Onetti en el Oeste

En el a?o 2003, un joven uruguayo llamado ?lvaro Brechner, afincado en Madrid desde 1999, comenz¨® a ser reconocido en el circuito espa?ol de festivales de cortos gracias a The nine mile walk, una llamativa pieza rodada en ingl¨¦s, basada pura y simplemente en el arte de la conversaci¨®n (tanto que en alg¨²n momento rozaba la verborrea), que sin embargo destacaba por poseer la cadencia perfecta, algo complicad¨ªsimo de lograr por un cineasta a¨²n en pa?ales. As¨ª, las r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas del extravagante paseo que narraba aquel corto siempre entraban en el momento justo, despu¨¦s de la pausa necesaria o atropellando la frase anterior, seg¨²n conviniese.

Seis a?os despu¨¦s, Brechner se presenta en la sociedad del largometraje con una pel¨ªcula que supera todas las expectativas creadas con The nine mile walk, a la que, de todos modos, le faltaba cierta altura. Mal d¨ªa para pescar, coproducci¨®n entre Uruguay y Espa?a, estrenada en la Semana de la Cr¨ªtica de Cannes, sigue gozando de aquella virtud r¨ªtmica en los di¨¢logos, pero posee mucho m¨¢s: una puesta en escena elegant¨ªsima y un conglomerado de elecciones t¨¦cnicas (iluminaci¨®n, banda sonora, decorados), que encajan de forma ideal con una historia apasionante, cargada de enjundia dentro de su aparente ligereza de f¨¢bula. El aliado de Brechner no es ning¨²n don nadie: Juan Carlos Onetti, autor de Jacob y el otro, cuento escrito en el a?o 1961, en el que se basa la pel¨ªcula.

Mitad filme de timadores, mitad f¨¢bula moral (El hombre elefante no est¨¢ muy lejos), Mal d¨ªa para pescar es en todo momento una pel¨ªcula del Oeste. Un western sin pistolas en el que los duelos, salvo el combate final en el cuadril¨¢tero de lucha libre, se desarrollan por medio de la palabra. Narrado desde tres puntos de vista, el cuento de Onetti conten¨ªa ya la mayor¨ªa de las virtudes dram¨¢ticas de la pel¨ªcula, incluida esa estructura que convierte a la mayor¨ªa del metraje en un largo e intrigante flashback. Pero Brechner ha sabido dotarlo de la melancol¨ªa necesaria, de esa esperanzadora desesperanza con la que cargan sus dos protagonistas, el timador y su se?uelo, perdedores que s¨®lo aspiran a seguir caminando.