Barcelona, siempre "cool"

Eclipse, club de moda en Barcelona, est¨¢ en un hotel. Y los hermanos Roca, en los fogones de otro. Marchosos y "gourmets" se dan cita en los hoteles.

En pleno Passeig de Gr¨¤cia barcelon¨¦s (n¨²meros 38- 40) abri¨® el 27 de noviembre el hotel Mandarin Oriental, en un edificio rehabilitado por los arquitectos Carlos Ferrater y Juan Trias de Bes. El proyecto de interiorismo lo firma Patricia Urquiola, un trabajo a gran escala en el que la arquitecta y dise?adora ovetense afincada en Mil¨¢n ha incluido sus piezas de mobiliario, ha dise?ado la gr¨¢fica, las alfombras o la grifer¨ªa y elegido maderas o cer¨¢micas, y, en suma, ha intentado dejar su marca, una calmada atm¨®sfera de l¨ªneas y colores de una sutil sensualidad.

El Mandarin Oriental, cuarto hotel europeo del grupo chino y primero en Espa?a, sirve de ejemplo para las ¨²ltimas tendencias hoteleras. Lejos queda el tiempo en que los vecinos s¨®lo acced¨ªan a los hoteles de su ciudad para visitar a amigos alojados all¨ª, para acudir a bodas o bautizos o para armarse encuentros clandestinos, aprovechando las nulas posibilidades que hab¨ªa de toparse con ning¨²n conocido por sus bares, gimnasios, piscinas o restaurantes. Desde hace unos a?os, los responsables de estos establecimientos se han dado cuenta de que el p¨²blico local puede ser una clientela potencial. Por no hablar de la publicidad que conlleva el mero hecho de asociar el nombre de un chef famoso o un DJ de moda y el mal negocio que ser¨ªa restringir el acceso al espect¨¢culo s¨®lo a residentes.

La tendencia, desde su primera manifestaci¨®n, ha sido imparable, y Barcelona, recogiendo el legado del mundo anglosaj¨®n -donde los espacios de uso p¨²blico de los hoteles llevan d¨¦cadas como opci¨®n de ocio e incluso de turismo interno-, ha estructurado una oferta hotelera para no residentes que no para de crecer, hasta el punto de que hoy podemos afirmar que algunos de los mejores restaurantes con sello de chef, clubes nocturnos, barras de c¨®ctel o incluso sesiones de pinchadiscos se encuentran en estos lugares.

Mesas con firma

Los dos ¨²ltimos a?os han sido prolijos en la apertura de restaurantes con firma en algunos de los hospedajes m¨¢s nobles de la ciudad. Mart¨ªn Berasategui y su Loidi desembarcaron en el c¨¦ntrico hotel Condes de Barcelona, en Passeig de Gr¨¤cia, en enero de 2007. Concebido como un moderno bristrot, se puede acceder a ¨¦l por la calle, enfatizando de este modo cierta independencia con respecto al hotel que lo acoge. Cruzando la calle, se encuentra Drolma, el celeb¨¦rrimo restaurante del hotel Majestic, un espacio de aires se?oriales que en m¨¢s de una ocasi¨®n ha ejercido de Parlamento alternativo. Lejos de las leyes de la correcci¨®n pol¨ªtica y de las rutas tur¨ªsticas, Santi Santamar¨ªa convirti¨® el platillo volante que cre¨® Richard Rogers para la c¨²pula del hotel Hesperia Tower en Evo, su nuevo restaurante a 105 metros de altura, volcado hacia la cocina ecol¨®gica y con unas vistas que van de la majestuosidad de Montju?c a ese Show de Truman de la arbitrariedad urban¨ªstica que es Bellvitge. Sergi Arola en el hotel Arts, con un restaurante y terraza de c¨®cteles de impecable factura; Carles Abell¨¢n, certificando que es el cocinero de moda en la ciudad, con su apropiaci¨®n de la cocina del nuevo y pol¨¦mico hotel W de la Barceloneta (un discutido proyecto de Ricardo Bofill); el tradicional y en onda expansionista Carles Gaig -tras d¨¦cadas agazapado en el Guinard¨® se mud¨® al Eixample, abri¨® un segundo local y hasta se posicion¨® en la T-1 del Aeropuerto- ofreciendo su suculenta cocina en el hotel Cram; los hermanos Roca dotando de fondo a la modernidad en el hotel Omm con su imperdible restaurante Moo, o incluso Xavier Pellicer, que opt¨® por prescindir de intermediarios y convirti¨® su nuevo ?bac directamente tambi¨¦n en hotel, son otras ofertas de gastronom¨ªa con firma en los hoteles de la ciudad. El ¨²ltimo en llegar ha sido el hotel Mandarin Oriental, que alberga el restaurante Moments, a cargo de Raul Balam, hijo de Carme Ruscalleda, la ¨²nica mujer con cinco estrellas Michelin.

C¨®cteles

No contentos con llevarnos a comer a los hoteles y que, al terminar los postres pensemos en lo que nos queda en la Visa, a ver si podemos quedarnos a echar la siesta, los promotores han decidido que, a partir de ahora, tambi¨¦n beberemos y bailaremos en estos locales. Le Pop bar es el lounge con DJ del hotel Meridien, un espacio de aires coloristas y pop en La Rambla totalmente inesperado en este hotel de vocaci¨®n cl¨¢sico. B Lounge es la oferta de bar de tapas finas, cocteler¨ªa, m¨²sica y baile en el Barcel¨° Raval, otro hotel pol¨¦mico que mezcla un interiorismo de atractiv¨ªsima posmodernidad con un exteriorismo que parece sacado de una escena de Slumdog Millionaire. El s¨®tano del hotel Omm sigue albergando un m¨¢s que interesante club, que ejerce con orgullo de decano del arte de no dormir en hoteles. Mientras que la planta 26 del hotel W acoge Eclipse, discoteca gestionada por los magos brit¨¢nicos del lujo nocturno, The Ignite Group. Aspira a convertirse en el club m¨¢s selecto de la ciudad.

Mucha vista

Ahondando en otra tendencia reciente en la ciudad, la del local con vistas, la m¨¢s reciente y atractiva llegada al ocio no apto para los que sufren de v¨¦rtigo es el hotel Me. Aires rock de dise?o en Angels and Kings y vientos de cocina fresca y contempor¨¢nea y de fiesta posdesfile en Sky Food Bar definen lo que se puede encontrar en el espacio m¨¢s de moda. Muy cerca, el hotel Silken Diagonal y el Princess tambi¨¦n poseen terrazas con piscina y cocteler¨ªa, mientras que, en pleno centro, el hotel 1898 esconde uno de los m¨¢s agradables secretos en su planta sexta. Todas estas piscinas, para el particular que nos ocupa, son puro atrezo. Mojarse s¨®lo se acepta como accidente producto de la euforia que puede invadirle al verse tan arriba, f¨ªsica y metaf¨ªsicamente hablando. El hotel Pulitzer, construido antes de que el cloro fuera tendencia, no tiene piscina, pero s¨ª Visit Up, una exclusiva terraza de c¨®ctel y sushi, am¨¦n de un bar en su planta baja que se ha convertido, con los a?os, en un oasis de paz y buen gusto en medio de ese caos que es Pelayo y alrededores.

Compra, compra

Beber y comer se antojan las m¨¢s r¨¢pidas formas de introducirse en el ideario popular. Una vez superado esto, las siguientes opciones son atacar las compras, la salud y el deporte, que vendr¨ªan a ser como el plan b de todo hotel que busque hacerse un nombre, no s¨®lo entre las agencias de viaje, sino tambi¨¦n entre sus vecinos. La m¨ªtica tienda Loewe del hotel Presidente (Diagonal, 570) y la provechosa experiencia de La Boutique, perteneciente al hotel Axel (Aribau, 33) -tambi¨¦n oferta terraza con vistas y club bajo tierra-, y en la que se pueden encontrar prendas de Missoni o Versace, abren la puerta a un nuevo concepto de tienda de hotel desligado de esos aires tradicionales de duty free que muchas de ellas ten¨ªan.

La apertura de un enorme gimnasio de la cadena Metropolitana en Hesperia Tower tambi¨¦n abre la posibilidad de que, cuando el espacio y la log¨ªstica lo permitan, los establecimientos de deporte y salud de los hoteles vayan aceptando cada vez m¨¢s socios, capitalizando as¨ª el esfuerzo que supone ponerle de nombre La Prairie a tu spa y evitando que s¨®lo baje a embadurnarse la esposa del millonario ruso de turno.

Encuentra m¨¢s hoteles y restaurantes de Barcelona con El Viajero