"Educar no basta: miren qu¨¦ pas¨® en la culta Alemania"
En medio del ruido y del ir y venir de camareros y clientes, Dina Siegel expone sus ideas sin verse afectada en lo m¨¢s m¨ªnimo por el entorno. Es una imagen bastante cercana a la labor que esta mexicana afincada en Washington, y con parte de su coraz¨®n en Israel, realiza al frente del Instituto Latino y Latinoamericano del Comit¨¦ Jud¨ªo Americano (AJC). "La gente tiene que posicionarse claramente frente al problema del antisemitismo", subraya esta descendiente de sindicalistas polacos que en los a?os veinte del siglo XX defend¨ªan el Bund, una corriente jud¨ªa opuesta a la idea de un Estado jud¨ªo y partidaria de la integraci¨®n total en las respectivas sociedades. Una teor¨ªa que perdi¨® definitivamente fuerza despu¨¦s de Hitler y Stalin.
La directiva del Comit¨¦ Jud¨ªo Americano adora el barroco y las iglesias
Pero fuerza le sobra a Siegel, quien durante el encuentro est¨¢ atenta a todos los detalles. Saca el maquillaje en cuanto aparece el fot¨®grafo, al tiempo que ordena su plato (entre ella y las aceitunas hay algo personal) y salta de un tema a otro, pero siempre centrada en el asunto que le preocupa. No en vano, cuatro plantas m¨¢s arriba se celebra el II Congreso Internacional sobre Antisemitismo. "La educaci¨®n es muy importante, pero soy algo esc¨¦ptica. Alemania era uno de los pa¨ªses m¨¢s cultos y mire lo que sucedi¨®. Tiene que haber educaci¨®n pero tambi¨¦n medidas legislativas que definan claramente el antisemitismo como un crimen", explica.
La suya es la historia de una familia para la que, como a la mayor¨ªa de los jud¨ªos, el siglo XX supuso un cambio radical. Sus abuelos maternos llegaron a M¨¦xico en 1924, despu¨¦s de que EE UU cerrara las puertas a los jud¨ªos. Los paternos, sin embargo, s¨ª entraron, desde Lituania, en el sue?o americano y el abuelo volvi¨® a Europa para combatir el nazismo. En la actualidad, la familia se reparte entre M¨¦xico, Estados Unidos y Canad¨¢. "Yo la llamo la familia del TLC", apunta Siegel, madre de dos hijas, una de las cuales, siguiendo la tradici¨®n familiar, se dedica al sindicalismo, pero en EE UU. "Me estoy leyendo un libro maravilloso, The pity of it all, de Amos Elon, sobre los jud¨ªos en Alemania y la verdad es que me impresionan los ecos que veo en la actualidad de esa ¨¦poca", subraya.
Poco antes del almuerzo, en el congreso, se ha debatido sobre la cr¨ªtica a Israel y el antisemitismo. ?C¨®mo rebate el argumento "soy antisionista pero no antisemita"? "Muy f¨¢cil", dice, "el sionismo defiende el derecho de los jud¨ªos a tener un Estado. Los israel¨ªes me pueden caer muy mal, pero no les puedo negar el derecho a tener un Estado".
Siegel se declara fan de la m¨²sica barroca... y de las iglesias. Su acompa?ante alza la ceja y ella le mira desafiante. "La Iglesia fue el cauce de la creaci¨®n art¨ªstica de nuestra cultura occidental". Tambi¨¦n es muy aficionada a la m¨²sica latina. "Desde que vivo en EE UU (llegu¨¦ en 1996) se ha reforzado mi identidad latina. Digamos que soy jud¨ªa-mexicana, jud¨ªa-latinoamericana, mexicana americana y un tercio israel¨ª".
El almuerzo concluye. "Tengo una misi¨®n especial", comenta en tono de misterio. Y su acompa?ante pide al periodista indicaciones para llegar a El Corte Ingl¨¦s.
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