Un crimen con muchas preguntas
Inc¨®gnitas sobre el vecino de Vallecas hallado muerto en las v¨ªas del tren
Muchas preguntas se ciernen sobre la muerte de Francisco Javier D¨ªaz Morales, de 41 a?os, asesinado a golpes el pasado domingo junto a las v¨ªas del tren, en Vallecas. Este experto en inform¨¢tica llevaba una vida normal, seg¨²n su familia, que se pregunta c¨®mo una persona con tantos amigos y sin problemas conocidos pudo tener un final tan macabro. Ahora piden que se detenga a los culpables y que les caiga todo el peso de la ley para que no se repitan hechos similares.
Francisco Javier D¨ªaz habr¨ªa cumplido 42 a?os el pr¨®ximo 22 de diciembre. Era el tercero de cuatro hermanos y llevaba una vida muy hogare?a, seg¨²n recuerda Cristina, su hermana melliza. Todos los d¨ªas se levantaba a las siete de la ma?ana y se iba a trabajar a CGI, una empresa de inform¨¢tica del parque empresarial de La Moraleja, en Alcobendas. Sus jefes quisieron subirle de categor¨ªa, dada su val¨ªa, pero ¨¦l decidi¨® continuar en su puesto de trabajo.
Todo cambi¨® el pasado fin de semana. La ¨²ltima vez que lo vio con vida su hermana Cristina fue a las siete de la tarde del viernes, cuando se lo encontr¨® en un bar con unos amigos. "?Quieres un caf¨¦?", le pregunt¨® Javito, como le conoc¨ªa todo el mundo."Estuve muy poco tiempo con ¨¦l. Estaba hablando con un grupo de amigos y decidiendo d¨®nde iban a pasar la noche", recuerda Cristina.
La voz de alarma surgi¨® de madrugada. Javito viv¨ªa con su otra hermana, Marisa, el marido de ¨¦sta, Jos¨¦ Mar¨ªa, y la hija de ambos, de 13 a?os. ?l siempre dorm¨ªa en el sof¨¢ de la vivienda de Entrev¨ªas. Pero cuando se levantaron sus familiares de madrugada para ir al servicio, a eso de las cuatro de la madrugada, no estaba all¨ª. Se extra?aron, pero volvieron a dormir. Su cu?ado, Jos¨¦ Mar¨ªa, se qued¨® inquieto y volvi¨® a despertarse a las seis y media de la ma?ana. De nuevo, segu¨ªa sin regresar a casa. "Esto no me huele nada bien", pens¨® entonces. Sin saberlo, estaba barruntando el triste final de su familiar. "Le gustaba mucho ir a su aire, pero si iba a faltar de casa, o cuando viajaba, nos avisaba y nos ¨ªbamos a cenar todos juntos el d¨ªa de antes", recuerda Marisa.
A la ma?ana siguiente, Javito no apareci¨® por casa. Sus familiares no pararon de llamarle a su tel¨¦fono m¨®vil. Una, dos, tres veces. El terminal daba se?al, pero nadie respond¨ªa al otro lado de la l¨ªnea. Tras la comida, Marisa llam¨® a Cristina y le coment¨® todo lo que pasaba. A las dos horas, sobre las cinco de la tarde, el m¨®vil dej¨® de funcionar: se hab¨ªa quedado sin bater¨ªa. Las dos hermanas decidieron ir a la comisar¨ªa de Villa de Vallecas, en Entrev¨ªas, donde viven. Los agentes les cogieron la denuncia, pero les dijeron que tendr¨ªan que pasar 24 horas para buscarlo, al tratarse de un adulto.
Los familiares tomaron la iniciativa y le buscaron por las zonas a las que ¨¦l sol¨ªa acudir. Bares en Entrev¨ªas, amistades m¨¢s frecuentadas. Todo result¨® in¨²til. Javito segu¨ªa en paradero desconocido. "Tambi¨¦n llamamos a hospitales por si hab¨ªa sufrido alg¨²n accidente o algo. Dimos su descripci¨®n por si hab¨ªa perdido la documentaci¨®n y no ten¨ªan su nombre", explica Cristina. Todo fue en vano.
Lleg¨® el domingo y los hermanos continuaron la b¨²squeda con la esperanza de encontrarlo. Pero la fat¨ªdica noticia salt¨® a la una de la tarde. La pasajera de un tren de cercan¨ªas vio un cuerpo tirado junto a las vallas en la prolongaci¨®n de la calle de Embajadores, cerca de unos viveros y de una depuradora. Llam¨® desde su tel¨¦fono m¨®vil y la polic¨ªa confirm¨® que se trataba de D¨ªaz Morales. El Samur s¨®lo pudo certificar su muerte.
Una fr¨ªa llamada desde la comisar¨ªa avis¨® a Cristina de que su hermano estaba muerto y que ten¨ªan que ir al d¨ªa siguiente al Instituto Anat¨®mico Forense para hacerse cargo del cad¨¢ver. Nada m¨¢s. "Es muy fr¨ªo que le digan a uno por tel¨¦fono que acaba de perder a un familiar", critica Marisa.
A la ma?ana siguiente, la autopsia revel¨® que Francisco Javier D¨ªaz hab¨ªa sido asesinado. Presentaba al menos dos golpes en la cabeza dados con una piedra. Uno de ellos le hizo un agujero similar al de un balazo. Tambi¨¦n presentaba golpes en el cuerpo que le produjeron la fractura de algunas costillas, adem¨¢s de algunos dientes rotos. De repente, lo que parec¨ªa un accidente se convirti¨® en un crimen. A partir de ah¨ª entraron en el caso especialistas de la Polic¨ªa Cient¨ªfica e investigadores del Grupo X de Homicidios.
Fuentes de la investigaci¨®n apuntan a que fueron varias las personas que acabaron con la vida de Javito. Se deduce de las lesiones tan brutales que presentaba, que llevaba todos sus objetos de valor (incluida una tarjeta Visa Oro) y de lo escarpado del lugar donde fue hallado.
El informe forense tambi¨¦n revel¨® que al inform¨¢tico lo mataron junto a las v¨ªas del tren. Resultar¨ªa muy dif¨ªcil mover un cuerpo de unos 70 kilos por encima de la valla. Tambi¨¦n hab¨ªa restos de sangre. El cuerpo presentaba bastante rigidez cuando fue hallado, por lo que se calcula que llevaba muerto al menos un d¨ªa. Quiz¨¢ m¨¢s horas.
Y a partir de ah¨ª surgen las preguntas. Si D¨ªaz, que estaba soltero y sin compromiso conocido, no ten¨ªa enemigos conocidos, ?qu¨¦ pudo ver la madrugada del s¨¢bado para que le cogieran entre dos o m¨¢s personas y le llevaran a las afueras de la ciudad? Tambi¨¦n cabe la opci¨®n de que se resistiera al robo, pero parece menos probable. Una vez asesinado, sus captores se habr¨ªan hecho con todas sus pertenencias. Otra hip¨®tesis es que quedara con alguien y le hicieran una encerrona. En lugar de ir una persona, habr¨ªan ido m¨¢s y se aprovecharon de ¨¦l. "Ojal¨¢ lo supi¨¦ramos, porque todo esto nos ha superado. Era una persona muy normal, que quer¨ªa a todo el mundo y que nunca se met¨ªa en problemas. Era extraordinario", afirma Marisa.
Ahora se ha enterado, por ejemplo, de que a su hermano le quitaron un d¨ªa el m¨®vil en un bar y ni siquiera se inmut¨®. Fueron los amigos los que salieron detr¨¢s del ladr¨®n y lo recuperaron. "Tranquilos, ya me habr¨ªa comprado otro", les dijo a sus conocidos.
Y es que, seg¨²n su familia, as¨ª era Javito. Una persona a la que le encantaba quedarse en casa y estar enganchado al ordenador. Su ¨²nica sobrina, la hija de Marisa y Jos¨¦ Mar¨ªa, se hab¨ªa convertido en su pasi¨®n. "Llegaba de trabajar y se pon¨ªa con ella. La ayudaba en sus deberes. Tardaba segundos en resolverle los problemas", recuerda el cu?ado.
"Llevamos un a?o fatal. El 14 de agosto, justo el d¨ªa del cumplea?os de mi hija, muri¨® mi madre. Ahora, esto, lo de mi hermano. Y encima en estas fechas tan se?aladas en que se aproxima la Navidad", se lamenta Marisa.
El juez que instruye el caso ha prohibido una de las ¨²ltimas voluntades de Javito. ?l pidi¨® ser incinerado, pero no lo ha permitido el magistrado, por si fuera necesario exhumar el cad¨¢ver para m¨¢s pruebas forenses. "Antes o despu¨¦s lo haremos", concluye Marisa. Mientras, los asesinos andan sueltos.
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