Bajo billetes ensangrentados
El Ej¨¦rcito de M¨¦xico manipula el cad¨¢ver del 'narco' Beltr¨¢n Leyva para lanzar una advertencia a los capos de la droga
Nunca un general tuvo tanta escolta. Sobre todo, despu¨¦s de muerto. Decenas de soldados vigilaron desde el mi¨¦rcoles por la noche el cuerpo del narcotraficante Arturo Beltr¨¢n Leyva, abatido a tiros por los infantes de la Marina de M¨¦xico en Cuernavaca (Estado de Morelos). Nadie ha reclamado a¨²n el cad¨¢ver de El jefe de jefes, pero no ser¨ªa la primera vez que los deudos de un capo quisieran ofrecerle un ¨²ltimo homenaje recuperando sus restos a golpe de granada y r¨¢fagas de AK-47.
La influencia de la cultura del narcotr¨¢fico alcanza ya l¨ªmites espeluznantes. Hasta los infantes de Marina, se supone que con el benepl¨¢cito de sus superiores, parecen contagiados por la iconograf¨ªa del crimen organizado. Muchas veces, cuando los sicarios de un cartel dan muerte a un rival, no se conforman con administrarle las balas suficientes, sino que lo presentan en p¨²blico de forma humillante. Como si de un cartel m¨¢s se tratara, la Marina de M¨¦xico present¨® el cad¨¢ver de Beltr¨¢n Leyva con los pantalones bajados y cubierto su cuerpo desnudo por una lluvia de billetes ensangrentados. Para completar el cuadro, uno de los presuntos gatilleros detenidos fue expuesto con signos inequ¨ªvocos de haber sido golpeado.
Lo cierto es que, por el momento, nadie ha bajado a¨²n de Sinaloa para reclamar, por las buenas o por las malas, el cuerpo de uno de sus hijos m¨¢s famosos. Si las autoridades logran que nadie se atreva a ello, el cad¨¢ver de uno de los narcotraficantes m¨¢s poderosos de M¨¦xico ir¨¢ a la fosa com¨²n y la pol¨ªtica de tolerancia cero con el narcotr¨¢fico puesta en marcha por Felipe Calder¨®n avanzar¨¢ un cap¨ªtulo m¨¢s. Otro cap¨ªtulo pol¨¦mico es el que concierne a los artistas, m¨¢s o menos famosos, que se prestan a actuar en las llamadas narcofiestas.
La detenci¨®n de ocho m¨²sicos -entre ellos el afamado cantante mexicano Ram¨®n Ayala, ganador de cuatro premios Grammy- tras ser sorprendidos actuando en el ¨²ltimo sarao organizado por los Beltr¨¢n Leyva, tiene todos los visos de ser un aviso para navegantes. El Gobierno de Calder¨®n, agobiado por el cariz cruento que sigue presidiendo su guerra contra el narcotr¨¢fico, reconoce en privado que no va a permitir ning¨²n acto, cultural o no, que presente a los mafiosos de la droga como h¨¦roes del pueblo. Los artistas, entre ellos Paquita la del Barrio, ya se han puesto en pie de guerra. "Yo he cantado para ellos", ha reconocido la celebrada autora de Rata de dos patas, "pero no lo supe hasta que llegu¨¦ a la fiesta. Son gente muy culta. Y el trabajo es el trabajo...".
De todas formas, si Calder¨®n pretende encausar a quien de palabra, obra u omisi¨®n colabora en M¨¦xico con el narcotr¨¢fico tiene mucho trabajo por delante.
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