EL arte del diletante
En los pr¨®ximos d¨ªas volveremos a suspirar por su arte. Llega a Madrid la exposici¨®n Viaje alrededor de Carlos Berlanga. Para 2010, el sello El Volc¨¢n prepara un disco homenaje donde participar¨¢n desde Los Planetas hasta Fangoria. As¨ª que conviene rememorar sus m¨¦ritos musicales: fue fundador de Kaka de Luxe, Pegamoides, Dinarama; a partir de 1990 grab¨® cuatro discos en solitario. De la ¨¦poca grupal han quedado himnos como Bailando, Rey del glam, Un hombre de verdad, A qui¨¦n le importa. Del segundo trayecto, ay, no constan ¨¦xitos.
Carlos falleci¨® en 2002, a los 42 a?os. Pedro Almod¨®var escribi¨® una cr¨®nica melanc¨®lica del entierro, donde recordaba que Carlos —como muchos de los kamikazes de la movida— era terriblemente t¨ªmido. Es una de las descripciones que le han adherido, igual que "dandi", "esteta" o "vago", simplezas en las que no se reconoc¨ªa. Hemos hablado con compa?eros de viaje o admiradores para acercarnos a su realidad.
"Era perfecto para la promoci¨®n: educado, culto, ingenioso, disciplinado" (Adri¨¢n Vogel)
Cuando Berlanga sali¨® a la superficie, comparti¨® escenarios con Bernardo Bonezzi, l¨ªder de Zombies. Pero, antes incluso que Carlos, dej¨® los conciertos para consagrarse a las bandas sonoras, aunque ahora anuncia nuevo disco de canciones, El viento sopla donde quiera. Bonezzi asegura que esa deserci¨®n no fue s¨ªntoma de se?oritismo: "Era divertido tocar en Madrid, pero fuera todo resultaba precario. Y te miraban como a un marciano. Nada de glamour: cargabas con el ampli y terminabas en unos hoteles horrorosos".
Apunta que Carlos no estaba hecho para las intrigas propias de un grupo: "Mira lo que pas¨® en Pegamoides, donde Eduardo Benavente, que lleg¨® el ¨²ltimo, se convirti¨® en el centro. Eduardo era un punk, mientras que Carlos s¨®lo ten¨ªa un inter¨¦s est¨¦tico por el punk rock, le emocionaban m¨¢s otras m¨²sicas". Le perd¨ªa su falta de sentido pr¨¢ctico: "Era inconstante, nada eficiente. Juntos hicimos la sinton¨ªa de La edad de oro, y costaba colaborar con ¨¦l, te soltaba mil ideas, demasiado abstractas".
Pudo ser diferente, lamenta. "No hizo mucho por evitar la mili, que encima le toc¨® en Canarias. Fui a verle y me asust¨®, se hab¨ªa habituado a beber y a? otras cosas". Tom¨® la deriva peligrosa, sin arrepentirse: "Le plantearon un transplante de h¨ªgado, pero, por lo que s¨¦, se neg¨® a mantenerse limpio, como exig¨ªan los m¨¦dicos. Todos intentaban protegerle, pero de alguna manera se hab¨ªa resignado. ?Feliz? Pod¨ªa estar contento si hab¨ªa recibido un buen cheque de la SGAE, pero nunca le sent¨ª verdaderamente feliz".
Le da?¨® el pinchazo de su primer disco, en 1990. Eso cree Adri¨¢n Vogel, que le fich¨® para su sello Compadres. "Ven¨ªa de vender millones con Dinarama y su autoestima se hundi¨®: El ¨¢ngel exterminador se qued¨® en 3.000 copias. Le hab¨ªa puesto mucho trabajo, firmaba todas las letras, en vez de colaborar con Nacho Canut. Le dije que olvidara f¨®rmulas obvias y se permitiera un capricho. Eso es Indicios (1994), con aquella portada que remit¨ªa al sello CTI".
Berlanga era la pesadilla de cualquier compa?¨ªa: ten¨ªa p¨¢nico a actuar. Apunta Vogel: "Lo compensaba siendo perfecto para la promoci¨®n. Educado, culto, ingenioso, disciplinado. Y eso que le hicimos madrugar: cuando muri¨® Antonio Carlos Jobim, le metimos en los programas de la ma?ana, para que hablara de Jobim y la bossa. Hab¨ªa grabado su Aguas de mar?o con Ana Bel¨¦n, y aquello son¨® mucho: Indicios vendi¨® casi 40.000 discos".
Desdichadamente, Compadres fue comprada por Edel: la continuaci¨®n, V¨ªa sat¨¦lite alrededor de Carlos Berlanga (1997), se traspapel¨® en el traslado de poderes, a pesar de que se beneficiaba del input creativo de Canut y Big Toxic. Reaparecer¨ªa en Elefant con Impermeable (2001), hecho a la medida con Ibon Errazkin. En el estudio Rock & Soul coincidi¨® con Guille Milkyway, de La Casa Azul. Para el pr¨®ximo homenaje, Guille quiere recrear Vacaciones, el tema m¨¢s explicito del disco final, una fantas¨ªa gay, con sexo duro y poppers.
Guille respeta las percepciones de Berlanga: "Adoro la cultura del dance, pero echo de menos las canciones. Entiendo que le gustara el house, que conserva las melod¨ªas". Aplaude aquella visi¨®n de Carlos, que so?aba con un grupo que tocara su m¨²sica sin necesidad de que ¨¦l saliera al escenario: "?Es genial! Y se puede hacer: lo vi una vez, con St. Germain; Ludovic se mezcl¨® con el p¨²blico y estuvo disfrutando de sus m¨²sicos". Igual que Carlos, Guille reivindica el disco como expresi¨®n aut¨®noma: "Como ahora nadie quiere pagar por la m¨²sica, te imponen actuar. Pero hay artistas que no casan con el directo. Carlos era como Brian Wilson: nadie deber¨ªa pedirle que llevara Pet sounds de gira". n
Viaje alrededor de Carlos Berlanga. Madrid (sala de exposiciones El ?guila, entre el 12 de diciembre y el 7 de marzo). EMI planea editar Reproches y vehemencias: lo mejor de Carlos Berlanga, una recopilaci¨®n que tambi¨¦n rescatar¨¢ maquetas in¨¦ditas.
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