El hombre que rob¨® el pop
El presente y parece que tambi¨¦n el futuro del pop est¨¢ en manos de -Dios y los estilistas de Rosario y Chenoa nos pillen confesados- un tipo que, cuando le preguntaron por sus h¨¦roes, respondi¨® Margaret Thatcher y Rupert Murdoch. Un personaje que se llevar¨ªa a una isla desierta un disco del blandito de Daniel Bedingfield y un best seller de Jackie Collins.
Simon Cowell, nacido hace 50 a?os en Brighton (Inglaterra), mediocre productor discogr¨¢fico durante la d¨¦cada de los noventa -sus grandes hits fueron los temas oficiales de los Teletubbies y los Power Rangers-, es el creador de formatos televisivos cazatalentos como Factor X y T¨² s¨ª que vales, propietario de la productora Syco (Il Divo, Susan Boyle, Leona Lewis?), descubridor de Westlife y Sinitta, amante de los espejos, los ba?adores de cuello alto y los cigarrillos Kool mentolados. Y la estrella mejor pagada de la televisi¨®n estadounidense. Tan grande es su ascendiente que las televisiones que han comprado los derechos internacionales de sus programas han tratado incluso de colocar entre su jurado a alguien que juegue su mismo rol -juez chulito, desp¨®tico, teatral- como parte intr¨ªnseca del ¨¦xito del formato. Risto Mejide y Miqui Puig dan fe de ello.
El pasado a?o factur¨® m¨¢s de 75 millones de d¨®lares y espera invertirlos, junto a Philip Green (otro magnate del que s¨®lo le diferencia la intensidad en la que ponen sus camas solares) en conquistar Las Vegas el a?o que viene. Pero Cowell, el hombre que mejor entendi¨® que la ¨²nica manera de ganar dinero con la m¨²sica en la d¨¦cada de la fragmentaci¨®n y el P2P era convertir las canciones en producto y retransmitir el proceso, como si de un docudrama se tratara, tiene un problema. El tipo que program¨® la final del Factor X brit¨¢nico justo un mes antes de Navidad, asegur¨¢ndose as¨ª que su ganador tendr¨¢ tiempo de sacar un single y convertirse en n¨²mero uno pentecostal (una tradici¨®n brit¨¢nica que cotiza incluso en las casas de apuestas) debe este a?o luchar contra Rage Against The Machine (RATM).
Un total de 300.000 personas se han unido a un grupo de Facebook cuyo fin es lograr que Killing in the name, el hit de 1993 de la banda angelina de funk metal, se imponga en las listas de ventas al producto que este personaje, capaz de rechazar a una aspirante a concursante de Factor X por no haberse quitado el precio de la suela de los zapatos, proponga. "Que te jodan, no har¨¦ lo que me dices", reza el estribillo del tema de los de Zac de la Rocha. Y es que la sensaci¨®n general es que Cowell ya no presenta productos, los impone. "Es una estupidez", declar¨® este Gran Gatsby en rueda de prensa al saber que una armada subterr¨¢nea de hobbits pretend¨ªa discutir su omnipotencia. "Mucha gente piensa que es una tonter¨ªa apoyar a RATM cuando ellos son de Sony y resulta que Cowell tambi¨¦n trabaja con Sony, por lo que se llevar¨¢ el dinero pase lo que pase. De hecho, se llevar¨¢ el doble", comenta Tim Chester, del semanario brit¨¢nico NME, "pero comprar el tema de RATM es como quemar el castillo que los invasores van a conquistar: es lo ¨²nico que nos queda. Ellos [por Cowell] se van a apropiar las listas de ¨¦xitos, pero nosotros debemos lanzar un ¨²ltimo ataque antes de retirarnos a nuestro b¨²nker y esperar la llegada de ese incierto 2010".
El juez mejor pagado de American idol ha explicitado mejor que nadie que la m¨²sica es un negocio y, mientras nos convenc¨ªamos de que el medio (MP3, P2P) era el mensaje de esta d¨¦cada, ¨¦l cambiaba los patrones y se convert¨ªa en el mensaje. "No tengo ni idea de m¨²sica, no s¨¦ si tengo siquiera buen o¨ªdo. Pero aqu¨ª no estamos hablando de talento", declaraba a The New York Times.
"?sta ha sido la era de Simon Cowell", escrib¨ªa en The Times Caitlin Moran. "En una ¨¦poca en la que los cambios se han sucedido a gran velocidad, grandes industrias se han colapsado y la recesi¨®n ha diezmado occidente, pedimos algo grande y seguro. Lehman Brothers se colapsa, pero Cowell jam¨¢s lo har¨¢". La periodista habla de un personaje capaz de enviarse a s¨ª mismo una carta de 3.500 palabras semanas antes de su cumplea?os y que el diario Daily Mail la publique en su totalidad. Rebecca Hardy, que trabaja para el mismo Mail, viaj¨® este verano hasta su mansi¨®n de Los ?ngeles con el fin de entrevistarle. "Simon es un tipo fascinante, una de las personas m¨¢s cool del planeta. Est¨¢ obsesionado con el orden y la limpieza y a la vez parece un personaje taciturno y hasta triste, algo realmente extra?o, si tenemos en cuenta que hablamos de alguien que rechaz¨® una cena con Obama por incompatibilidad de agendas", comenta la periodista. Se han vendido 150 millones de discos, acudieron 15 millones de espectadores a la ¨²ltima gala de Factor X en el Reino Unido, una fortuna que alcanza los 120 millones de euros y la desfachatez de declarar que odia las posesiones materiales. Simon Cowell, el fantasma de las navidades pasadas, de las presentes y —el Se?or y el abogado de Ramonc¨ªn nos cojan confesados— de las futuras.
Extra¨ªdo de una entrevista que Simon Cowell concedi¨® a Rolling Stone USA:
—?Qu¨¦ es lo que m¨¢s desea en el mundo?
—Dinero, todo el dinero que sea capaz de amasar.
El fantasma de las navidades presentes
Las movilizaciones para arrebatarle a Simon Cowell el n¨²mero uno navide?o hace ya meses que superan la intenci¨®n sat¨ªrica. Hablamos de grupos organizados.
Aunque parezca imposible, a¨²n queda alguna esperanza para convertir la existencia de este villano viral en un infierno polif¨®nico. Como recordaba Popjustice.com, hace cinco a?os, un tal Paul Holt editaba un single navide?o titulado 50 grand for Christmas, una referencia al comentario con el que Cowell le despreci¨® cuando se present¨® a los castings de Factor X. El productor le dijo que si alg¨²n d¨ªa lograba un n¨²mero uno navide?o, le dar¨ªa 50.000 libras de su bolsillo. El tema de Holt lleg¨® al puesto 35. Algunos piensan que el triunfo de ese single de 2004 en las listas de estas navidades ser¨ªa un rev¨¦s mayor para Cowell que la propia victoria de RATM. La bravuconada del hombre que le dio Susan Boyle al mundo y para quien un tema pop es como un H?agen Dazs ("no sabes decir por qu¨¦, pero te encanta"), ha sido casi revivida en la ¨²ltima edici¨®n de Factor X, cuando amenaz¨® con abandonar el Reino Unido si los gemelos Grimes ganaban el concurso. Para su suerte, fueron eliminados un par de semanas atr¨¢s. Y es que, desde el fichaje de Robson & Jerome y el declinar ser juez en la primera edici¨®n de Popstars, Cowell parece incapaz de volver a equivocarse. Incluso ha retado a la raz¨®n colocando a Dannii Minogue como jueza en Factor X sin que el programa se colapse. S¨®lo Holt, un tipo que parece sacado de una banda de tributo a Slade, puede darle un verdadero rev¨¦s dickensiano a este fantasma navide?o.
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