2010, del rev¨¦s
Dicen algunos gur¨²s que 2010 va a ser peor que el a?o que ahora dejamos. Qui¨¦n sabe. Quiz¨¢ consideremos que la profec¨ªa de Jeremy Rifkin El fin del trabajo, hecha en 1995, se ha ido cumpliendo paso a paso y nos preguntemos, una vez m¨¢s, por qu¨¦ tropezamos tantas veces con la misma piedra. Si no somos capaces de inventarnos un trabajo para todos y cada uno deber¨ªamos, al menos, intentar hallar la f¨®rmula para vivir sin tener que trabajar. No parece que tanto sabio, con sus pretensiones a cuestas, sea capaz de sentenciar que el consumo indiscriminado, por ejemplo, se ha terminado. Y no hay Gobierno que admita, siquiera, un cambio de lenguaje. ?Qu¨¦ es, por ejemplo, crear riqueza si no lograr que la vida de todos sea mejor?
S¨®lo con la econom¨ªa no vamos a ninguna parte: eso es a¨²n un tab¨² por derribar. Necesitamos a artistas, a gente sensible, a esos individuos que viven la vida al margen de la feroz competencia para que nos ayuden a encontrar un humanismo afable y acogedor. Como ha recordado el soci¨®logo Richard Sennet en El artesano (Anagrama), ese humanismo se crea en torno a lo que ¨¦l llama cultura material, es decir, algo tan real como la necesidad de comer para vivir. Nada de divagaciones, que ¨¦sas quedan para los profetas, los tecn¨®cratas y los jeques del dinero, es decir, para quienes juegan al cuento de la lechera con la grandilocuencia de la globalizaci¨®n y la cultura del conocimiento. Tan grandes palabras -junto con innovaci¨®n y liderazgo- son hoy sin¨®nimo de la nada.
Se trata, simplemente, de sobrevivir al derroche de fuegos artificiales bajo el que se oculta la corrupci¨®n, la estulticia y una ignorancia tan absoluta que es capaz de creer que ha inventado la p¨®lvora. Internet est¨¢ plagada de estos inventores, de profesores Franz de Copenhague, de plagiadores y los piratas de ideas circulan, ufanos de s¨ª mismos. Tal futuro es el que se vislumbra: est¨¢ claro que se trata de profundizar en la gran tarea de volvernos todos un poco m¨¢s tontos. Desocupaci¨®n + televisi¨®n, ?es ¨¦se el futuro que aguarda a la mayor¨ªa? Que 2010 demuestre todo lo contrario.
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