?Qui¨¦n es esa chica?

Probablemente, no es la primera vez que se enfrenta a esa pregunta. No s¨®lo por haberla tatareado emulando a Madonna. "?Qui¨¦n es esa chica?" es un murmullo que a menudo acompa?a a las mujeres bellas cuando entran en una habitaci¨®n. Y Kasia Smutniak es una chica guap¨ªsima. En todo caso, la cuesti¨®n sobre su identidad ha adquirido recientemente un alcance m¨¢s global. Esta actriz polaca, de 30 a?os, se ha convertido en la imagen del nuevo perfume de Giorgio Armani, Idole, as¨ª que su cara empapela ahora revistas y vallas publicitarias de todo el planeta.

La elecci¨®n de Kasia es sorprendente, precisamente por lo indeterminado de su perfil. No se trata de una modelo an¨®nima, pero tampoco es una actriz conocida. Excepto en Italia, donde vive y trabaja desde hace casi una d¨¦cada, pocos hab¨ªan o¨ªdo hablar de ella antes de que se presentara el perfume en la ¨²ltima semana de la alta costura de Par¨ªs. Teniendo en cuenta que tiene pendiente el estreno de una pel¨ªcula de acci¨®n protagonizada por John Travolta, una hip¨®tesis pasa por que Armani haya querido jugar la carta de la anticipaci¨®n. Fichar a alguien prometedor, minutos antes de que salte a la fama. "No creo que la decisi¨®n viniera por ah¨ª", reflexiona Smutniak. Es el d¨ªa despu¨¦s de su puesta de largo en el mundo de la cosm¨¦tica. Tras el desfile de alta costura, Armani hizo que editores e invitados le siguieran por una aparatosa escalera hasta encontrarse con ella en un misterioso tocador. Ahora, arropada por el mullido bar del hotel George V, Kasia parece mucho m¨¢s relajada. "No creo que hayan tenido en cuenta que estoy a punto de estrenar una pel¨ªcula de cierto presupuesto. De verdad pienso que les gust¨¦ yo y mi forma de ser. Yo misma tampoco espero que esa pel¨ªcula cambie mi vida. Si de todo esto sale algo importante, ser¨¦ feliz. Si no, tambi¨¦n. No hago planes con mi vida desde hace tiempo. Me dejo llevar".

"Hay dise?adores que no valoran la individualidad de sus clientas. A veces la moda se toma demasiado en serio"

Parte del aplomo y la tranquilidad que la actriz exhibe frente a esta ventana hacia la fama planetaria procede de su edad. No es una inexperta debutante y tiene un hijo desde 2004. M¨¢s que una de esas actrices de adolescencia radiografiada y ambici¨®n desmedida, parece una aventurera dispuesta a disfrutar de esta experiencia como de cualquier otra. Hija de militar y capaz de pilotar un avi¨®n, dej¨® Polonia para conocer el mundo y trabaj¨® ocasionalmente como modelo. Pas¨® cuatro a?os de aqu¨ª para all¨¢ hasta que quiso establecerse en alg¨²n sitio. El que fuera. Sus candidatas, Londres, Roma y Barcelona. Visit¨® Londres primero, que le ofreci¨® su cara m¨¢s lluviosa y desapacible. Roma en diciembre, en cambio, se mostr¨® luminosa. Barcelona ya no fue siquiera considerada. "Decid¨ª que pod¨ªa empezar donde quisiera, ya que part¨ªa de cero, no hablaba ning¨²n idioma, ni ten¨ªa amigos. Pero en Roma me lo pas¨¦ bien y ya no me mud¨¦".

El caso de Kasia resulta singular en un mercado -el de la cosm¨¦tica- en el que las firmas parecen embarcadas en una pelea por cazar al famoso m¨¢s caro, m¨¢s alto e inasequible. En todo caso, el proceso ha sido muy r¨¢pido. "Todo sucedi¨® en tres semanas. Fui a Par¨ªs y tuve una larga conversaci¨®n. Creo que les gust¨® lo que dije. En una situaci¨®n as¨ª no funciona pretender ser lo que no eres". Se vio embarcada en una vor¨¢gine que incluye entrar en un desfile de alta costura rodeada de una nube de fot¨®grafos y admiradores que lo desconocen todo sobre ti, pero que te llaman como si les fuera la vida en tu sonrisa. "Es divertido porque ves que todo el mundo est¨¢ igual de perdido que t¨². Al principio asusta el esc¨¢ndalo que te rodea, pero luego te das cuenta de que es s¨®lo un momento. La mayor parte de las veces estoy pensando en qu¨¦ voy a cocinar esa noche. Me lo tomo con mucha calma".

A pesar de su experiencia como modelo, la actitud de Kasia hacia la industria de la moda es tan poco hist¨¦rica como para todo lo dem¨¢s. "Aquella ¨¦poca me ayud¨® a desarrollar mi propio criterio. Pero ¨²ltimamente las cosas se han puesto peor. Ves a mujeres bellas que se ponen exactamente lo que las revistas les dictan. Algunos dise?adores parecen negar la individualidad y libertad de sus clientes. En realidad, algunos se toman demasiado en serio la moda". Estalla en una carcajada tan mullida como los almohadones de brocados en los que se recuesta. Tan mullida y p¨ªcara como su sonrisa. La suya es una actitud in¨¦dita en este millonario negocio. S¨®lo queda desearle suerte en la tarea de tratar de mantenerla.