F¨²tbol y econom¨ªa
Tras m¨¢s de dos d¨¦cadas compaginando el an¨¢lisis econ¨®mico con la porter¨ªa (y, recientemente, el banquillo de entrenador), he llegado a la conclusi¨®n de que el f¨²tbol y la econom¨ªa tienen mucho en com¨²n. En ambos casos se trata de administrar recursos escasos (la plantilla de jugadores) para reaccionar contra eventos inesperados (la estrategia y jugadores del rival, el terreno de juego, los errores del ¨¢rbitro, la climatolog¨ªa) y tratar de maximizar el resultado final. En algunos casos se compone el equipo ideal y las rachas de victorias se suceden. Pero un d¨ªa llega la gran derrota, tras la cual se abre un periodo de introspecci¨®n, se recupera a los lesionados, se trata de elevar la moral, se despide al entrenador y se cambia de sistema de juego, tratando de adoptar los sistemas victoriosos.
En f¨²tbol y en econom¨ªa se administran recursos escasos para reaccionar ante eventos inesperados
Es decir, lo mismo que ha sucedido con la econom¨ªa mundial en los ¨²ltimos tres a?os. Tras un largo periodo de bonanza econ¨®mica y euforia financiera, donde se cre¨ªa haber eliminado pr¨¢cticamente las fluctuaciones c¨ªclicas gracias a la maestr¨ªa de los dirigentes econ¨®micos, la crisis de los ¨²ltimos a?os ha representado, para muchos, la gran derrota del statu quo econ¨®mico imperante. Y tras la derrota se ha abierto el periodo de reflexi¨®n, se est¨¢ recuperando a los muchos lesionados (las instituciones financieras), tratando de elevar la moral (el G-20 se afana en comunicar que la recuperaci¨®n esta ah¨ª y el est¨ªmulo de pol¨ªtica se mantendr¨¢ todo lo que sea necesario), despidiendo a los entrenadores (muchos pol¨ªticos est¨¢n sufriendo el impacto de la crisis en las encuestas, y m¨²ltiples dirigentes privados han sido reemplazados, por mucho que se hable de riesgo moral) y cambiando el sistema de juego (tanto los conceptos econ¨®micos generalmente aceptados como la legislaci¨®n).
Igual que la victoria de Hungr¨ªa sobre Inglaterra enterr¨® para siempre el sistema futbol¨ªstico WM en los a?os sesenta, la crisis de 2007-2009 ha cuestionado algunas verdades econ¨®micas hasta ahora consideradas casi dogm¨¢ticas. Por ejemplo, el uso de la pol¨ªtica fiscal como instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica antic¨ªclica. Algo hasta ahora denostado por el consenso econ¨®mico y considerado de dudoso impacto, los paquetes fiscales adoptados por el G-20 han sido un elemento fundamental de la recuperaci¨®n econ¨®mica de este a?o y, si se combinan con paquetes de reforma de medio plazo que estabilicen las finanzas p¨²blicas, podr¨ªan ser verdaderamente efectivos y pasar a formar parte del arsenal aceptado de respuesta anticrisis. Pero, como los cambios de sistema de juego futbol¨ªsticos, estos cambios de sistema de juego econ¨®mico acarrean consecuencias. Si los Gobiernos quieren poder usar la pol¨ªtica fiscal de manera efectiva durante las crisis, deber¨¢n acumular super¨¢vit durante los periodos de bonanza. La pol¨ªtica fiscal es altamente asim¨¦trica. Vean el caso de Espa?a, ahora con un d¨¦ficit de dos d¨ªgitos. ?Se imaginan cu¨¢l habr¨ªa sido la reacci¨®n pol¨ªtica y de los agentes sociales si el Gobierno hubiera anunciado en los a?os previos a la crisis, cuando la econom¨ªa estaba creciendo a toda velocidad, un objetivo fiscal de un super¨¢vit del 5%-10% del PIB, algo que, desde el punto de vista c¨ªclico, no hubiera sido de ninguna manera disparatado, ya que la econom¨ªa espa?ola llevaba a?os creciendo bastante por encima de su potencial?
Otro cambio importante es la percepci¨®n de las estructuras del mercado laboral. La evoluci¨®n del desempleo en esta crisis en los distintos pa¨ªses presenta un experimento muy interesante. En EE UU y en Espa?a, el paro se ha disparado, a pesar de contar con estructuras laborales muy distintas -Estados Unidos tiene una protecci¨®n laboral y salarial m¨ªnima, mientras que Espa?a tiene cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial y la perversa combinaci¨®n dual de alt¨ªsima protecci¨®n de los contratos fijos y baj¨ªsima protecci¨®n de los contratos temporales-. En el Reino Unido, el paro se ha contenido gracias a la flexibilidad de los salarios -el acuerdo salarial m¨¢s frecuente en el ¨²ltimo a?o ha sido la congelaci¨®n salarial-. En Alemania, donde la flexibilidad laboral es mayor que la de los contratos permanentes espa?oles, el paro se ha contenido a trav¨¦s de la aplicaci¨®n de subsidios para la reducci¨®n de jornada, el ya famoso kurzarbeit. Parece que la flexibilidad absoluta americana no es una buena idea en periodos de crisis profunda, ya que genera mucho paro potencialmente de larga duraci¨®n y, por tanto, requiere pol¨ªticas de apoyo activo al mercado laboral -algo que la Administraci¨®n de Obama se est¨¢ planteando y que probablemente adoptar¨¢ a comienzos de 2010.
Parece que la estructura laboral dual espa?ola tampoco es una buena idea, ya que la alt¨ªsima protecci¨®n de los contratos permanentes fuerza una reducci¨®n masiva de los contratos temporales, y la temporalidad reduce la eficacia del kurzarbeit. Pero, recordemos, la temporalidad existe para proteger la alt¨ªsima protecci¨®n de los contratos permanentes espa?oles. De nuevo retornamos a la necesidad de una profunda reforma laboral en Espa?a que reduzca la dualidad del sistema, tanto por razones coyunturales como de justicia intergeneracional.
La madre de un compa?ero m¨ªo en el Real Zaragoza alev¨ªn no paraba de gritar "arriba los corazones". Su apoyo era importante, pero sin el esfuerzo y los cambios estrategicos no hubi¨¦ramos remontado partidos ni ganado finales. Pa¨ªses como Espa?a, uno de los m¨¢s damnificados por esta crisis, deben replantearse muy seriamente su plan econ¨®mico de medio plazo, m¨¢s all¨¢ de las llamadas al optimismo y los remedios puntuales. Es urgente.
?ngel Ubide es investigador visitante del Peterson Institute for International Economics en Washington.
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