El asesino confeso de la c¨¢rcel S-21
Lejos de haber sido un simple matarife a las ¨®rdenes de la horda que pulveriz¨® Camboya entre los a?os 1975 y 1979, el maestro de escuela Kaing Guek Eav, alias Duch, fue uno de los ide¨®logos del genocidio que juzga un tribunal internacional de la ONU. La fiscal¨ªa pidi¨® 40 a?os de c¨¢rcel para el hombre que cuatro a?os antes de hacerse cargo de la c¨¢rcel S-21 hab¨ªa defendido la cruenta purificaci¨®n nacional para establecer sobre las tumbas de los purificados una sociedad colectivista, agraria, sin autom¨®viles, ni dinero. La m¨¢quina de matar de los jemeres rojos se puso en marcha y la alucinada empresa se llev¨® por delante a casi dos millones de personas.
"La podredumbre se ha infiltrado en todas partes, incluso en las familias", afirm¨® Duch al historiador franc¨¦s Fran?ois Bizot, su prisionero en 1971, cuyo cautiverio relat¨® en un libro. "Esta sociedad s¨®lo conservar¨¢ lo mejor que hay en ella y eliminar¨¢ todos los restos contaminados de la ¨¦poca decadente que estamos viviendo. M¨¢s vale una Camboya poco poblada que un pa¨ªs lleno de incapaces". El maestro reconvertido en verdugo contribuy¨® al despoblamiento de su pa¨ªs con las 12.273 vidas puestas a su disposici¨®n en el principal centro de tortura y exterminio de la capital, abierto desde 1979 a los turistas.
A diario, viajeros extranjeros recorren, en silencio, los l¨®bregos pabellones de la S-21 y muchos lloran al contemplar las fotos de los supliciados, e imaginar su agon¨ªa a palos, supervisada por el asesino confeso Duch.
"Ninguna respuesta evitaba la muerte", reconoci¨® el procesado al periodista italiano Valerio Pellizzari. El 99,9% de los atormentados confes¨® traiciones y cr¨ªmenes imaginarios, implic¨® en su comisi¨®n a otros inocentes; ¨¦stos mintieron sobre complicidades nuevas y los torturadores llegaron a completar listas de cientos de condenados a muerte sin culpa, ni conocimiento de las causas.
El centro de aniquilamiento abierto en la capital camboyana se mantuvo en el m¨¢s absoluto de los secretos: los vecinos fueron desalojados de la zona para facilitar el tr¨¢fico de camiones con cuerdas de presos e impedir que nadie escuchara los gritos de los torturados, muchos de ellos golpeados por el propio Kaing Guek Eav. El carcelero mayor del pa¨ªs indochino asesin¨® a destajo para refundar Camboya desde sus cimientos, sin la mugre capitalista, dec¨ªa, enquistada en el alma de sus compatriotas.
El jefe de la S-21 escrib¨ªa anotaciones en las confesiones de sus v¨ªctimas con la pulcritud del docente. Obsesionado por las conspiraciones y el quintacolumnismo apremiaba martirios m¨¢s intensos sobre los penados si la relaci¨®n de delitos admitidos en el potro no satisfac¨ªa sus expectativas. Entonces, con l¨¢piz rojo, instaba a los interrogadores a "descubrir la verdad oculta", seg¨²n el investigador australiano David Chandler.
Duch vivi¨® all¨ª con su mujer y dos hijos. Desapareci¨® en enero de 1979 perseguido por los 12.273 asesinatos cometidos, como poco, en el colegio de la burgues¨ªa camboyana transformado en matadero.
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