"Si paro de rodar, me muero"
El director portugu¨¦s Manoel de Oliveira, decano del cine mundial, estrena a los 101 a?os su nuevo filme - Ya prepara el siguiente, con la actriz Pilar L¨®pez de Ayala
Encima de la mesita del sal¨®n, entre decenas de papeles, hay un folleto titulado Ventajas de Internet. Si llama la atenci¨®n en la estancia, un sal¨®n luminoso en el quinto piso de un bloque en el mejor barrio de Oporto, es porque el apartamento pertenece a Manoel de Oliveira, el director de cine portugu¨¦s que el pasado viernes cumpli¨® 101 a?os y que lleva desde inicios de los a?os noventa filmando una obra por a?o. Bien un documental, bien una pel¨ªcula, bien alg¨²n corto conmemorativo, el caso es que Oliveira no descansa. "?Que si pienso en parar? Tengo en mente un mont¨®n de proyectos. Ahora bien, no s¨¦ si la vida me va a dar para hacerlos todos". Y sonr¨ªe. Oliveira empez¨® como actor cuando el cine era mudo, film¨® su primer documental, Douro, faina fluvial, en 1931 y dirigi¨® su primer largo de ficci¨®n, Aniki-B¨®b¨®, precursor del neorrealismo, en 1942. Si no ha acumulado una obra desaforada es porque la dictadura de Salazar cercen¨® su carrera. Ahora est¨¢ en pleno desquite.
"La t¨¦cnica no pertenece a la expresi¨®n. El arte s¨ª, a la vida"
"El tiempo carece de movimiento, el movimiento est¨¢ dentro del tiempo"
Y como ejemplo, ma?ana estrena en Espa?a Singularidades de una chica rubia, una visi¨®n muy ir¨®nica de los problemas morales y econ¨®micos de la burgues¨ªa y el atontamiento que provoca el amor pasional. "El fil¨®sofo Spinoza dec¨ªa que creemos que somos libres porque ignoramos que nuestros actos son comandados por las fuerzas m¨¢s oscuras. Y Ortega y Gasset, que cada d¨ªa me gusta m¨¢s, habla del hombre y sus circunstancias. Esto define lo que pienso de la pasi¨®n". Oliveira se ha basado en el primer relato que escribi¨® su compatriota E?a de Queir¨®s, que el cineasta ha trasladado del siglo XIX al XXI. "Toda la iron¨ªa que ves en el filme ya estaba en el relato. Por eso me atrajo".
En cualquier caso, Oliveira, de salud de hierro, que echa a andar por un pasillo a ritmo m¨¢s que ligero y que usa un bast¨®n como mero elemento decorativo, ya est¨¢ pensando m¨¢s en su siguiente proyecto. Mientras atardece en un mi¨¦rcoles lluvioso en su Oporto natal, al cineasta se le hace la boca agua pensando en que pronto empezar¨¢ a rodar El extra?o caso de Ang¨¦lica: "Es un gui¨®n que escrib¨ª en los cuarenta, que se public¨® en los cincuenta y que ahora he retocado. No puedo parar de rodar. Si lo hago, me aburro y me muero".
Durante hora y media de charla, hasta que una de sus hijas interrumpe -su padre la echa con cajas destempladas y finalmente recuerda que el periodista debe coger un avi¨®n-, Oliveira habla de pol¨ªtica ("Espa?a parece que no mira a Portugal, pero lo hace. Yo tengo premios de todas las zonas espa?olas y siempre me han atendido bien") y de Jesucristo. Todas sus respuestas las arranca con una historia que parece no tener relaci¨®n hasta que la lleva a su redil dial¨¦ctico. Y muchas de esas an¨¦cdotas son b¨ªblicas y sobre el perd¨®n, eso s¨ª, con mucha socarroner¨ªa. As¨ª que cuando se le cuenta que su productor espa?ol, Luis Mi?arro, asegura que trabajar con ¨¦l es como trabajar con Luis Bu?uel, Oliveira apunta: "Era otro creyente descre¨ªdo. Sin el catolicismo no existir¨ªan las pel¨ªculas de Bu?uel".
?Y el folleto de la mesa? "No s¨¦ si Internet es bueno. La vida moderna aumenta la capacidad mec¨¢nica sin mejorar la habilidad del hombre. Acabamos dependiendo de la m¨¢quina. Antes cultivabas la memoria, otras habilidades... Piense en los grandes exploradores, como Crist¨®bal Col¨®n, que se lanza a intentar llegar por el otro lado a la India. Sin ordenadores, bas¨¢ndose en su intelecto".
Con los a?os, Oliveira ha decidido mantener fija la c¨¢mara, rodar con planos fijos, ¨¦l que en su juventud apostaba por montajes r¨¢pidos. "Cuando empez¨® el cine, los Lumi¨¨re quer¨ªan dar movimiento a las fotograf¨ªas, que son fijas. El asunto est¨¢ en mover lo que est¨¢ dentro del cuadro, no mover el cuadro. El tiempo no tiene movimiento, sino que el movimiento est¨¢ dentro del tiempo. A m¨ª me cost¨® aprenderlo". Oliveira arranca a gesticular. "?T¨² mueves la cabeza a lo loco para mirar algo? No, las cosas se mueven delante de ti, y t¨² las sigues a veces en una panor¨¢mica. Eso de los directores que alardean de trucos t¨¦cnicos... no, no. Un director portugu¨¦s dijo que escuchaba los comentarios del p¨²blico a la salida de sus pel¨ªculas. Si dec¨ªan que se notaba que hab¨ªa un gran realizador, malo. Si dec¨ªan que era un gran filme, se pon¨ªa contento. Pues eso. La t¨¦cnica no pertenece a la expresi¨®n. Y el arte s¨ª pertenece a la expresi¨®n, a la vida. El arte es pensamiento, imaginaci¨®n, sentimiento... Ah¨ª no entra la t¨¦cnica". Y aprovecha para dar una clase de historia: "El cine se basa en el realismo de los Lumi¨¨re, en la imaginaci¨®n de M¨¦li¨¨s y en la comicidad de Max Linder. Y no hay m¨¢s. En realidad, el teatro es m¨¢s honesto que el cine, porque no te enga?a con sue?os, voces en off o pensamientos de los protagonistas. Lo que est¨¢ ah¨ª lo ves. Muchos no estar¨¢n de acuerdo conmigo, ?verdad? Yo antes ve¨ªa mucho cine. Ahora...".
?Piensa en la muerte? "Un poeta portugu¨¦s dijo que el esp¨ªritu escapa cuando respiramos. Vi morir a mi padre, vi su ¨²ltimo suspiro. Y en ese soplo se iba su esp¨ªritu. Ah¨ª pierdes tu personalidad, queda la materia inanimada. Tambi¨¦n dicen que en esa expiraci¨®n se iba la maldad, hay expiaci¨®n. As¨ª que cuando fallezca, en ese suspiro ¨²ltimo al fin podr¨¦ perder toda mi maldad".
El eterno femenino de un creador
En Singularidades de una chica rubia, la pantalla la llenan un rostro cl¨¢sico del cine portugu¨¦s, Leonor Silveira, y una cara nueva, Catarina Wallenstein. La pr¨®xima la protagonizar¨¢ Pilar L¨®pez de Ayala, otra cara m¨¢gica que a?adir a su celuloide. "Me encantan las mujeres bonitas. En la vida son m¨¢s bonitas que los hombres".
Ense?a una foto de su nieta y de su bisnieta, que ahora est¨¢n en Mozambique. "Guapas, ?verdad? En realidad, creo que todas las mujeres tienen un atractivo natural. La mujer m¨¢s conocida del mundo en pintura es la Mona Lisa, con su sonrisa enigm¨¢tica, y en escultura, la Venus de Milo. Las dos son atractivas, no provocadoras. Y en el vientre de la Venus est¨¢ algo para m¨ª fundamental: la creaci¨®n de la vida. La mujer es la madre de la humanidad, el hombre s¨®lo aparece en un momento. No entiendo a esas esposas sumisas que cuidan a sus maridos. En la naturaleza ning¨²n animal lo hace. Primero deben preocuparse por s¨ª mismas; despu¨¦s, por sus hijos".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.