Obama arriesga en Afganist¨¢n su presidencia
Los militares consideran factible el objetivo de ganar la guerra en 18 meses - El Congreso es esc¨¦ptico, pero dar¨¢ luz verde a los planes de la Casa Blanca
El objetivo ha sido claramente fijado: ganar la guerra de Afganist¨¢n en 18 meses y volver a casa. Para el Pent¨¢gono resulta una misi¨®n dif¨ªcil, pero factible. Los congresistas, en la derecha y en la izquierda, expresan serias dudas al respecto, pero le dar¨¢n al presidente los recursos que solicita. Los aliados parecen alentados por la se?alizaci¨®n al fin de un horizonte en un conflicto agotador. Las reglas est¨¢n establecidas y Barack Obama se juega ahora su prestigio y su presidencia.
De todas las cr¨ªticas que se pueden hacer al discurso que el presidente estadounidense pronunci¨® en la noche del martes en la Escuela Militar de West Point, la ¨²nica injusta ser¨ªa la de que la estrategia presentada para Afganist¨¢n no es suficientemente audaz y arriesgada. Obama apuesta por una considerable escalada militar con el refuerzo de 30.000 soldados y exige a todos (a los militares, a Afganist¨¢n, a la OTAN y a s¨ª mismo) resultados para julio de 2011, la fecha marcada para comenzar la cesi¨®n de responsabilidades a las Fuerzas Armadas afganas y para la salida de los soldados estadounidenses.
Obama: "La naci¨®n que m¨¢s empe?o tengo en construir es la nuestra"
El senador McCain cree que la fecha fijada para la retirada es arbitraria
El presidente avisa a Karzai de que "se acabaron los cheques en blanco"
Muchos dem¨®cratas critican el env¨ªo de m¨¢s soldados al conflicto afgano
Las primeras reacciones entre los comentaristas y analistas refleja lo pol¨¦mico de la propuesta: la izquierda zarandea al presidente por ensuciar su reciente Premio Nobel de la Paz con esta decisi¨®n de profundizar la guerra; la derecha lo acusa de favorecer al enemigo al se?alar un l¨ªmite preciso para el final del conflicto.
Ambas cr¨ªticas tienen fundamento. Como confes¨® en su discurso, Obama contaba con ellas por anticipado y decidi¨® obviarlas a favor de un plan que lleva su sello personal y que refleja toda su concepci¨®n sobre la defensa de los intereses nacionales. "Como presidente, tengo que contrapesar todos los retos a los que hacemos frente, no puedo permitirme el lujo de atender s¨®lo uno", manifest¨® ante los cadetes del Ej¨¦rcito.
En otras palabras, Obama va a hacer el esfuerzo econario para ganar la guerra de Afganist¨¢n pero no va a poner en riesgo, como ocurri¨® en Irak, toda la capacidad de esta gran potencia en ese empe?o. "La naci¨®n que m¨¢s empe?o tengo en construir es la nuestra", record¨®.
Eso quiere decir que, aun siendo significativo el nuevo despliegue anunciado, el ¨¢ngulo m¨¢s rese?able de la nueva estrategia es el del anuncio del fin de la guerra. "Tiene que quedar claro que los afganos tienen que asumir la responsabilidad de su propia seguridad y que Estados Unidos no tiene inter¨¦s en luchar una guerra interminable en Afganist¨¢n", insisti¨®.
Los militares (y el presidente afgano, Hamid Karzai) tienen, no obstante, una ¨²ltima oportunidad de ganar la guerra. Es dif¨ªcil, casi una proeza, conseguir en 18 meses lo que no se ha conseguido en ocho a?os. Pero, al mismo tiempo, tal como lo observa Obama, si 100.000 soldados estadounidenses -la cantidad que habr¨¢ en el teatro de operaciones a partir del pr¨®ximo verano- no pueden derrotar a unas decenas de comandos de Al Qaeda apoyados por una desordenada milicia talib¨¢n, quiz¨¢ no valga la pena continuar con ese esfuerzo indefinidamente.
Nadie quiere de momento, por supuesto, imaginar el escenario de una derrota, pero como ayer se pod¨ªa deducir del intercambio dial¨¦ctico en el Congreso entre el secretario de Defensa, Robert Gates, y el senador John McCain, el riesgo de llegar a julio de 2011 sin perspectivas de victoria es una posibilidad cierta.
"Se trata de una fecha arbitraria que pone en peligro a nuestros amigos en la regi¨®n; ¨¦se no es el camino hacia la victoria", advirti¨® el ex candidato presidencial republicano. A lo que Gates replic¨® que esa fecha ha sido cuidadosamente estudiada y que "se ha llegado a la conclusi¨®n por parte de todos de que es posible empezar la transici¨®n en ese plazo, especialmente en algunas regiones del pa¨ªs".
Entre los que parecen compartir ese plazo est¨¢n los principales mandos militares. El jefe de las operaciones en Afganist¨¢n, general Stanley McChrystal, manifest¨® ayer a sus tropas que se siente alentado por el "compromiso demostrado por el discurso del presidente" y que "hay ahora una concentraci¨®n en Afganist¨¢n que nunca ha habido antes". Su superior, el general David Petraeus, admiti¨® que el l¨ªmite impuesto por la Casa Blanca representa "un gran desaf¨ªo", pero record¨® que "nunca ha habido nada f¨¢cil en Afganist¨¢n".
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, tambi¨¦n en una comparecencia ante el Congreso, asegur¨® que "existe plena unidad" dentro de la Administraci¨®n y con los aliados de la OTAN para desarrollar la estrategia se?alada por Obama.
En el Capitolio, por ahora, no se comparte ese entusiasmo. "Tengo la impresi¨®n de que lo que estamos haciendo es poner a m¨¢s marines norteamericanos en las esquinas de las calles de Afganist¨¢n donde deber¨ªan estar soldados afganos", declar¨® ayer el presidente del Comit¨¦ de Asuntos de Defensa del Senado, el dem¨®crata Carl Levin. Muchos dem¨®cratas apoyan ese punto de vista, igual que muchos republicanos, que respaldan el refuerzo pero critican el establecimiento de un plazo.
Pese a eso, como suele ser habitual en este tipo de debates, el Congreso estar¨¢ formalmente al lado del presidente en la guerra y, con casi toda seguridad, aprobar¨¢ los 30.000 millones de d¨®lares (casi 20.000 millones de euros) que ha solicitado para financiar la escalada militar.
Obama tendr¨¢ el dinero, pero poco m¨¢s que eso. Afganist¨¢n es ya definitivamente su guerra; no la del Congreso ni la de los dem¨®cratas. Es tambi¨¦n, eso s¨ª, la guerra de Gates y la guerra de Karzai, a quien Obama record¨® en su discurso que "se acabaron los cheques en blanco".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.