Nueces de Chiberta
"Unos mueven el ¨¢rbol y otros recogen las nueces". La met¨¢fora se ha atribuido siempre a Arzalluz, pero parece que no es suya. En una reciente monograf¨ªa sobre la llamada cumbre de Chiberta (reuni¨®n de formaciones nacionalistas celebrada en esa localidad vascofrancesa en v¨ªsperas de las elecciones de junio de 1977), Gaizka F. de Soldevilla sostiene que la frase procede de un editorial de la revista Enbata, ¨®rgano de la entonces principal organizaci¨®n nacionalista al norte del Bidasoa, publicado dos d¨ªas antes del encuentro; y que su autor o inspirador m¨¢s probable fue o bien el dirigente etarra J. M. Be?ar¨¢n, Argala, o (lo que parece m¨¢s probable, atendiendo al estilo) el ex dirigente del PNV y futuro fundador de Batasuna, Telesforo Monz¨®n.
Los de Otegi est¨¢n ahora interiorizando el significado de la sentencia de Estrasburgo
La frase que aparece en ese editorial es: "?Qu¨¦ se cree el PNV? ?Que despu¨¦s de que otros agiten el ¨¢rbol le dejar¨¢n coger tranquilamente los frutos?". Esa menci¨®n al PNV fue considerada por sus representantes en Chiberta una amenaza, seg¨²n recogen sus propias actas de la reuni¨®n. Lo que se discut¨ªa era la participaci¨®n o no en las inminentes elecciones. Argala, en nombre de ETA, era contrario y el PNV, favorable.
De informaciones publicadas en las ¨²ltimas semanas parece deducirse que la divisi¨®n de tareas vuelve a plantearse, pero no entre PNV y ETA sino entre ETA y Batasuna. El partido de Otegi habr¨ªa comprendido que para conformar el polo soberanista, nuevo eje de su estrategia, y recuperar la legalidad, es necesario que cese la violencia. Pero no de repente y de manera unilateral, sino poco a poco y a cambio de contrapartidas pol¨ªticas que Batasuna negociar¨ªa y capitalizar¨ªa en un proceso a largo plazo. La met¨¢fora ser¨ªa ahora: ETA siembra y Batasuna recoge.
La ponencia que debate este partido comienza por un balance de la trayectoria de la izquierda abertzale cuya conclusi¨®n es que "tras 30 a?os de lucha" el tiempo les ha dado la raz¨®n en su rechazo al sistema. Es una conclusi¨®n muy artificiosa porque lo que ETA defendi¨® entonces fue el boicoteo a las elecciones y lo que la ilegalizada Batasuna pretende ahora es poder participar en ellas. Lo que tratan de justificar no es tanto su opci¨®n pol¨ªtica de 1977 como el mantenimiento de la violencia para tratar de forzar una negociaci¨®n sobre el cambio del marco pol¨ªtico.
Esa negociaci¨®n sigue siendo el objetivo de la estrategia planteada en la ponencia. El modelo sigue siendo Anoeta: entre ETA y el Gobierno, sobre la "desmilitarizaci¨®n del conflicto"; y entre partidos vascos, sobre el cambio de marco pol¨ªtico. Pero con la precisi¨®n ahora incorporada de que no son dos negociaciones separadas, sino "una sola que transcurre por dos canales". De manera que la posible retirada de ETA s¨®lo se plantear¨ªa cuando se reconozca en la mesa de partidos "valor jur¨ªdico-pol¨ªtico a los logros obtenidos mediante la lucha popular".
Sigue siendo por tanto una estrategia pol¨ªtico-militar, que requiere a veces el eclipse de ETA (para forjar el frente soberanista), pero tambi¨¦n su presencia como amenaza latente, para condicionar la negociaci¨®n pol¨ªtica. Ello queda mejor reflejado en otro texto de la izquierda abertzale que incluye una cronolog¨ªa en cinco fases que va de octubre de 2009 a 2012 y en la que el "compromiso de desmilitarizaci¨®n-entrega de las armas" se sit¨²a al final del proceso y tras una consulta de convalidaci¨®n del cambio de marco pol¨ªtico, que ir¨ªa acompa?ada de la excarcelaci¨®n de los presos de ETA.
Los de Otegi est¨¢n ahora interiorizando el significado de la sentencia de Estrasburgo: que no hay posibilidad de recuperar la legalidad sin convencer a ETA o romper con ella. Pero sin ETA no hay negociaci¨®n soberanista: se quedan sin estrategia; y no faltan expertos que les dan coartadas para no romper con la banda con el argumento de que tienen que "llevarse a ETA con ellos" (hacia la pol¨ªtica). Sin embargo, la v¨ªa para conseguir que lo hagan no es reabrir la expectativa de negociaci¨®n que devuelva un sentido a la estrategia pol¨ªtico-militar, sino seguir acreditando lo que continuamente les recuerda Rubalcaba: que tienen que elegir entre votos y bombas, entre pol¨ªtica y violencia.
Si en la izquierda abertzale ha aparecido un sector que defiende abiertamente el abandono de las armas es porque la actuaci¨®n policial y judicial traduce esa alternativa en hechos, y la aplica contra todos los componentes del entramado. Ahora contra la rama juvenil encargada del terrorismo callejero. Esos sectores que han comenzado a cuestionar la violencia no lo hacen por razones morales sino pragm¨¢ticas: no es eficaz, el balance favorece al Estado. En la ponencia no hay nada de eso pero s¨ª algunos de los argumentos esgrimidos en su momento como escudo ret¨®rico por los sectores de ese mundo que rompieron con la violencia: impide una l¨ªnea de masas, convierte el conflicto en un duelo entre ETA y el Estado, con el pueblo de espectador. Algo es.
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