"A la naturaleza y la mujer se nos trata parecido"
Elige sin dudar el japon¨¦s que frecuenta desde hace a?os. Aunque no sabr¨ªa decir cu¨¢ndo descubri¨® la comida nipona y sus rituales. Pide sashi-tei, un combinado de pescado, arroz y sopa de miso. De bebida, t¨¦ verde. Un men¨² que conoce bien: Eva Lootz (Viena, 1940) parece previsible en sus rutinas, aun siendo una artista poco convencional. Vi¨¦ndola usar los palillos con naturalidad, despojando al hecho de exotismo, se entiende que emprenda aventuras art¨ªsticas insospechadas sin que le arredre su dificultad. Esculturas de agua o Nieve sobre nieve, las ¨²ltimas exposiciones, reflejan su apuesta por la tecnolog¨ªa con mensaje incorporado. Centrada en la escultura, en sus inicios realiz¨® dibujos y grabados. Ahora ha dado un paso m¨¢s: "S¨®lo hago obra en tres dimensiones", dice. Y el lenguaje tiene cada vez m¨¢s peso.
Cuando se hizo escultora, las artistas eran invisibles. "Hoy hay un gran elenco"
La escultora lleva cinco a?os estudiando el agua. "Es tentador reflejar la transformaci¨®n de un tramo de un r¨ªo y convertirlo en escultura. Convertir el tiempo en cuerpo", declara. El primero ha sido el Guadalquivir, pero explorar¨¢ otros m¨¢s. "Me gusta ver qu¨¦ pasa con las cosas. Y siento inclinaci¨®n por los materiales raros. El mercurio, el hielo seco, la arena fina de s¨ªlice que fluye como el agua...".
Come con traquilidad, centrada en la conversaci¨®n. Mientras los granos de arroz desaparecen del cuenco evoca el ¨®rdago que lanz¨® hace un a?o a un amigo, acad¨¦mico de Bellas Artes. ?l le invit¨® a ingresar en la Academia argumentado que s¨®lo hab¨ªa dos mujeres y que ser¨ªa bueno que empezara a haber m¨¢s. Lootz replic¨® que por qu¨¦ no entraban tres o cuatro ya en vez de ese goteo. "Si quieren remediarlo, lo tienen f¨¢cil". Perdi¨® as¨ª la oportunidad. A Lootz no le importa, pero piensa que en artes pl¨¢sticas "hay ahora un elenco de mujeres con mucho peso". Y cita a Susana Solano, Cristina Iglesias, Soledad Sevilla... Lootz acaba de recibir el premio Casa de la Moneda, otorgado a Eduardo Arroyo, Antonio L¨®pez o Andreu Alfaro, entre otros. Cuando supo que se lo hab¨ªan concedido cay¨® en la cuenta de que era la segunda mujer que lo ganaba (tras Carmen Laffon). ?No hay m¨¢s?, pens¨®.
Lootz naci¨® en la Viena anexionada por los nazis y creci¨® bajo la influencia sovi¨¦tica. Estaba a¨²n en el instituto cuando se fueron los rusos. Estudi¨® bellas artes y direcci¨®n de cine, viaj¨® por Europa con Adolfo Schlosser, entonces su pareja y se afincaron en Espa?a en 1965, con los ¨²ltimos coletazos del franquismo. Se integraron en el grupo de artistas j¨®venes de la galer¨ªa Buades. Lootz empez¨® a trabajar con lonas, parafina, l¨¢tex. En 1983 expuso una pieza con 500 kilos de mercurio facilitado por Minas de Almad¨¦n. Luego trabaj¨® con hielo seco. "Me gusta sentir la tierra. Tengo una afinidad especial por la materia", confiesa.
A la vez que avanzaba como creadora descubri¨® la invisibilidad de la mujer en el arte. "Fue un doble camino. "Hay cierto paralelismo entre el trato que se da a la naturaleza y a la mujer. Al igual que se acude a una cantera para extraer materias primas, la mujer no ha tenido m¨¢s valor durante siglos que ser la gran reproductora. No es algo discursivo, sino impl¨ªcito", dice. "Han cambiado mucho las cosas, pero la diferencia entre hombres y mujeres es a¨²n enorme". Envidia a los artistas varones dedicados s¨®lo a su obra gracias a que "alguien" les soluciona lo cotidiano. Un privilegio del que carecen a¨²n muchas creadoras.
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