A¨²n hay vida en Copenhague
Los expertos sostienen que se mantendr¨¢ la lucha contra el CO2 aunque no haya un pacto completo en Dinamarca - La UE, China y EE UU quieren alejarse del petr¨®leo
La cumbre del clima de Copenhague est¨¢ condenada y ya es seguro que de all¨ª no saldr¨¢ el tratado vinculante contra el cambio clim¨¢tico para sustituir al Protocolo de Kioto. S¨®lo habr¨¢ un acuerdo pol¨ªtico. Esto no era lo que los 192 pa¨ªses de la ONU acordaron en Bali en 2007, as¨ª que es leg¨ªtimo considerar que la cumbre es un fracaso, pues no ha cumplido lo previsto. Y sin embargo, la lucha contra el cambio clim¨¢tico parece que seguir¨¢ m¨¢s all¨¢. Sobre todo por las ventajas que tiene para la UE, EE UU y China alejarse de los combustibles f¨®siles y ahorrar energ¨ªa, con lo que mejorar¨¢n su independencia energ¨¦tica, seg¨²n los expertos consultados. ?Un fiasco rotundo, pues? No tan r¨¢pido.
"Estamos mucho mejor que hace dos a?os", asegura Teresa Ribera
En el peor escenario, la temperatura podr¨ªa subir seis grados este siglo
Pedro Linares, profesor de Organizaci¨®n Industrial de la Universidad Pontificia Comillas y miembro del Instituto de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica, afirma que el avance hacia una econom¨ªa baja en carbono no se parar¨¢ del todo si en Copenhague no hay un tratado: "China, EE UU y la UE van a reducir sus emisiones porque les interesa por el objetivo ambiental, pero tambi¨¦n por otros motivos, como la seguridad de suministro o la contaminaci¨®n de las ciudades en China. Si reduces los gases de efecto invernadero mejoras tambi¨¦n en esos aspectos".
La UE considera que cada vez que un europeo sube el termostato de la calefacci¨®n los euros se escapan hacia Rusia o Argelia a trav¨¦s de los gasoductos. Y que cada kilovatio producido con energ¨ªa e¨®lica o cada aislamiento t¨¦rmico reduce ese escape con la dependencia energ¨¦tica que conlleva y le impulsa en la carrera de las renovables.
La secretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico, Teresa Ribera, pone un ejemplo: "La industria del autom¨®vil de EE UU cay¨® porque ofrec¨ªa algo que no era viable, unos coches que consum¨ªan demasiado". La industria europea y asi¨¢tica, menos contaminante, resisti¨® mejor a la subida del petr¨®leo precisamente por tener exigencias legales de eficiencia mucho mayores. Aunque en EE UU el debate a¨²n gira sobre el coste de llenar el dep¨®sito, la Administraci¨®n tambi¨¦n ha tomado nota.
La subida del precio del petr¨®leo antes de la crisis fue un aviso de lo que est¨¢ por venir. El economista jefe de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), Fatih Birol, explic¨® hace dos semanas que "la era del petr¨®leo barato se ha acabado". "Tardar¨¢ un par de a?os hasta que la demanda se recupere, pero volver¨¢ a los 100 d¨®lares", agregaba. Aunque el alto precio del petr¨®leo es una muy mala noticia para los ministros de econom¨ªa, es buena para los coches el¨¦ctricos, la energ¨ªa e¨®lica, el ahorro y la eficiencia.
Birol sostiene que, incluso si se consiguen reducir las emisiones, los yacimientos actuales no bastan: "Tenemos que descubrir reservas equivalentes a cuatro arabias saud¨ªes antes de 2020 para mantener el consumo, pero la inversi¨®n en nuevas perforaciones ha ca¨ªdo un 19% en un a?o". Gas hay m¨¢s, pero Rusia e Ir¨¢n acumulan un 40% de las reservas, seg¨²n la AIE. M¨¢s motivos para combatir el CO2.
Ribera reclama un poco de perspectiva: "En la angustia del momento todo se ve negro. Pero hace s¨®lo un par de a?os est¨¢bamos mucho m¨¢s lejos del acuerdo que ahora". Hace s¨®lo dos a?os, George W. Bush estaba en la Casa Blanca y se negaba a firmar cualquier acuerdo internacional. Hoy, el Senado de EE UU tramita una ley que recorta las emisiones entre un 17% y un 20% en 2020 respecto a 2005, lo que supone en ese periodo de tiempo un recorte mayor que el europeo (aunque ser¨ªa menor si se toma el periodo 1990-2020, el preferido en Europa). El presidente de EE UU, Barack Obama, ha pedido un a?o m¨¢s de tiempo para firmar un tratado internacional.
Hace dos a?os, China y el resto de econom¨ªas emergentes (India, Brasil, M¨¦xico...) se negaban a limitar sus emisiones. Hoy, China a¨²n no ha anunciado su compromiso de emisiones, pero tiene un plan de eficiencia energ¨¦tica que, seg¨²n Birol, "reducir¨¢ m¨¢s las emisiones que el paquete de la UE contra el cambio clim¨¢tico". El secretario de la Convenci¨®n contra el Cambio Clim¨¢tico de la ONU, Yvo de Boer, ha afirmado que "China est¨¢ en la vanguardia de la lucha contra el cambio clim¨¢tico" y aspira a inundar el mundo con sus aerogeneradores y sus paneles solares. A lo que se opone, y eso s¨ª que es grave para la negociaci¨®n, es a que la ONU audite sus emisiones, porque con ellas se puede conocer toda su pol¨ªtica econ¨®mica.
Brasil anunci¨® el jueves pasado que emitir¨¢ en 2020 un 36% menos de lo que emitir¨ªa de seguir la tendencia actual, algo que conseguir¨¢ principalmente frenando la deforestaci¨®n en la Amazonia, lo que tendr¨¢ efectos positivos en la biodiversidad. El mismo d¨ªa, Rusia proclam¨® un recorte de emisiones de entre un 20% y un 25% en 2020 respecto a 1990. En realidad, no le ser¨¢ dif¨ªcil alcanzarlo, porque ahora emite un 40% menos debido al cierre de las ineficientes f¨¢bricas sovi¨¦ticas, pero a¨²n as¨ª es m¨¢s del rango del 10% al 15%, su objetivo hasta ahora.
Todos estos n¨²meros est¨¢n en muchos casos condicionados a que haya un acuerdo internacional y financiaci¨®n de los pa¨ªses ricos. Quiz¨¢ sean s¨®lo buenas intenciones. Pero si se suman los esfuerzos anunciados (o en tramitaci¨®n como el de EE UU), la temperatura subir¨ªa unos 2,8 grados cent¨ªgrados a final de siglo, seg¨²n el c¨¢lculo del Sustainability Institute, un organismo en el que colabora el prestigioso Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts.
Eso sigue lejos de los dos grados de aumento de la temperatura del planeta que el G-8 se puso como objetivo, pero no son los seis que pronostica la AIE de seguir la tendencia actual. Aun as¨ª, seg¨²n la Agencia de Meteorolog¨ªa del Reino Unido, una subida de cuatro grados causar¨ªa migraciones forzosas de millones de personas, inundaciones en las costas por la subida del nivel del mar y problemas de abastecimiento por el deshielo de glaciares en Asia.
Entre la necesidad ambiental y energ¨¦tica, Ribera sostiene que la revoluci¨®n "ya no hay quien lo pare". "El Deutsche Bank ha comenzado a medir el riesgo de invertir en un pa¨ªs en funci¨®n de su apuesta por el cambio de modelo energ¨¦tico. Puede que en Copenhague no tengamos todos los detalles del acuerdo, pero la tendencia y la direcci¨®n est¨¢n claras. Y los inversores y los sistemas financieros necesitan esas directrices".
El domingo pasado, Obama y el presidente chino, Hu Jintao, admitieron que no habr¨ªa un acuerdo vinculante en diciembre. Pero dos d¨ªas despu¨¦s, ante la depresi¨®n que generaron sus palabras, el presidente estadounidense dijo que s¨ª quer¨ªa un acuerdo pol¨ªtico y que su pa¨ªs estaba comprometido. El Gobierno dan¨¦s cree probable que Obama acuda a la cumbre. Como lo har¨¢n Gordon Brown, Merkel, Sarkozy y la mayor¨ªa de jefes de Gobierno de la UE. Zapatero lo tiene en su agenda. Es poco previsible que vayan all¨ª para firmar un papel vac¨ªo.
Elliot Diringer, vicepresidente de Estrategias Internacionales del Centro Pew para el Cambio Clim¨¢tico, un influyente grupo de expertos, dice que EE UU "no asumir¨¢ un objetivo concreto de reducci¨®n de emisiones, pero s¨ª puede aceptar una declaraci¨®n de intenciones con un rango de recorte". Si va m¨¢s all¨¢, a?ade, el Senado se lo podr¨ªa tomar como una injerencia de la ONU intolerable.
Obama no quiere repetir lo que le ocurri¨® a Clinton, que firm¨® Kioto y luego el Senado se neg¨® a ratificarlo. Obama ir¨¢ al rev¨¦s. Primero la ley y luego el acuerdo internacional. Diringer, que ya pronostic¨® en septiembre que de Copenhague s¨®lo se deb¨ªa esperar un acuerdo pol¨ªtico, se?ala otras prioridades: "Ser¨ªa m¨¢s importante aclarar ahora la arquitectura del acuerdo y si va a haber un sistema transparente".
El negociador de la UE en las conversaciones del clima de Barcelona, el sueco Anders Tureson, explic¨® que Copenhague buscaba "sentar los cimientos de una nueva revoluci¨®n industrial". Birol defiende que para conseguir el objetivo de los dos grados de aumento en s¨®lo 10 a?os un 40% de los coches que se vendan en el mundo deben ser h¨ªbridos, el¨¦ctricos o h¨ªbridos enchufables. En el sector energ¨¦tico, la transformaci¨®n necesaria es igual de gigantesca.
Por supuesto que sin un acuerdo internacional con sanciones -las que hacen que Espa?a est¨¦ gastando millones en el Este de Europa para poder emitir m¨¢s dentro de Kioto- y ambicioso muchos pa¨ªses no cumplir¨ªan lo anunciado, pero los expertos creen que a¨²n se puede llegar al pacto en 2010. O quiz¨¢ es que el secreto de la satisfacci¨®n es rebajar las expectativas lo suficiente.
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