Una esp¨ªa con mucho Garbo
Fue el m¨¢s famoso esp¨ªa espa?ol de todos los tiempos. Juan Pujol Garc¨ªa, Garbo, trabaj¨® para los aliados durante la II Guerra Mundial y fue pieza decisiva en el ¨¦xito del desembarco de Normand¨ªa. Condecorado por los alemanes, que siempre le creyeron uno de los suyos, y tambi¨¦n por los ingleses, pas¨® a la historia y a la leyenda. Sin embargo, nada se ha escrito sobre su esposa, Araceli, ni sobre su influencia en el ¨¦xito de Pujol como agente doble. El documental Hitler, Garbo... y Araceli descubre su vida.
Se llamaba Araceli Gonz¨¢lez Carballo y hab¨ªa nacido en el Lugo de 1914, en una familia acomodada. Tuvo una infancia feliz. Era una belleza, y habr¨ªa hecho una buena boda si la Guerra Civil no hubiese enviado al frente a los muchachos que la cortejaban. Araceli se ofreci¨® como voluntaria en un hospital de sangre. Para sorpresa de quienes la conoc¨ªan, la ni?a bien vaciaba orinales, pelaba patatas y se despellejaba las manos en el agua helada. Viendo de cerca el sufrimiento, Araceli madur¨®. A finales de 1938 dijo que quer¨ªa marcharse de Lugo. Su padre le encontr¨® un puesto en Burgos como secretaria del gobernador del Banco de Espa?a. All¨ª, en febrero de 1939, conoci¨® a un joven oficial llamado Juan Pujol.
A Pujol, los servicios secretos del Reich le bautizan Arabel en homenaje a su esposa (Araceli bella)
Los alemanes nunca sospecharon del agente doble Arabel, y Hitler concedi¨® al espa?ol la Cruz de Hierro
En 1984, la radio inform¨® que hab¨ªa reaparecido Pujol, al que se hab¨ªa dado por muerto 30 a?os atr¨¢s
Pujol hab¨ªa comenzado la guerra en el ej¨¦rcito republicano para pasarse luego a las tropas franquistas. El bando nacional le decepcion¨®. Interesado en la pol¨ªtica internacional, intuy¨® la cat¨¢strofe que traer¨ªa el avance de los fascismos en Italia y Alemania.
El flechazo entre Araceli y Juan fue inmediato. Al terminar la guerra, y ya casados, se trasladaron a Madrid. La invasi¨®n alemana a Polonia llega ese mismo a?o. La certeza de que el mundo iba a saltar en pedazos no dej¨® indiferentes a dos j¨®venes idealistas que acariciaban la idea de entrar en la historia. Con ingenuidad, Juan y Araceli visitan la embajada brit¨¢nica en Madrid para ofrecerse a colaborar en la lucha contra Alemania. Su propuesta no es tomada en serio: donen dinero, les dicen. Araceli sugiere a su marido que puede convertirse en pieza apetecible para los brit¨¢nicos siendo colaborador del III Reich.
La embajada alemana recibe con simpat¨ªa la visita de un oficial del ej¨¦rcito de Franco. Pujol repite la oferta hecha a los brit¨¢nicos y exagera al hablar de sus contactos en el extranjero. Los alemanes le ponen a prueba: ?ser¨ªa capaz de conseguir un visado para entrar en Inglaterra?
Empieza la aventura. Pujol viaja a Lisboa, donde se las arregla para fotografiar el salvoconducto de un empresario y reproducirlo en una plancha de metal para fabricar un tamp¨®n con el sello oficial de la embajada espa?ola. Con ¨¦l falsifica una visa. Vuelve a Madrid y muestra su bot¨ªn a los alemanes.
Pujol entra a trabajar para los servicios secretos del III Reich, la famosa Abwehr. Se le bautizar¨¢ como Arabel, en homenaje a su esposa (Araceli bella), y se le asigna un hombre de contacto, Federico Knappe, que le instruye en el manejo de c¨®digos cifrados. Debe trasladarse a Inglaterra. Pujol se pregunta c¨®mo va a moverse por Gran Breta?a si ni siquiera sabe ingl¨¦s. Araceli le anima a seguir. Se instalan en Lisboa, haciendo creer a los alemanes que Pujol se encuentra en Londres.
Pujol env¨ªa a la secci¨®n espa?ola de la Abwehr informaciones que extrae de la prensa portuguesa, de conversaciones en los caf¨¦s... y de su propia imaginaci¨®n. El material es tan endeble que los alemanes pueden darse cuenta de que los est¨¢ enga?ando. Para averiguar el grado de confianza que merece Arabel, Araceli regresa a Madrid. Federico Knappe recibe la visita de una joven muy guapa que le dice que su marido se ha marchado a Londres y apenas tiene noticias suyas. Sabe que ha mantenido reuniones con ¨¦l. ?Puede facilitarle alguna informaci¨®n sobre sus actividades? Knappe finge no saber de qu¨¦ le habla. Araceli rompe a llorar. Le muestra la foto de su hijo reci¨¦n nacido. Teme que Juan la haya abandonado... Quiz¨¢ los servicios secretos de Hitler no hab¨ªan preparado a Knappe para resistir el llanto de una joven hermosa. Knappe consol¨® a Araceli: ten¨ªa su palabra de que Juan Pujol estaba haciendo una labor esencial para el futuro del III Reich. Los alemanes hab¨ªan mordido el anzuelo.
Pujol consigui¨® enviar a la Abwehr una informaci¨®n muy valiosa que hablaba de la salida de una flota brit¨¢nica desde el puerto de Liverpool con destino a Malta. Hab¨ªa obtenido los detalles por casualidad, pero los alemanes los valoraron como una prueba de su pericia. La fortuna quiso que los ingleses interceptasen el mensaje de Arabel. La existencia de un agente alem¨¢n sin identificar caus¨® inquietud entre la inteligencia brit¨¢nica, que cre¨ªa tener localizados a los esp¨ªas que se mov¨ªan por territorio ingl¨¦s.
Araceli cree que ha llegado el momento de contactar con los aliados. Consigue una entrevista con el agregado naval norteamericano en Lisboa, Edward Rousseau, y presenta pruebas de la identidad de Arabel. Araceli convence a Rousseau de que Arabel est¨¢ dispuesto a ponerse a disposici¨®n de los brit¨¢nicos para trabajar como agente doble. Se prepar¨® una operaci¨®n para trasladar a Londres a toda la familia Pujol, quien recibi¨® otro nombre en clave: Bovril.
Corr¨ªa la primavera de 1942. Juan se puso a las ¨®rdenes del MI5, que le busc¨® una tapadera como int¨¦rprete de la BBC. Mientras, la Abwehr recib¨ªa informaciones de Arabel sobre las zonas que deb¨ªan ser bombardeadas, sin sospechar que Pujol estaba seleccionando objetivos donde se causaban pocas bajas. Para confundir a los alemanes, Arabel hac¨ªa llegar fotos trucadas de ruinas y cad¨¢veres. Logr¨® persuadir a la Abwehr de la creaci¨®n de una red de 20 agentes. La capacidad de convicci¨®n de Pujol hace que los brit¨¢nicos le rebauticen como Garbo.
Para la familia, aquellos fueron tiempos intensos. Araceli y Juan saben que con cada informaci¨®n falsa que llega a la Abwehr, el peligro para ellos se multiplica. Acaban de ser padres por segunda vez y, a pesar de la tensi¨®n constante, Araceli es feliz en Londres. Se hace un hueco en la sociedad inglesa. Conoce a la duquesa de Kent y a otros miembros de la aristocracia. Tambi¨¦n Winston Churchill simpatiza con ella. En una ocasi¨®n, mientras estaban charlando, del puro de Churchill se desprendi¨® un mont¨®n de ceniza que fue a parar a su chaqueta sin que ¨¦l se diera cuenta. Los presentes intercambiaron miradas inc¨®modas. Fue Araceli quien reaccion¨®: "?Tenga cuidado, sir Winston...!", le dijo, mientras sacud¨ªa los restos del cigarro. Cuando se lo solicit¨®, el propio Churchill firm¨® un permiso para que pudiese viajar a Espa?a y visitar a su familia.
En el a?o 1944, Pujol particip¨® en la m¨¢s importante misi¨®n como agente doble: la operaci¨®n Fortitude, que ten¨ªa como objetivo confundir a los alemanes en cuanto al lugar de entrada en Europa de las tropas americanas. El desembarco de Normand¨ªa marc¨® el principio del fin de la II Guerra Mundial. Los alemanes nunca sospecharon de Arabel, y Hitler concedi¨® al espa?ol la Cruz de Hierro. El agente Garbo recibe tambi¨¦n la Orden del Imperio Brit¨¢nico, pero no podr¨¢ recogerla: el MI5 ha recomendado el regreso inmediato a Madrid de Juan Pujol.
Ya en Espa?a, Arabel es citado por la Abwehr. Pujol quiere ignorar la llamada, y es Araceli quien acude al encuentro, que puede ser una trampa. Pero el contacto alem¨¢n s¨®lo quiere entregarle un dinero con el que el ya extinto Gobierno del Reich desea gratificar los servicios de su agente.
Los Pujol se trasladan a Lugo. La polic¨ªa de la ciudad recibe un mensaje de Madrid: se sospecha que una lucense puede estar involucrada en actividades de espionaje. Al saber que se trata de Araceli Gonz¨¢lez Carballo, las fuerzas del orden aseguran que debe tratarse de un error: aquella mujer extrovertida es la ¨²ltima persona a la que alguien podr¨ªa tomar por una esp¨ªa.
Pujol vive angustiado ante la posibilidad de ser descubierto. La pareja se muda a Caracas, donde nacer¨¢ su hija Mar¨ªa Eugenia. Juan y Araceli est¨¢n cada vez m¨¢s distanciados. Ella no se adapta a la vida en Venezuela, pero Juan no quiere volver a Europa. Deciden separarse. Araceli regresa a Lugo con sus hijos y despu¨¦s de tres a?os se instalan en Madrid.
La situaci¨®n econ¨®mica de la familia es delicada. Araceli se pone en contacto con la embajada inglesa, donde recuerdan a la esposa de Garbo. Ella y sus hijos se trasladan a un ¨¢tico de la calle de los Hermanos B¨¦cquer facilitado por los ingleses. Es entonces cuando llega a Espa?a la noticia de que Juan Pujol, ciudadano espa?ol, ha fallecido en Mozambique. Con ¨¦l muere la ¨²ltima pista de Garbo, de Bovril, de Arabel.
Araceli empieza a trabajar para las embajadas inglesa y americana. Aquella espa?ola desenvuelta y cosmopolita se convierte en int¨¦rprete y gu¨ªa para los invitados vip de las delegaciones diplom¨¢ticas. Araceli es la encargada de acompa?ar a los visitantes ilustres en sus paseos por Madrid. Sigue siendo una mujer hermosa, poseedora de una arrolladora simpat¨ªa, que vive volcada en sus hijos -Juan, Jorge y Mar¨ªa Eugenia- y en su trabajo de relaciones p¨²blicas de lujo para americanos e ingleses.
En 1956, el americano Edward Kreisler acababa de llegar a Madrid para desarrollar un negocio de artesan¨ªa espa?ola, pues, a pesar de la pujanza del turismo, todav¨ªa no se contaba con un mercado de souvenirs. Kreisler, procedente de una acaudalada familia de Ohio, ten¨ªa contactos en Espa?a y dej¨® el negocio del autom¨®vil para probar suerte en otro campo. Era un hombre inteligente y atractivo. La fortuna familiar y su pasado como actor -hab¨ªa hecho teatro en Broadway y trabajado en Hollywood como doble de Rodolfo Valentino- aumentaban su capacidad de seducci¨®n. Como a otros visitantes de post¨ªn, Araceli fue la encargada de servirle de int¨¦rprete, y el americano no tard¨® en enamorarse de aquella mujer espont¨¢nea y bella.
Edward y Araceli pusieron en marcha un pr¨®spero negocio de recuerdos para turistas. Bautizaron la tienda con el nombre de Festival, y cada d¨ªa centenares de extranjeros se llevaban de all¨ª los objetos m¨¢s variopintos.
Araceli se casa con Kreisler en 1958. Edward da su apellido a los tres hijos de Pujol y forman una nueva familia. Su negocio va bien, y en 1965 Araceli propone ampliarlo fundando una galer¨ªa de arte, la famosa Galer¨ªa Kreisler, que llegar¨¢ a tener sucursales en varias ciudades. Los Kreisler son parte importante de la sociedad madrile?a. Siguen siendo anfitriones de viajeros ilustres y no es raro verles cenar en los locales de moda en compa?¨ªa de americanos famosos de paso por Madrid. Algunos llegan a decir que Araceli y Edward son en realidad agentes de la CIA y los negocios son s¨®lo una tapadera para sus actividades de espionaje.
La vida de la familia transcurri¨® sin sobresaltos. Los hijos se casaron. Araceli se convirti¨® en abuela. Ella y Edward segu¨ªan trabajando en la galer¨ªa. Y una ma?ana de 1984, Juan Kreisler escuch¨® por la radio que hab¨ªa reaparecido el m¨¢s importante esp¨ªa espa?ol. Se llamaba Juan Pujol Garc¨ªa, viv¨ªa en Venezuela y se le hab¨ªa dado por muerto 30 a?os atr¨¢s...
Los acontecimientos se precipitaron. Los medios se hicieron eco de la noticia, especialmente cuando se supo que Pujol iba a ser recibido en Buckingham Palace para hacerle entrega, con todos los honores, de la Orden del Imperio Brit¨¢nico. La fotograf¨ªa de Garbo ocup¨® las p¨¢ginas de los peri¨®dicos... y Araceli recibi¨® una llamada del que fuera su marido. Pujol dijo a la se?ora Kreisler que quer¨ªa ver a sus hijos.
Araceli habl¨® con Juan, Jorge y Mar¨ªa Eugenia, que accedieron a encontrarse con Pujol. Padre e hijos se citaron en Barcelona. Juan Kreisler recuerda lo que su madre les dijo antes de partir: "Que os cuente lo que ¨¦l quiera. No hurgu¨¦is en las heridas del pasado". Ella sab¨ªa de las terribles dificultades que hab¨ªa pasado Juan Pujol y no quer¨ªa que escuchase reproches de sus hijos. Cuando los tres hermanos se encontraron con su padre, se fundieron con ¨¦l en un abrazo.
Gracias a que Araceli foment¨® aquel encuentro, la historia de Pujol tuvo un final feliz. El antiguo esp¨ªa viaj¨® a Madrid para conocer a sus nietos y durante a?os envi¨® largas cartas a Tamara, la mayor. A su vez, los suyos volaron a Venezuela para abrazar a la nueva familia de su padre, que se hab¨ªa casado all¨ª y ten¨ªa otros tres hijos.
Juan Pujol muri¨® en Venezuela en 1988. Araceli le sobrevivi¨® dos a?os. Falleci¨® en Madrid a consecuencia de un derrame cerebral. Nadie supo nunca su verdadera historia. Meses antes se hab¨ªa escandalizado con las memorias de Aline Griffith, en las que la condesa de Romanones afirmaba haber trabajado como esp¨ªa para la inteligencia americana: "Pero, ?c¨®mo se atreve esta mujer a contar estas cosas? ?Ay, si yo pudiera hablar..., si yo hablara...!". P
El documental 'Hitler, Garbo... y Araceli' se emitir¨¢ estas navidades por la Televisi¨®n de Galicia.
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