. Ante la falta de oposici¨®n, el duelo se convirti¨® en un encuentro. Fue el partido m¨¢s rutinario que se ha jugado en Liga en el Bernab¨¦u esta temporada. S¨®lo el ¨¢rbitro, que vio un fuera de juego inexistente, impidi¨® que se agitara la coctelera cuando anul¨® un gol de Canales.