El manual de los secuestradores
Un documento de Al Qaeda detalla qu¨¦ se puede hacer con los secuestrados: casarse con las mujeres, asesinar a los militares y pedir rescate por el resto
En un piso del popular barrio Takrkzaina, de Nuakchot, la capital de Mauritania, los gendarmes encontraron en 2008 un documento titulado La ley de los prisioneros extranjeros, un manual clandestino de Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico (AQMI) sobre qu¨¦ hacer y c¨®mo tratar a los secuestrados. Los tres puntos principales del documento reflejan la retorcida mente de los miembros de este grupo salafista argelino que campa a sus anchas por el inh¨®spito desierto del Sahel: 1) Si hay una mujer entre los secuestrados, se la puede tomar como esposa; 2) si son enemigos (militares, polic¨ªas o agentes secretos), hay autorizaci¨®n para matarlos; 3) si no lo son, se debe negociar un rescate econ¨®mico o un intercambio de prisioneros. Los analistas franceses que asesoran a la Gendarmer¨ªa mauritana estiman que los tres miembros de la ONG catalana secuestrados supuestamente por este grupo terrorista se encuentran en esta ¨²ltima categor¨ªa. "Esperamos que pidan un rescate", asegura un jefe de la lucha antiterrorista espa?ola.
Espa?a es el principal vivero de reclutas que viajan al Sahel
Miles de euros recogidos en el pa¨ªs financian la base africana de la 'yihad'
El manual, un pu?ado de folios escritos en ¨¢rabe, se encontr¨® en la casa donde se refugi¨® Jahen Olsaman, un islamista sospechoso de participar en el asesinato de cuatro franceses, una familia con dos menores que disfrutaba sus vacaciones de Navidad a 250 kil¨®metros de la capital mauritana. Olsalam purga hoy su pena en la c¨¢rcel mauritana de Lahsar junto con otros 24 miembros de AQMI, el grupo aliado a Osama Bin Laden que quieta el sue?o a los jefes de inteligencia de toda Europa.
AQMI se nutre de militantes de seis nacionalidades: argelinos, marroqu¨ªes, tunecinos, mauritanos, malienses y senegaleses, y su principal vivero de reclutas europeos est¨¢ en Espa?a y Francia, seg¨²n informes reservados del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n de la polic¨ªa y la Guardia Civil.
Ojeadores como el marroqu¨ª y profesor de taekwondo Mbar el Jaafari, detenido en Reus en 2007, han enviado desde Espa?a al Sahel a m¨¢s de un centenar de reclutas para entrenarse en el desierto con armas pesadas, morteros y explosivos, seg¨²n las fuentes consultadas por EL PA?S. Otras c¨¦lulas, como la de los seis islamistas que fueron juzgados hace varias semanas en la Audiencia Nacional, en Madrid, atracan chal¨¦s en la Costa del Sol y roban joyas para financiar su actividad en el desierto. Un flujo intermitente de centenares de miles de euros para financiar la yihad en la nueva base de Al Qaeda en ?frica. Las c¨¢rceles espa?olas son una muestra de su fren¨¦tica actividad en Espa?a. "?Hasta cu¨¢ndo nuestros hijos, hermanos y virtuosas y puras mujeres abarrotar¨¢n sus c¨¢rceles?", se preguntaba uno de sus dirigentes en un comunicado.
Un analista de inteligencia espa?ol lo explica as¨ª: "Son inmigrantes marroqu¨ªes y argelinos de primera y segunda generaci¨®n que lo han dejado todo, familia y trabajo en Espa?a, para unirse la yihad en ?frica. De pronto desaparecen de sus hogares y m¨¢s tarde nos enteramos que han viajado al Sahel, un destino tan apetecido para ellos como antes era Irak".
Desde el 2007, los informes de las Fuerzas de Seguridad espa?olas advierten al Gobierno de forma reiterada y sin rodeos de la amenaza que supone esta nueva base de Al Qaeda en ?frica. "De los atentados y secuestros en el Sahel pueden pasar a enviar c¨¦lulas a Europa para sembrar el terror. Eso s¨ª que nos preocupa", afirma un jefe de la Guardia Civil.
El liban¨¦s Abu Yahya al Libi es el icono de los j¨®venes mauritanos que se unen a AQMI, una organizaci¨®n que ya acoge al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio, del que proviene Yahya, al Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª (GICM), vinculado al 11-M, a los salafistas argelinos del Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate (GSPC), a movimientos tunecinos y a otros sat¨¦lites. "Quedarse fuera de esta alianza no tiene disculpa... La umma (comunidad) no puede vencer a sus enemigos si no es capaz de renunciar a sus diferencias", advirti¨® en 2006 el emir Abu Musad Abde-I-Wadud en su manifiesto de adhesi¨®n a Bin Laden.
En los noventa, Abu Yahya, el h¨¦roe de los islamistas mauritanos, estudi¨® religi¨®n durante cinco a?os en una madrasa (escuela cor¨¢nica) mauritana, se cas¨® con una joven local con la que tiene varios hijos y se uni¨® a Bin Laden en Afganist¨¢n. Tras la invasi¨®n norteamericana en 2001 fue capturado y huy¨® de la prisi¨®n de Bagram. Desde entonces aparece en v¨ªdeos en Al Yazira en los que justifica la yihad.
Su esposa reside en Nuakchot y promociona la imagen de su esposo con protestas ante el Gobierno mauritano. La polic¨ªa la vigila y le han prohibido salir del pa¨ªs para viajar a la Meca. Estados Unidos ofrece por Abu Yahya al Libi una recompensa de un mill¨®n de d¨®lares. Este hombre fue quien plant¨® la semilla islamista que ahora crece en Mauritania, un pa¨ªs musulm¨¢n de unos 3,3 millones de habitantes donde antes no se observaban largas barbas, burkas ni velos.
La base de Al Qaeda en el Sahel, la regi¨®n ¨¢rida y semides¨¦rtica de ?frica que se extiende desde el oc¨¦ano Atl¨¢ntico hasta el mar Rojo, tiene su refugio m¨¢s seguro en Mal¨ª, el pa¨ªs fronterizo de Mauritania a donde los secuestradores han conducido supuestamente a los espa?oles. El 90% de los 13,5 millones de habitantes son musulmanes, hay 17.500 mezquitas, pero en Bamako es dif¨ªcil encontrar un burka. En Tombuct¨² y Gao, en el norte del pa¨ªs, la estampa cambia. All¨ª est¨¢ la madriguera predilecta de AQMI para esconder a sus secuestrados, una zona imposible de vigilar, a donde George Bush envi¨® a fuerzas especiales para que entrenaran al raqu¨ªtico ej¨¦rcito de unos 7. 500 hombres. "Un esfuerzo insuficiente", en palabras de un diplom¨¢tico acreditado en la zona.
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