Agresi¨®n inaceptable
El ataque de un exaltado contra Silvio Berlusconi exige una condena en¨¦rgica y sin reservas
La agresi¨®n sufrida el domingo por Silvio Berlusconi en Mil¨¢n no deber¨ªa contar con la condescendencia de nadie. Nada se puede aducir: ni el desd¨¦n del primer ministro hacia el Estado de derecho, ni las causas penales que pesan sobre ¨¦l y que trata de esquivar mediante leyes ad hoc, ni sus iniciativas populistas contra minor¨ªas como los gitanos o los extranjeros, ni su confusi¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, que abarca desde los intereses empresariales hasta los esc¨¢ndalos, pueden invocarse como disculpa y, menos a¨²n, como justificaci¨®n del brutal ataque. Y la raz¨®n es que, como ciudadano y tambi¨¦n como primer ministro, Berlusconi tiene un derecho inalienable: el respeto a su dignidad. Y, por descontado, a su integridad f¨ªsica.
La polic¨ªa logr¨® detener de inmediato al agresor, que result¨® ser un hombre de 42 a?os que actuaba en solitario y con trastornos mentales. Si no aparecen m¨¢s datos, no tiene sentido que se pongan en circulaci¨®n teor¨ªas conspirativas para explicar el ataque, asegurando que se trata de un atentado terrorista o que existe una campa?a de odio orquestada contra el primer ministro. De la misma forma que su posici¨®n al frente del Ejecutivo no exime a Berlusconi de someterse a la jurisdicci¨®n de los tribunales para responder por los posibles delitos que ha cometido, el hecho de que haya sido v¨ªctima de una inaceptable agresi¨®n no le autoriza, ni a ¨¦l ni a su partido, a cargar contra una oposici¨®n que cumple con su deber cuando denuncia los atropellos del Ejecutivo.
Tan miserable y pol¨ªticamente desestabilizador resultar¨ªa que la oposici¨®n hubiera mostrado la m¨¢s m¨ªnima condescendencia hacia el ataque, lo que por lo general no ha sucedido, como utilizar el ataque para acorralar y silenciar a la oposici¨®n, algo en lo que, sin embargo, s¨ª est¨¢n incurriendo algunos aliados de Berlusconi.
La degradaci¨®n de la vida pol¨ªtica en Italia est¨¢ traduci¨¦ndose en un grave desprestigio de las instituciones, que corre el riesgo de provocar, a su vez, un deterioro profundo y casi irremediable del sistema democr¨¢tico. Son muchas las luces de alarma que se encendieron antes de esta agresi¨®n. Y es probable que se enciendan muchas m¨¢s en los pr¨®ximos d¨ªas y semanas. El Gobierno italiano no debe prevalerse de la conmoci¨®n provocada por el ataque para seguir adelante a toda velocidad con sus proyectos legislativos para garantizar la impunidad del primer ministro.
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