De nuevo, la Justicia
La pasada semana realizaba algunos comentarios sobre la imputaci¨®n del senador y secretario provincial del PSOE, Jos¨¦ Antonio Viera. Destacaba, fundamentalmente, que la falta de suplicatorio por parte del Juzgado de Instrucci¨®n 13 de Sevilla -imprescindible legalmente para practicar esta citaci¨®n- no era ni mucho menos, como pretend¨ªa hacer llegar el PP a los ciudadanos, un privilegio tras el que se pudiera esconder este senador.
Antes al contrario, sosten¨ªa entonces que la petici¨®n del suplicatorio es una garant¨ªa del Estado de derecho pues impide que uno de los poderes del Estado pueda invadir injustificadamente el espacio de otro. Pues bien, en los ¨²ltimos d¨ªas, algunos medios han dado a conocer con prudencia y cierto sigilo que la titular del citado juzgado padece ciertos desequilibrios y se han adoptado algunas medidas de orden judicial, entre ellas el internamiento psiqui¨¢trico y el alejamiento de sus hijos. Sin duda, lo primero que hay que desear es una pronta recuperaci¨®n de su salud. Pero tambi¨¦n hay que decir otras cosas. Entre ellas, que es probable que esta situaci¨®n de desequilibrio nada tenga que ver con el error sufrido en relaci¨®n con la omisi¨®n del suplicatorio como tampoco en la forma de llevar el juzgado en otros asuntos, en los que nada m¨¢s y nada menos se conoce del honor, de la dignidad y de la libertad de las personas.
Igualmente es probable tambi¨¦n que realmente no exista ninguna causa judicial contra ella. No ser¨ªa la primera vez. No hay m¨¢s que recordar el caso del ciudadano canario que en unos d¨ªas ha pasado de tener cara de asesino en algunos peri¨®dicos y televisiones -en algunos m¨¢s que en otros- o ese padre alejado de su hija peque?a por presuntos abusos cuando las heridas que sufr¨ªa en el ano no eran otra cosa que fruto del rascarse por padecer lombrices.
Y entiendo que, en uno y otro caso y en tantos otros, partiendo de una cultura democr¨¢tica deber¨ªamos optar por la presunci¨®n de inocencia. No es de raz¨®n que en una sociedad en la que la presunci¨®n de inocencia tiene carta de naturaleza constitucional se condene sin pruebas y sin juicio por la mera imputaci¨®n o, sencillamente, por el hecho de una detenci¨®n. No es de raz¨®n ni de justicia que pasemos sin soluci¨®n de continuidad de la presunci¨®n de inocencia a la presunci¨®n de culpabilidad. Menos todav¨ªa que medi¨¢ticamente se destaquen unos -caso del senador sevillano- y se silencien otros -caso de esta magistrada-, cuando ambos son relevantes, aunque por distintas razones. En el caso del senador, por el atentado que supone a la divisi¨®n de poderes. En el caso de la magistrada, por la falta de control legal que permite a los jueces administrar justicia sin que exista un mecanismo que permita diagnosticar previamente una aptitud f¨ªsica y mental suficientes para esta tarea constitucional. El hecho de aprobar unas oposiciones no creo que arroje una presunci¨®n de salud y unos conocimientos hasta la jubilaci¨®n. Son situaciones que, de nuevo, reflejan las carencias de un sistema -el judicial- que contin¨²a sin avanzar en la medida que exige una sociedad que, entre sus valores fundamentales, est¨¢ la Justicia.
Mucho se podr¨ªa seguir diciendo de estas situaciones que, por su repetici¨®n, han dejado de ser an¨¦cdotas en una sociedad y en un sistema que piden un cambio radical. Un cambio que para que opere exige un intento por parte de todos los grupos pol¨ªticos de llevar a los ciudadanos una cultura democr¨¢tica que no permita transformar la citaci¨®n de los ciudadanos como imputados en un juicio de culpabilidad, sino que la sospecha venga tras una valoraci¨®n y ponderaci¨®n judicial de los hechos atribuidos. Tambi¨¦n con un intento de llevar a la Justicia los valores y avances sociales que nos hemos dado, sin que intereses de grupos la desdibujen hasta perder su aut¨¦ntico sentido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.