Un arte impuro
Mestizo y cosmopolita, politizado y global sin perder ciertas se?as de identidad, el arte latinoamericano llega a la madurez
La mescolanza del mundo global diluye las identidades. En el arte contempor¨¢neo es f¨¢cil comprobarlo al recorrer cualquier feria que re¨²na artistas de distintos pa¨ªses. A simple vista es casi imposible determinar su origen. Pero existe un fen¨®meno llamativo. El arte de Am¨¦rica Latina mantiene su distinci¨®n. Resulta sintom¨¢tico, por ejemplo, que la Tate Modern creara en 2000 una comisi¨®n especial para adquisiciones de arte latinoamericano, o que las grandes casas de subastas internacionales dediquen ventas monogr¨¢ficas a los artistas contempor¨¢neos de esa regi¨®n. Hace poco m¨¢s de un mes tuvo lugar la primera subasta anual de esta especialidad en Londres, en la firma Phillips de Pury, que vendi¨® obras por un total de 1.846.600 d¨®lares. Una suma no muy elevada, aunque ese es uno de los elementos atractivos para los coleccionistas actuales.
"La ¨²nica regi¨®n art¨ªstica del mundo que tiene sustancialidad como tal es Am¨¦rica Latina", seg¨²n Cuauht¨¦moc Medina
"Creo que ahora mismo la ¨²nica regi¨®n art¨ªstica del mundo que tiene sustancialidad como tal es Am¨¦rica Latina. Es el ¨²nico territorio en donde los participantes del juego art¨ªstico comparten una serie de referencias y deberes comunes en t¨¦rminos hist¨®ricos, sin que eso tenga que ver con el tema de la identidad sino con determinada dial¨¦ctica cultural", afirma Cuauht¨¦moc Medina, comisario mexicano que integr¨® desde sus inicios el mencionado consejo de la Tate. La dial¨¦ctica cultural a la que se refiere est¨¢ compuesta por una trama de instituciones museol¨®gicas, colecciones, mercados y departamentos de universidades que producen un f¨¦rtil campo de estudio, as¨ª como un amplio circuito comercial y de representaci¨®n. "En Europa no sucede lo mismo, no existe como regi¨®n art¨ªstica".
Algo parecido opina el galerista colombiano Fernando Pradilla. "Creo que ha llegado el momento del arte latinoamericano. Hasta hace poco, todo el espectro estaba en pa?ales, s¨®lo en Buenos Aires y M¨¦xico ten¨ªan una escena fuerte. Pero ¨²ltimamente los artistas est¨¢n saliendo del mercado local. Hay una apertura de la regi¨®n hacia el mundo, sobre todo porque ah¨ª la crisis se ha sentido menos. Por otro lado, el arte latinoamericano ha llegado a un punto de madurez. Adem¨¢s, est¨¢ m¨¢s blindado contra la especulaci¨®n porque sus precios son m¨¢s razonables", afirma.
Pradilla tiene galer¨ªa en Bogot¨¢ y en Madrid. La espa?ola lleva abierta ocho a?os y dedica un 80% de su programaci¨®n al arte latinoamericano emergente. Una labor solitaria que busca recompensas a largo plazo. "Espa?a act¨²a como puente entre el arte latinoamericano y Europa", sostiene Pradilla. "Lo que distingue a estos artistas es que siguen teniendo cierto arraigo a su propia historia, un inter¨¦s por las circunstancias pol¨ªticas y sociales. Y donde m¨¢s se nota es en campos como el v¨ªdeo y la fotograf¨ªa. Los artistas espa?oles, por ejemplo, no reflejan su realidad".
Aunque, para la cr¨ªtica de arte argentina Ana Longoni, es mejor no simplificar. "Atribuir un aditamento pol¨ªtico o ideol¨®gico como condici¨®n inherente al arte latinoamericano presenta varios flancos d¨¦biles. Sobre todo asume la alusi¨®n pol¨ªtica en el arte como resultado de las urgencias de situaciones de conmoci¨®n o crisis que solemos atravesar en Am¨¦rica Latina como si Europa estuviera exenta de esas (u otras) perturbaciones y s¨®lo pudiese producirse all¨ª -en contraste- un arte puro".
De todas formas, hay que admitir que si hay una chispa que haya encendido una y otra vez el motor del arte latinoamericano es la pol¨ªtica. "El arte, para mi generaci¨®n, era un buen instrumento de subversi¨®n", dice el artista uruguayo Luis Camnitzer (1937) en su reciente ensayo sobre el arte conceptual en dicho continente, Did¨¢ctica de la liberaci¨®n (Cendeac, 2009). A trav¨¦s de su experiencia, se ha decidido a reescribir un cap¨ªtulo del arte latinoamericano aportando una ¨®ptica que lo distingue de lo sucedido dentro de ese movimiento en el resto del mundo. Como ¨¦l, otros se?alan hoy la necesidad de revisar y revalorar los aportes de artistas y movimientos considerados hasta ahora s¨®lo a la sombra de lo acontecido en las poderosas capitales del arte.
Longoni forma parte de una plataforma de te¨®ricos y artistas llamada Red Conceptualismos del Sur, para la investigaci¨®n, rescate y puesta en red de archivos documentales con el objetivo de dar a conocer las experiencias que eclosionaron desde los a?os sesenta en Am¨¦rica Latina, en las que se conjugaban de manera radical las dimensiones po¨¦tica y pol¨ªtica. "Entiendo el sentido de mi trabajo de investigaci¨®n en torno a la articulaci¨®n entre arte y pol¨ªtica en Argentina y Am¨¦rica Latina s¨®lo en tanto parte inescindible de una serie de esfuerzos colectivos por revisar (y en muchos casos directamente exhumar) episodios y dimensiones que han quedado silenciados o banalizados no s¨®lo dentro de los relatos can¨®nicos de la historia del arte sino tambi¨¦n en los de la historia pol¨ªtica. En ese sentido, veo la necesidad imperiosa de una relectura -y la consiguiente reescritura a muchas voces- de la historia del arte", dice Longoni.
Otro factor que ha dinamizado la escena del arte latinoamericano han sido las bienales. La escasez de museos de arte contempor¨¢neo en esos pa¨ªses hace que las bienales contribuyan a centrar la atenci¨®n del p¨²blico en un conjunto de exposiciones reunidas. Aparte de la de S?o Paulo (la m¨¢s antigua del continente), hay intentos de diversificar los formatos adapt¨¢ndolos a ideas m¨¢s cercanas a las necesidades y caracter¨ªsticas del arte de la regi¨®n, como hace la de Porto Alegre y, en estos momentos, la Trienal de Chile. El comisario de exposiciones peruano Gustavo Buntinx participa en esta ¨²ltima con una exposici¨®n sobre su proyecto de un museo ambulante titulado Micromuseo. En ¨¦l se propone un encuentro espec¨ªfico, local, entre el arte peque?oburgu¨¦s-ilustrado y el popular-emergente. "La Trienal de Chile expone planteamientos sobre los l¨ªmites del arte como los sostenidos en Asunci¨®n por el Museo del Barro, por Ticio Escobar (cr¨ªtico de arte y actual ministro de Cultura de Paraguay), quien es precisamente el curador general de esta trienal. Con ellas coincide en muchos puntos Micromuseo, en Lima, que reivindica una musealidad promiscua donde las obras llamadas art¨ªsticas coexisten con productos masivos u objetos reciclados, adem¨¢s de notables ejemplos de la m¨²ltiple creatividad popular. Una especie de museo mestizo donde las palabras artista y artesano se ir¨¢n reemplazando por la de art¨ªfice con el fin de significar la crisis de esas y otras distinciones en una sociedad hecha de lo impuro y lo contaminado".
Quiz¨¢ sea esa impureza el ingrediente que da su particular sabor a las expresiones art¨ªsticas de un continente tan lleno de contrastes como de coincidencias. Mezclado, atomizado, pero con fuertes lazos hist¨®ricos. Desigual, contradictorio y a la vez misteriosamente homog¨¦neo. El arte en Am¨¦rica Latina se est¨¢ poniendo de pie. Y tiene mucho que contar.
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