Ataques de cordura
Los ataques de cordura son tan raros en la Comunidad Valenciana que, cuando se producen, deber¨ªan celebrarse como lo que son: Aut¨¦nticos milagros que habr¨ªa que proclamar con disparos de masclets, calles engalanadas, bandas de m¨²sica y v¨ªtores a sus protagonistas. Esta semana hemos presenciado hasta tres ataques de cordura -ninguno de ellos protagonizado por nuestros dirigentes pol¨ªticos, faltar¨ªa m¨¢s- y, como es habitual, casi nadie se ha enterado. Si hubiera sido a sensu contrario a buen seguro que una lluvia de confeti habr¨ªa descendido sobre els folls (y nada ignoscents) que no en balde est¨¢n bajo el manto protector de la Virgen de los Desamparados y del ¨²ltimamente tan vindicado Padre Jofr¨¦.
No le echaron la culpa al empedrado, ni a Zapatero
Los h¨¦roes de la semana, por citarlos por orden cronol¨®gico, son Vicente Lafuente, presidente de la Federaci¨®n Valenciana del Metal; Jos¨¦ Vicente Gonz¨¢lez, presidente de la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana, y Francisco Tom¨¢s, rector de la Universitat de Val¨¨ncia. El primero -aleluya- denunci¨® el despilfarro generalizado de las administraciones p¨²blicas. El segundo -hosanna-, hablando de la crisis, dijo: "Algo habremos hecho mal para estar como estamos". Y el tercero -loado sea Dios-, tras la p¨¦rdida del campus de excelencia, admiti¨®: "Tenemos que aprender la lecci¨®n". Por extra?o, sorprendente e inaudito que parezca, no le echaron la culpa al empedrado, ni a Zapatero (piove, porco Governo) ni a los seculares males que persiguen al bendito pueblo valenciano, objeto de todas las envidias.
Pero como todo haz tiene su env¨¦s, no faltaron los jerem¨ªas que creen que todas sus virtudes les son propias y sus desgracias, culpa de otros. Al primero, le mir¨® mal el Consell, que se consol¨® r¨¢pidamente pensando que m¨¢s capones le hab¨ªan ca¨ªdo al Gobierno socialista ("mal de muchos...") Al segundo, le torcieron el gesto sus colegas de algunas patronales que, de tanto practicar las reverencias, andan con problemas en las lumbares. Y al tercero no le enmend¨® la plana nadie, pero nadie aprendi¨® la lecci¨®n. Su compa?ero de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia se apunt¨® al victimismo facil¨®n y apel¨® a los sentimientos. Que un rector que deber¨ªa ser el paradigma de la racionalidad apueste por las v¨ªsceras es, cuanto menos, preocupante. Y los pol¨ªticos -?ah!, los pol¨ªticos- corrieron todos a se?alar al culpable: Zapatero. Hasta Jorge Alarte.
Por suerte, al menos tres personas sufrieron ataques de cordura. No es poca cosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.