Manipular la lluvia no es la soluci¨®n
M¨¢s de 40 pa¨ªses usan t¨¦cnicas para generar precipitaciones - Dominar la atm¨®sfera de todos en beneficio propio genera dudas
El 30 de septiembre los cielos de Pek¨ªn pesaban oscuros y la niebla ahogaba la ciudad con una nube densa, que amenazaba con aguar el gigantesco desfile militar previsto el d¨ªa siguiente en la plaza Tiananmen para conmemorar el 60 aniversario de la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular China. Hubo lluvia. Pero cay¨® toda esa noche, y el 1 de octubre amaneci¨® radiante y de un azul que parec¨ªa imposible. No fue casualidad. Un total de 18 aviones del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n volaron sobre la ciudad disparando yoduro de plata contra las nubes para forzar las precipitaciones antes de la parada militar.
Desde que, en 1947, Bernard Vonnegut descubriera que el yoduro de plata puede romper los equilibrios internos de las nubes y modificar las precipitaciones, cerca de 40 pa¨ªses siguen utilizando la misma tecnolog¨ªa para tratar de modificar el tiempo. Aunque hubo intentos m¨¢s audaces durante el siglo pasado -Estados Unidos se atrevi¨® a apaciguar la fuerza de los huracanes-, en la actualidad esta t¨¦cnica s¨®lo se ha demostrado eficaz para incrementar o detener la lluvia, provocar nevadas y minimizar los da?os del granizo. Pero como la imaginaci¨®n carece de l¨ªmites, algunos cient¨ªficos ya piensan en cambiar el rumbo de tornados, calmar los vientos o alterar la direcci¨®n de los rel¨¢mpagos.
En Lleida se us¨® yoduro de plata contra el granizo durante 20 a?os
En Espa?a s¨®lo se utilizan t¨¦cnicas de modificaci¨®n en Teruel y Zaragoza
El 1 de noviembre se provoc¨® una gran nevada en Pek¨ªn que colaps¨® la ciudad
Israel ha logrado aumentar la lluvia en algunas zonas alrededor del 10%
A la modificaci¨®n del clima se le denomina geoingenier¨ªa, pero este t¨¦rmino se utiliza generalmente para designar las pr¨¢cticas que tienen como objetivo paliar los efectos negativos del calentamiento global. Sin embargo, existe otra acepci¨®n: la destinada en concreto a manipular las condiciones atmosf¨¦ricas de forma artificial para provocar lluvia o nieve en periodos prolongados de sequ¨ªa o impedir precipitaciones cuando los nubarrones amenazan con aguar la fiesta, como sucedi¨® durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn.
"Estas pr¨¢cticas me producen un cierto temor porque justamente lo que estamos intentando es no modificar la qu¨ªmica de la atm¨®sfera para frenar el cambio clim¨¢tico. Tengo un esp¨ªritu contrario a modificar las pautas atmosf¨¦ricas y creo que la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial deber¨ªa adoptar una actitud m¨¢s expeditiva", advierte Jorge Olcina, investigador del clima en la Facultad de Geograf¨ªa de Alicante.
Pero ni el tiempo se ha demostrado tan sencillo de manipular ni tampoco existen evidencias -comentan sus valedores- de que estas pr¨¢cticas sean tan perniciosas para el medio ambiente, aunque sobre todas ellas pesa un componente ¨¦tico que, como siempre, tiene partidarios y detractores.
Primero, se necesita la materia prima: como no haya nubes -y, por tanto, vapor de agua- es imposible obtener lluvia. En f¨ªsica, nadie posee una varita m¨¢gica. Y si lo que se pretende es atenuar las precipitaciones, los resultados pueden defraudar porque en el interior de una nube se producen unos procesos termodin¨¢micos que se desconocen en toda su amplitud. "No podemos hacer que desaparezcan las nubes. Una muy normalita, por ejemplo, tiene unos 20 kil¨®metros de largo, 10 de ancho y 10 de altura. Es decir, unos 2.000 kil¨®metros c¨²bicos. Eso no se puede hacer desaparecer, pero podemos reducir su energ¨ªa y minimizar los da?os. Y respecto a las superc¨¦lulas, ni acercarse". Quien as¨ª habla es Jos¨¦ Luis S¨¢nchez, catedr¨¢tico de Meteorolog¨ªa de la Universidad de Le¨®n, y el mayor experto espa?ol en esta materia. S¨¢nchez ha dirigido los programas de lucha contra el granizo que se llevaron a cabo desde 1986 a 2005 en Lleida y ahora mismo asesora a los agricultores de la zona de Alca?iz (Teruel) y Cari?ena (Zaragoza).
En Lleida, durante casi 20 a?os se utilizaron calentadores para sembrar las nubes con un compuesto de yoduro de plata y acetona y conseguir, de esta forma, frenar la energ¨ªa cin¨¦tica (masa y velocidad) de las piedras de granizo y minimizar sus efectos negativos sobre las cosechas. En 2005 se anul¨® la campa?a, no por problemas t¨¦cnicos, sino por los movimientos ciudadanos en contra que atribu¨ªan a estas t¨¦cnicas la prolongada sequ¨ªa en la zona. Los agricultores ten¨ªan que pagar unos ocho euros al a?o para proteger cerca de 200.000 hect¨¢reas. Maite Tor¨¤, de la Asociaci¨®n de Defensa Vegetal de Lleida, sostiene que los da?os se redujeron entre el 30% y el 40%. Un porcentaje bastante significativo para unas personas que pod¨ªan perder buena parte de su cosecha en unos minutos por culpa de una devastadora tempestad.
Para impregnar las nubes con sales de yoduro de plata se utilizaban en Lleida cerca de 50 calentadores en tierra, pues las avionetas se dejaron de usar en 1984 a pesar de la multitud de leyendas rurales que aseguran haberlas escuchado minutos antes de la evaporaci¨®n de alguna tormenta. Los calentadores son m¨¢s efectivos que los aviones porque ¨¦stos dependen de la celeridad con que asaltan la tormenta. Si las corrientes internas de aire son desfavorables, la nube no absorbe el yoduro de plata. Por este motivo, China echa mano de los aviones militares con mucha m¨¢s estabilidad y maniobrabilidad.
El Ej¨¦rcito chino lleva estudiando los m¨¦todos de modificaci¨®n del tiempo desde la d¨¦cada de 1950, pero ha sido en los ¨²ltimos a?os cuando se han llevado a cabo las mayores experiencias forzadas de lluvia. El principal objetivo es aliviar, dentro de lo posible, la persistente sequ¨ªa que sufren muchas zonas del pa¨ªs y, cuando el Gobierno lo considera conveniente, evitar la ca¨ªda del agua en grandes ceremonias.
El pasado 1 de noviembre recurrieron de nuevo al yoduro de plata y contribuyeron a la primera nevada artificial hecha p¨²blica que ha vivido la capital. Fue la m¨¢s temprana desde hace 22 a?os. Nueve d¨ªas despu¨¦s, la nieve inducida volvi¨® a caer sobre Pek¨ªn durante la noche, entre truenos y rel¨¢mpagos, con tal intensidad que en algunas calles el manto blanco lleg¨® a los 20 cent¨ªmetros. Al amanecer, la ciudad fue un caos.
En ambas ocasiones, se produjeron numerosos accidentes de tr¨¢fico y cortes de electricidad, y cientos de vuelos sufrieron retrasos o fueron cancelados. Los efectos de la nieve provocaron cr¨ªticas de muchos ciudadanos e incluso de algunos peri¨®dicos oficiales, que se preguntaban por qu¨¦ no se hab¨ªa avisado antes.
Los meteor¨®logos chinos aseguran que s¨®lo es posible modificar el tiempo hasta cierto punto, y algunos, como Xiao Gang, del Instituto de F¨ªsica Atmosf¨¦rica de la Academia de Ciencias China, han recomendado no abusar de esta pr¨¢ctica por su posible efecto a largo plazo. "Nadie puede decir de qu¨¦ forma la manipulaci¨®n del tiempo cambiar¨¢ el cielo. Experimentos pasados han mostrado que puede aportar entre el 10% y el 20% adicional de lluvia o nieve. No deber¨ªamos depender demasiado de medidas artificiales para la lluvia y la nieve, porque hay demasiadas incertidumbres en el cielo", ha dicho.
Jos¨¦ Miguel Vi?as, f¨ªsico experto en Meteorolog¨ªa y creador de la p¨¢gina web Divulgameteo, tambi¨¦n expresa sus dudas sobre estos m¨¦todos inducidos porque pueden ser utilizados por alg¨²n Gobierno como medida de coacci¨®n o guerra larvada contra otros pa¨ªses. "Si se provoca lluvia en zonas fronterizas se le est¨¢ privando al pa¨ªs vecino de un bien como puede ser el vapor de agua. A m¨ª tambi¨¦n me plantea problemas ¨¦ticos", sostiene. Vi?as pone un ejemplo m¨¢s ilustrativo. "El vapor de agua viene a ser como un r¨ªo. ?Qu¨¦ derecho tiene un pa¨ªs a cortar o reducir el caudal de un r¨ªo que circula despu¨¦s por otro pa¨ªs o el de manejar a su antojo el vapor de agua de la atm¨®sfera?", se pregunta. Sin embargo, ante posibles conflictos, los convenios internacionales proh¨ªben el uso de estas t¨¦cnicas en enfrentamientos b¨¦lico.
Jeroni Lorente, del departamento de Astronom¨ªa y Meteorolog¨ªa de la Universidad de Barcelona, apunta: "Hay que tener mucho cuidado con este tipo de actuaciones a causa de los posibles perjuicios y conflictos socio-pol¨ªticos entre comunidades y Estados que pueden producir, dejando para la ciencia ficci¨®n las denominadas guerras meteorol¨®gicas". Y subraya que la modificaci¨®n del tiempo atmosf¨¦rico todav¨ªa es una realidad poco discutida.
El debate es escaso, no s¨®lo por los efectos sobre el medio ambiente sino tambi¨¦n por el rendimiento y eficacia de estas t¨¦cnicas. "Tenemos estad¨ªsticas que demuestran un aumento de las lluvias del 10% al 12%. Pero es muy dif¨ªcil demostrarlo fehacientemente porque es complicado controlar los experimentos. Nunca podr¨¢ demostrarse que la lluvia ha sido provocada y jam¨¢s podremos comparar entre dos nubes iguales", asegura Daniel Rosenfeld, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, y uno de los expertos mundiales en esta materia. "Mediante la siembra de las nubes el precio del agua que se genera no llega a los cinco c¨¦ntimos de d¨®lar (3,4 c¨¦ntimos de euro) por metro c¨²bico, 10 veces m¨¢s barato que la desalinizaci¨®n", defiende Rosenfeld.
En 2006, la Comunidad de Madrid intent¨® importar esta tecnolog¨ªa para abastecer la ciudad y el Canal de Isabel II pero, finalmente, desech¨® la idea. Israel destina entre 1,5 y 2 millones de d¨®lares al a?o (entre 1 y 1,35 millones de euros) a la investigaci¨®n en este campo.
Estados Unidos, por su parte, congel¨® en 1973 un programa destinado a apaciguar la fuerza de los huracanes que cada a?o asolan el pa¨ªs. El proyecto se inici¨® en los a?os sesenta, pero se suspendi¨® 13 a?os despu¨¦s por falta de presupuesto y eso que la experiencia demostr¨® que en cuatro huracanes los vientos decrecieron entre el 10% y el 30%.
El programa qued¨® bautizado como Project Stormfury (Proyecto furia de la tormenta) y el avi¨®n que dispersaba el yoduro de plata recibi¨® el nombre de Hurricane Hunter (Cazador de huracanes). Pero el proyecto no volvi¨® a ofrecer resultados y en los libros de ciencia ha quedado en duda si la reducci¨®n de la velocidad de los vientos de Debbie fue algo causado por el hombre o, en realidad, una deceleraci¨®n natural provocada por el avance del propio hurac¨¢n.
Con informaci¨®n de David Alandete (Washington), Juan Miguel Mu?oz (Jerusal¨¦n) y Jos¨¦ Reinoso (Pek¨ªn).
Algunas experiencias
- Espa?a. Desde 1986 a 2005 se llevaron a cabo campa?as de lucha antigranizo en Lleida que redujeron el da?o entre el 30% y el 40%. En la actualidad estas t¨¦cnicas s¨®lo se aplican en la zona de Alca?iz (Teruel) y Cari?ena (Zaragoza). En 2006 la Comunidad de Madrid intent¨® importar tecnolog¨ªa israel¨ª para incrementar las precipitaciones y abastecer el Canal de Isabel II, pero ha descartado el proyecto.
- Rusia. En 1986, tras el accidente de Chern¨®bil, las autoridades rusas estimularon la lluvia de bandas nubosas, cargadas con part¨ªculas radiactivas, antes de que llegaran a Mosc¨².
- 'Operaci¨®n Popeye'. Durante la guerra del Vietnam, Estados Unidos ten¨ªa previsto prolongar la ¨¦poca de los monzones para inundar las zonas del Vietcong. La operaci¨®n fracas¨®.
- Provocar nevadas. Algunos estados como California, Nevada, Wisconsin o Utah tienen programas para incentivar las nevadas, al igual que en Australia en la zona de las Snowy Mountain.
- China. Las autoridades chinas provocaron lluvia d¨ªas antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn para limpiar la atm¨®sfera. Durante la celebraci¨®n no hubo ning¨²n d¨ªa lluvioso. El pasado 1 de noviembre cay¨® una gran nevada en la capital provocada artificialmente.
- Israel. Junto a China, es el pa¨ªs con la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada para provocar lluvia en algunas zonas des¨¦rticas o con escasas precipitaciones. Sin embargo, en otras zonas del pa¨ªs han obtenido resultados negativos.
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